El día amaneció más nublado de lo habitual y la avenida Mansiche despliega una escasez de unidades de transporte público, algo inusual para aquel día —jueves—, para aquella hora —6.40 a. m.—.
Voy tarde a la universidad. Subo al primer autobús. Está repleto de gente. Por suerte, o, eso creí, varios pasajeros bajan en el centro comercial Mall Aventura Plaza. Es entonces cuando suben cuatro personas por la puerta de atrás: una mujer y tres hombres.
Una ligera sospecha cavó mi pecho al ver que dos de ellos ocuparon los asientos del fondo y los otros se mantuvieron de pie, a pesar de los sitios vacíos. “Para quien tiene miedo, todo son ruidos”, escribió hace años Sófocles.
Una ligera sospecha cavó mi pecho al ver que dos de ellos ocuparon los asientos del fondo y los otros se mantuvieron de pie, a pesar de los sitios vacíos.
En los pasillos solo estábamos dos colegiales de la Institución Educativa Pedro Mercedes Ureña —ex Centro Viejo—, tres jóvenes y yo; sin embargo, ahora se hallaban estos dos hombres.
La unidad de transporte —ruta M-36, letra LV, de la empresa Nuevo California— se detiene justo frente a la Corte Superior de Justicia de la Libertad.
La avenida América Oeste mantiene un tráfico desmesurado, una gran cantidad de autos particulares estacionados en el carril adjunto al Parque Turístico Cultural César Vallejo.
Yo seguía de pie, pero inquieta por aquellos pasajeros. Los rayos del sol caían directos sobre los árboles, pero dentro del vehículo aún perduraba la sombra.
Todo en un instante
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Trujillo es la ciudad del norte peruano con el mayor porcentaje de criminalidad. Y el futuro es desalentador. El 56% de los peruanos cree que la delincuencia crecerá en el 2024, según una estimación de la compañía Datum.
De pronto, el autobús se estaciona. Uno de los colegiales comienza bajar y subir del carro repetidas veces. Cuando me percato, varios pasajeros ya se encontraban fuera de sus asientos. Observé y entendí la situación: habían hurtado el celular del escolar.
Un señor que vestía camisa de cuadros y una chaqueta marrón, junto con otro de chompa azul, señalan a alguien que está bajando del autobús.
Yo seguía de pie, pero inquieta por aquellos pasajeros. Los rayos del sol caían directos sobre los árboles, pero dentro del vehículo aún perduraba la sombra.
Los adolescentes están nerviosos y desesperados. Deciden confiar y detener a quién es acusado. Sin embargo, de los cuatro pasajeros que subieron en el Mall Aventura con actitud sospechosa, las personas dirigieron la mirada hacia los dos que habían hablado.
Al instante, dos hombres se levantaron de sus asientos y sujetaron a un sospechoso cada uno. “Te crees vivo, tú has sido y estás acusando a otros”, gritó uno de ellos, mientras retenía al de chompa azul.
¿Dónde están los ladrones?
Los presuntos delincuentes querían escapar del vehículo. En medio del alboroto, empujaron e intentaron saltar por encima de todos. Tres mujeres, que se encontraban en los primeros asientos, bloquearon el pasadizo y se enfrentaron a la situación.
Recuperaron el celular del colegial.
Sin embargo, mi inquietud incrementa cuando los pasajeros exigieron al chofer cerrar las puertas y no dejar bajar a nadie.
Es un episodio desconcertante: los dos hombres acusados queriendo huir, pasajeros forcejeando con ellos y la policía sin respuesta alguna frente a este conflicto. Es el pueblo actuando contra quien rompe las normas.
El tiempo transcurre lento, miro la hora en mi celular y tan solo habían pasado diez minutos. Mientras un grupo de pasajeros se enfrentaban a los sospechosos, otros jóvenes se notaban asustados e intranquilos.
“Ya por favor, bájenlos y hay que irnos”, exclamó María Sánchez con los ojos llorosos, estudiante de la Universidad César Vallejo (UCV).
No hay respuesta
En los meses de enero hasta los primeros días de diciembre 2023, se han registrado más de 311 crímenes en toda La Libertad. La provincia de Trujillo con la mayor cifra de muertes. Un número superior a la alcanzada en el 2022 (246).
También lea: Peruanos vs. extranjeros: conflictos, amenazas y delitos son el pan de cada día
“Cuando se necesita, no hay ni un patrullero”, exclamó el chofer. Dos chicas universitarias llaman a la Policía desde sus celulares y los comentarios de los pasajeros culminan en lo mismo: la incapacidad de la fuerza policial está cada día peor, la delincuencia se normaliza más y la población tiene que vivir con miedo.
Ciudadanos que transitaban por el parque se percataron de la escena y llegaron hasta el vehículo.
Es un episodio desconcertante: los dos hombres acusados queriendo huir, pasajeros forcejeando con ellos y la policía sin respuesta alguna frente a este conflicto. Es el pueblo actuando contra quien rompe las normas.
Un hombre de buzo azul y chompa ploma se asomó a la primera fila de la multitud con un palo entre las manos. Ronda los laterales del autobús junto a otros escolares.
“Bájenlos que aquí los estamos esperando”, vociferó, mientras arrastraba la madera por la pista. Las expresiones de las personas que se encontraba observando la situación eran de enojo y decepción.
La Policía no atendía las insistentes llamadas y todos perdían las esperanzas.
Salvados por la Policía
Justo cuando los pasajeros iban a entregar los presuntos delincuentes a los residentes, pasa un patrullero y el chofer baja del transporte público para interceptarlos.
Cruza la pista corriendo y sin mirar a los costados.
Dos oficiales entraron al bus y bajan a los dos sospechosos. Los escolares víctimas los acompañaron.
La patrulla se aleja del lugar, dejando a un grupo de ciudadanos con semblantes de miedo y confusión en el interior del autobús.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) presentó el informe técnico de Estadísticas de Seguridad Ciudadana de marzo a agosto del 2023. El cual sostiene que el 7,2 % de la población, a nivel nacional, fue víctima de intento de robo en este periodo.
Luego de unos minutos, el ambiente tenso e inseguro se convirtió en uno más inofensivo. La plática en esos instantes entre todos los que se encontraban en el vehículo parece de amigos. Las tragedias unen voluntades.
También lea: ¡Esto se salió de control! ladrón ingresa a un funeral, le roba al fallecido y a todos los presentes
Desde el pasajero más anciano hasta escolares y universitarios que aún no llegaban a su destino comparten una historia, que es común por estos lares: formar parte de un acto delictivo.
Quienes se encontraban en el interior del transporte público dejaron en claro la normalización de la criminalidad.
“Parece como si no importáramos”, recalcó Marité Fernández, estudiante de la Universidad Privada Orrego (UPAO). (Escribe Fátima Milla Ravines)