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La Libertad: levántate, te están matando y nadie te va defender

El problema de la delincuencia no son los delincuentes, sino la sociedad y, en especial, las autoridades que han permitido que la región La Libertad se desangre.

Asesinan a un padre y a sus dos hijos frente a su casa, en uno de los parques más bonitos de Trujillo. Dos días después, en el centro histórico, un ladrón acuchilla a una anciana —postrada en una silla de ruedas— que lo descubrió robando.

Tres días después, en la sierra de La Libertad, a diez trabajadores de una empresa minera los encierran en un socavón y las matan con explosivos.

El domingo 3 de diciembre, el dueño de una discoteca recibe disparos en la puerta de su negocio, donde minutos después se presentaría el salsero Tito Nieves, quien interpreta una hermosa canción para su hijo que murió tan joven.

Todo esto ocurrió en La Libertad del miércoles 30 al domingo 3 de diciembre. Cinco días de terror y la evidencia de que la criminalidad no es una cuestión de pocos; sino de todos.

Las balas hablan en la región donde nació César Vallejo, Ciro Alegría y Haya de la Torre. Las balas gritan fuerte en este departamento gobernado por un partido político que tiene alcaldes condenados y prófugos, y tantos congresistas encarcelados.

Todo esto ocurrió en La Libertad del miércoles 30 al domingo 3 de diciembre. Cinco días de terror y la evidencia de que la criminalidad no es una cuestión de pocos; sino de todos.

Las balas gritan en Trujillo donde el alcalde es un sentenciado y cuya familia ha confesado que es un paciente psiquiátrico.

“Hay poca gente buena, por eso hay muchas balas”,  canta Rene Pérez, el de Calle 13.

Estas muertes se veían venir. Minera La Poderosa había advertido, desde agosto, de los ataques que sufrían sus trabajadores y sus instalaciones de parte de delincuentes vinculados con mineros ilegales.

El ladrón que mató a la anciana había sido capturado, meses antes —también robando—, fue liberado. Entonces, continúo con sus fechorías. Esta vez aumentó un delito más a su prontuario: asesinato.

Cuerpo de mineros asesinados yacen cubiertos de frazadas. La Libertad.
Cuerpo de vigilantes de Minera La Poderosa asesinados por delincuentes.

El padre y sus hijos acribillados en un parque habían recibido amenazas.

A todas estas muertes las rodea el halo raposo de que pudieron evitarse.

Sin Estado

El hombre es egoísta y lo mueve únicamente el miedo a la muerte y la esperanza de un beneficio personal, sostiene el alemán Hobbes, por eso necesita de las leyes y la amenaza de un castigo para mantenerse a raya y vivir junto a los demás.

Urge, también, de un ser superior —el Estado— para hacer cumplir esas normas. En un estado democrático, las autoridades elegidas por el pueblo personifican al Estado.

En La Libertad se quejan que no hay Estado. Y es casi una verdad.

En Pataz ocurrió una tragedia y el gobernador regional, quien se enteró del hecho por los periodistas, no ha viajado al lugar, ni siquiera para la foto. Por el contrario, se subirá a un avión que lo llevará a Europa, donde atenderá asuntos estrictamente personales.  

No hay Estado porque la Policía muestra su incompetencia y su cara más corrupta. Suele ayudar a los delincuentes, antes que a la sociedad que necesita amparo.  

El hombre es egoísta y lo mueve únicamente el miedo a la muerte y la esperanza de un beneficio personal, sostiene el alemán Hobbes, por eso necesita de las leyes y la amenaza de un castigo para mantenerse a raya y vivir junto a los demás.

El Ministerio Público lleva una causa abierta contra la agrupación criminal La gran Fa, que opera en la sierra de La Libertad. El setiembre del 2023, los fiscales detuvieron al coronel Arturo Balta Paredes y a 5 policías más acusados de integrar este grupo delincuencial.

No existe Estado porque han pasado siete días y la Policía no da con el paradero de asesinados de los diez trabajadores de Minera La Poderosa. En su lugar y para las cámaras detuvieron a un grupo de sujetos que nada tenían que ver en los acontecimientos.

Es la evidencia de la impunidad al máximo nivel. Un crimen sin castigo es, parafraseando a Voltaire, una ofensa no solo contra la justicia, sino contra la humanidad . “No hay nada tan peligroso como la impunidad, amigo mío, es entonces cuando la gente enloquece y se cometen las peores bestialidades”, escribió Isabel Allende en su libro La isla bajo el mar.

La Libertad: vamos, pueblo

Y lo peor: no existe Estado, porque la parte fundamental de este organismo —el pueblo— está atrofiado, es decir, pasivo y hasta indiferente con estos sucesos de sangre que estallan en sus narices.  

Nos escandalizamos con la noticia, pero después caemos en el marasmo de que esas muertes son un problema de otros. “La indiferencia es el mejor aliado de la injusticia”, sentenció el uruguayo Eduardo Galeano.

Un pueblo activo es el medicamento más efectivo para acabar con las enfermedades de la sociedad. Un pueblo que se moviliza y actúa por el bien común es urgente para atajar a los malos.

Existe una manera efectiva de luchar contra la delincuencia: exigirles a las autoridades —el Estado— a quién deben servir y  quién es el jefe en este contrato social, llamado democracia: por el pueblo, para el pueblo.

Nada de temor. Son ellos que los deben sentir miedo. “El pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo”, sentenció Hugo Weaving.

El Estado debe garantizar seguridad, tranquilidad y bienestar. Es momento de que las personas de bien, se lo hagamos sentir. Quienes nos gobiernan son los encargados, de manera directa, de replegar a la delincuencia, de atajarla y hacerles sentir, a quienes la practican, que no vivimos en la barbarie.

Un pueblo activo es el medicamento más efectivo para acabar con las enfermedades de la sociedad. Un pueblo que se moviliza y actúa por el bien común es urgente para atajar a los malos.

Bienvenida la movilización social, la legítima y necesaria movilización. Los grandes y significativos cambios en el Perú han surgido en las calles. No existe otro camino para que las autoridades actúen por el bien común.

Hay que requerirles con vehemencia, con rabia, con mucho ruido que cumplan su juramento de servicio. Que teman, pero no al delincuente, sino al pueblo organizado y enérgico.

El miedo es poderoso, dijo Michelle Obama, que puede ser una fuerza motivadora para el cambio positivo. Las autoridades necesitan la sombra de un castigo para una acción tan significativa: cumplir su trabajo.

César Clavijo Arraiza
César Clavijo Arraiza
Nació en un desierto frente al mar, donde solo crecen árboles de algarrobos. Dice que le gustan todas las frutas, pero en los últimos meses se ha decantado por el pepino, de origen andino; pero con una mala fama: se cree que si se consume después de beber licor puede causar la muerte. Periodista, escritor, docente, padre y esposo. Es torpe con la pelota, pero ama jugar fútbol. En el 2018 publicó "Tercera persona" y ahora está a punto de terminar un doctorado en comunicaciones.