Las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo y de llamado a la solidaridad para con Walter Alva Alva, considerado uno de los peruanos del Bicentenario. El cajamarquino, egresado de la Universidad Nacional de Trujillo, quien es responsable de uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX —el Señor de Sipán— luchaba contra la muerte en un hospital.
La buena noticia ahora es que se encuentra fuera de peligro, pero deberá continuar con tratamiento para la recuperación total de su salud, contó su esposa Emma Eyzaguirre de Alva, quien, a inicios de semana, había exhortado a los peruanos a la solidaridad para solventar los gastos que demandaron las atenciones del arqueólogo.
En una noticia que divulga la agencia Andina, Eyzaguirre expresó su honda gratitud a todos los amigos, colegas, familiares, periodistas y personas vinculadas a la Cultura que les han hecho llegar su preocupación por la salud del doctor Walter Alva.
“Nuestra familia ha pasado días difíciles, pero hoy me complace informarles que esta situación viene superándose con una recuperación progresiva. (…) El apoyo que solidariamente nos brindan nos ayudará a mantener los cuidados necesarios en adelante”, consideró.
Premio y enfermedad
A inicios de mayo, Alva de 71 año, viajó a Estados Unido para recibir el premio Tlamatini, que lo valora como reconoce amauta de las culturas prehispánicas de América.
“La Universidad Estatal de Los Ángeles-California y la Sociedad de Historia del Arte de dicha casa de estudios evaluaron la dedicación, compromiso, trabajo y contribución al conocimiento de culturas americanas, hecho que me honra como un peruano que recibe una premiación que lleva el profundo espíritu de las culturas mesoamericanas. Este galardón ha sido concedido a reconocidas personalidades de México, como el arqueólogo Matos Moctezuma y el filósofo León Portilla”, declaró el cajamarquino al diario La República.
Evaluaron la dedicación, compromiso, trabajo y contribución al conocimiento de culturas americanas, hecho que me honra como un peruano que recibe una premiación que lleva el profundo espíritu de las culturas mesoamericanas
El periplo afectó su salud, a tal punto que fue internado en la unidad de cuidados intensivos (UCI) en una clínica de Lima. Trascendió que los médicos lo sometieron a varias operaciones quirúrgicas.
Emma Eyzaguirre agradeció, de manera muy especial, a la Clínica Aviva cuya generosidad hizo posible contar con una atención privada.
“Nuestra gratitud a sus médicos por los cuidados y dedicación brindada durante su internamiento, gracias al cual, Walter está fuera de peligro y continuará con su tratamiento hasta su total recuperación”, afirmó.
La esposa de Walter Alva remarcó su agradecimiento de todo corazón a cada una de las personas por su apoyo. “Una vez más, muchas gracias a todos”.
Walter Alva, migrante
Walter Alva Alva nació Contumazá, distrito y provincia de Cajamarca, el 28 de junio de 1951. Hijo de Lorenzo Alva Lezcano y de Carmen Alva Mostacero, se mudó a temprana edad con sus padres a Trujillo, donde cursó sus estudios escolares en el Colegio Nacional San Juan.
En la escuela conoció y entabló amistad con el profesor Max Díaz, quien había sido director del Museo de Arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo. Fue él quien lo acarreó a estudiar las sociedades prehispánicas peruanas. El entonces joven Walter Alva organizó excursiones a sitios arqueológicos del valle de Jequetepeque. Con las piezas que halló, organizó una exposición en el colegio, la primera de su larga trayectoria.
Sipán para el mundo
El descubrimiento de las tumbas reales moches en Sipán le dio fama universal. En febrero de 1987, el arqueólogo fue alertado por la Policía del saqueo de una tumba de la civilización moche en la localidad de Sipán, en Chiclayo. Al sitio arqueológico se le conocía como Huaca Rajada.
Alva y su equipo integrado, entre otros, por los arqueólogos Luis Chero Zurita y Susana Meneses, emprendieron labores arqueológicas de rescate y notaron que, lo que quedaba de la tumba saqueada, evidenciaba una riqueza inusual en los entierros moche hasta entonces conocidos.
Lo que inició como una campaña de arqueología de rescate se transformó en un proyecto arqueológico permanente, al evidenciarse que el sitio podría contener otras tumbas similares. Así fue, en ese y los años siguientes, se encontraron las tumbas intactas de dos reyes moche conocidos como El Señor de Sipán y El viejo Señor de Sipán.
