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Día Mundial de las Ballenas: un cetáceo oculto en la Universidad Nacional de Trujillo

A propósito de la jornada a favor de estos mamíferos —19 de febrero—, es pertinente recordar o conocer que existen restos de un animal marino enterrados en el campus de la universidad peruana *

— ¡¡¡Aquí???

El pánico paraliza. Eso es lo que siente y evidencia la alumna Adelina Rivero Gamboa cuando escucha que una ballena 🐋 está enterrada cerca. Deja de caminar y aprieta la pala de mango enano, que, minutos antes, empleó en el campo de cultivo, donde desarrolló parte de su clase de Entomología, esa ciencia que estudia a los insectos 🐞 y su impacto en la vida de los humanos. 

Es una tarde de jueves de verano y en el Centro Experimental de Producción Alimentaria y Animales Menores (Cepcam), ubicado en el último rincón del local principal de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), el sol rebota con fuerza en los sembríos. 

Al parecer, un veterano bulldog​, que no le ladra ni a los desconocidos, y la alumna Adelina Rivero son los únicos que caminan por este terreno, llamado con sorna como la Siberia, porque es el lugar más lejano del campus y al que envían a los trabajadores que se portan mal.

La ballena enterrada en la UNT varó en el año 1998 en el mar de Huanchaco. (Foto: Pixabay).
La ballena enterrada en la UNT varó en el año 1998 en el mar de Huanchaco. (Foto: Pixabay).

La UNT, fundado por Simón Bolívar en 1824, es la cuarta universidad más antigua del Perú, pero la primera que se creó luego de la independencia del yugo español. Su ambiente principal, en la avenida Juan Pablo, ocupa un espacio de 43 hectáreas, es decir 43 000 metros cuadrados. 

El valor de la ballena

Adelina Rivero caminaba hasta que escuchó lo de la ballena. “No, no lo sabía. ¡¿Pero aquí?!”, repite y da vuelta en busca de algún resquicio del mamífero. Usa lentes de aumento, parte de su rostro está cubierto por un sombrero de tela, carga una mochila, en una de sus manos lleva un envase de plástico de una bebida rehidratante y hasta sus oídos llega un cable para contestar su celular con las manos libres. 

-Me parece rarísimo. Tal vez, alguien de Biología o Pesquería sepan algo -recomienda para salir de ese momento poco grato. 

Minutos más tarde, en otro lado del campus, en las aulas de la Facultad de Ciencias Biológicas, tampoco nadie sabe del animal enterrado en el centro de formación superior, que en el 2024 cumplirá 200 años de fundación. 

Adelina Rivero caminaba hasta que escuchó lo de la ballena. “No, no lo sabía. ¡¿Pero aquí?!”, repite y da vuelta en busca de algún resquicio del mamífero.

“No, no sé nada. Yo voy en sexto ciclo, tal vez a los que estén en décimo les han dicho algo”, dice subiendo las escalares un estudiante que viste polo de rayas y zapatillas Converse. Por la angustia y celeridad con la que camina parece que el profesor está a punto de cerrarle la puerta.

Más calmada, Ester Malqui Castro responde que tampoco sabe sobre el cetáceo. Ella se atreve a decir que para sus compañeros —los estudiantes— y la comunidad trujillana sería de mucha importancia conocer y aprovechar lo que quedó de la ballena que el 13 de setiembre de 1998 varó en Huanchaco. 

Los científicos han descubierto cosas alucinantes de las ballenas. Dicen que imitan la voz humana y que responden a la música no solo con singular interés, sino con movimientos corporales, es decir, bailando. Pero no solo ello, las ballenas jorobadas cantan canciones pop, ese estilo que coronó como su rey a Michael Jackson. Las hembras son madres tan piadosas que adoptan otras especies, como delfines, y fomentan la amistad. Las que gozan de buenas amigas son más saludables y tienen más crías. La ballena más vieja ha vivido 211 años.

Animal en la playa

Fue domingo aquel día. Una llamada de un corresponsal escolar del diario La Industria advirtió a la Redacción de que una ballena había varado cerca de los totorales de Huanchaco. El dato llegó con un viento de incredulidad. ¿Un cetáceo en Trujillo?

En las costas del Perú, es común que varen ballenas. Es recomendable no acercarse a los restos de estos animales (Foto: BuenaPepa)
En las costas del Perú, es común que varen ballenas. Es recomendable no acercarse a los restos de estos animales (Foto: BuenaPepa)

Verla con los propios ojos fue todo un acontecimiento, una mezcla de pena, por la muerte; y asombro, por lo su monumental anatomía. Las cámaras digitales aún no llegaban por estos lares, por eso decenas de curiosos se tomaban fotografía con dispositivos de películas.

En los días siguientes, estudiantes de todos los niveles llegaron para investigarla. Incluso, floreció, un pequeño comercio de transporte y de golosinas. La ballena era alegría para el pueblo que meses atrás sufrió las inclemencias del fenómeno de El Niño. Ese año fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas como el Año Internacional de los Océanos.

De aquella especie se sabe poco. Apenas que es una yubarta o ballena jorobada debido a su costumbre de arquear el lomo cuando se sumerge. Midió 12.50 metros de largo y pesó algo más de 5 mil kilos. Según los científicos,  la ballena azul es el animal más grande del mundo porque puede llegar a pesar 180 mil kilos y medir 30 metros. “Su corazón es del tamaño de un auto y en su boca entran 100 personas”, ilustra una página en internet. 

La ballena azul llega a medir 130 metros de largo. (foto: internet).
La ballena azul llega a medir 130 metros de largo. (Imagen: Pixabay).

Las ballenas son animales errantes. Durante el verano se alimentan en los polos y en invierno se reproducen en los trópicos. Se cree que la especie que varó en La Libertad estaba de tránsito —no se sabe a dónde—, cuando el infortunio lo sorprendió. Los motivos de su muerte nunca quedaron claros. Aunque, algunos estudios dijeron que fueron por causas naturales. 

Las ballenas están en peligro de evaporarse del mar, por eso su caza con fines comerciales fue prohibida en todo el planeta en 1986. A pesar de ese impedimento, en países como Noruega y Japón se  les sigue matando. Decenas de organizaciones en el mundo defiende su protección. 

Tal vez, la ballena más famosa de la Tierra es Moby Dick y la más fotogénica es Willy, que, en verdad, es una orca macho, que luego de filmar la taquillera película fue liberada y ahora vive a sus anchas en Islandia, lugar en donde fue capturada cuando era un bebé. Hasta en la Biblia, hay una ballena, esa que se tragó a Jonás y después de tres días y tres noches lo arrojó en una playa.  

Una ballena en casa

El cetáceo que murió en el litoral liberteño, también, estaba destinado para gozar de celebridad. Las autoridades decidieron sacarle provecho a lo que algunos llamaron un regalo de la naturaleza. Resolvieron rescatar su osamenta, para ello la enterraron a unos 40 metros de la línea de la marea con el fin de acelerar el proceso de descomposición orgánica. Emplearon 60 kilos de cal. 

Tal vez, la ballena más famosa de la Tierra es Moby Dick y la más fotogénica es Willy, que, en verdad, es una orca macho, que luego de filmar la taquillera película fue liberada y ahora vive a sus anchas en Islandia.

El plan inicial fue desenterrarla después de cinco meses; pero postergaron la acción para julio de 1999. Llegada esa fecha, otra vez más, aplazaron su exhumación, pero el mar reclamó lo que fue suyo.

Un oleaje anómalo llevó las aguas hasta la tumba del animal y estuvo a punto de transportar los restos. Los representantes de la UNT, en especial los del Museo de Zoología, entonces, cumplieron la tarea que dilataron. Brotaron las críticas sobre el lugar que se escogió para su entierro.

Una noche, unos pillos robaron cinco piezas de la columna vertebral. Entonces, se acordó que el sitio más seguro para que los restos continúen su proceso de descomposición sería en la UNT. Así, el esqueleto llegó  al campus, al  Cepcam, a la Siberia.

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En el ingreso al Cepcam, protegido por un arbusto y sentado en una carpeta de universitario, descansa un vigilante de piel tostada. Tal vez por flojera, por mala educación o porque sufre de  mal aliento, habla tapándose la boca. Cuando se le pregunta por los restos de la ballena, señala la lancha pesquera que está a unos metros. “Al costado”, dice.    

La zona es un cementerio. Reposa lo que el tiempo y el olvido ha dejado de la embarcación Aniceta, de dos buses, de una camioneta y de un automóvil. La tierra está movida y es fácil sospechar que algo yace enterrado. Unos pinos enanos y sin podar resisten el viento. 

La osamenta del mamífero fue enterrada para su posterior exhibición que no llega. (Foto: Pixabay)
La osamenta del mamífero fue enterrada para su posterior exhibición que no llega. (Foto: Pixabay)

Al frente decenas de estudiantes juegan fútbol sin saber que  a pocos metros descansa la osamenta del animal, que en un principio se pensó en desenterrar y exhibir desde el 2001. ¿Por qué sigue sepultada?

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Doris Mercado Paredes del Museo de Zoología ha suspendido sus vacaciones. Es mediodía y regresa de la calle, víctima del calor matinal. Se abanica la cara. 

Ella fue uno de los personajes que actúo con coraje y sabiduría para que los restos del animal lleguen al poder de la UNT, con la finalidad que se les dé un uso didáctico y de exhibición. 

Las ballenas son de los pocos mamíferos que están acostumbrados por completo a la vida del mar –por eso también se les llama cetáceos-, y son descendientes de animales terrestres que pegaron la vuelta al agua después de haber vivido millones de años en la tierra. En el Perú, solo la Universidad Nacional de San Marcos tiene el privilegio de hacer alarde el esqueleto de una ballena.

Dicen que imitan la voz humana y que responden a la música no solo con singular interés, sino con movimientos corporales, es decir, bailando.

“El porqué no la hemos desenterrado y exhibido todavía es porque no tenemos un espacio adecuado”, dice sin dejar de refrescarse el rostro con un papel. 

Se necesita de un área de 100 metros cuadrados para que se luzca la osamenta. El Museo de Zoología contará con ese espacio cuando las oficinas administrativas de la universidad se muden del local, ubicado en el Centro Histórico de Trujillo, al campus de la avenida Juan Pablo II. ¿Cuándo será ello? Solo las autoridades lo saben. 

Retirar los restos (de la ‘Siberia’) sin contar con un espacio idóneo, hubiera sido, según Doris Mercado, una irresponsabilidad. Lo que no considera para nada una negligencia es que los alumnos ignoren de la presencia de los restos en el campus. “Creo que por seguridad no se les ha informado. Puede que algún ‘curioso’ decida ir por la zona  y no se porte bien”, cuenta.

La exhibición del esqueleto de la ballena impactaría de forma notable en el quehacer cultural y económico de La Libertad. Los estudiantes conocerían con mayor claridad a estos animales que inspiran ternura, pero que para los pescadores no son más que unos glotones que  se devoran las especies que ellos padecen por capturar. Además,  Trujillo aumentarían un nuevo producto turístico y decenas de visitantes llegarían para conocer el regalo de la naturaleza.

Antes de reiniciar sus labores propias del museo, Doris Mercado cuenta que cerca de donde está la enterrada la ballena, descansan, además, la osamenta de un cachalote. Pero esa es otra historia. 


*La versión original de este texto fue publicado en enero del 2004 en el diario La Industria de Trujillo.

César Clavijo Arraiza
César Clavijo Arraiza
Nació en un desierto frente al mar, donde solo crecen árboles de algarrobos. Dice que le gustan todas las frutas, pero en los últimos meses se ha decantado por el pepino, de origen andino; pero con una mala fama: se cree que si se consume después de beber licor puede causar la muerte. Periodista, escritor, docente, padre y esposo. Es torpe con la pelota, pero ama jugar fútbol. En el 2018 publicó "Tercera persona" y ahora está a punto de terminar un doctorado en comunicaciones.