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Plaga de grillos: ¿vivir con ellos? No, gracias

Escribe Iveth Xiomara Yamunaqué Gonzales

Astrid Timaná García, estudiante de ingeniería, vive en el distrito de Castilla, en un pasaje colorido de la calle Cápac Yupanqui, en honor a un inca aguerrido y dominante. Cerca cruza una transitada avenida desde donde se escuchan cláxones y el rechinar de los neumáticos de los vehículos.  

Hace algunos meses, a este ruido molesto se le ha presentado un competidor inusual, en el campeonato de malestares que soportan los vecinos. 

Los piuranos no solo lidian con la contaminación sonora de una ciudad que crece desarreglada. Al playlist de ruidos urbanos se ha sumado el cántico de los poderosos y numerosos grillos, que asolan el norte del Perú, como consecuencias de las lluvias de marzo y abril

“Al principio, cuando me doy cuenta del sonido, me fastidia un poco; pero luego mi oído se acostumbra y ya me da igual”, confiesa la universitaria, mientras ríe resignada.

Los piuranos no solo lidian con la contaminación sonora de una ciudad que crece desarreglada. Al playlist de ruidos urbanos se ha sumado el cántico de los poderosos y numerosos grillos, que asolan el norte del Perú, como consecuencias de las lluvias de marzo y abril.

Un solo grillo trae la felicidad: “Cuando el grillo canta cerca de casa, la suerte entra por la ventana”, rez un refrán oriental. El problema brota cuando son multitud, porque están en todos lados, todo el día. Parecen inofensivos, pero, a veces, son tal vez—parafraseando a César Vallejo— los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la muerte.

El acecho de estas criaturas, resulta para muchos ciudadanos, como Astrid, un hostigamiento porque deben, a la fuerza, convivir con ellos sin horario ni fecha en el calendario. 

“¿Vivir con ellos? No, gracias. Al menos yo les tengo entre miedo y asco y tenerlos siempre ahí al costado sin poder hacer nada, me fastidia, porque estoy con la expectativa de que si van a volar o me caerán encima”, continúa Astrid Timaná. 

De igual forma, Cielo Roque, estudiante de Medicina, confiesa que vive presa del pánico por estos pequeños. “Es muy difícil tener que lidiar con ellos. No es la primera vez que veo tantos; pero creo que, actualmente, hay un incremento de estos animalitos”, manifiesta la joven de mediana estatura, ojos apenas rasgados, y quien gesticula incómoda, mientras habla de su fobia. 

El clima es el culpable

Las lluvias, la temperatura elevada y la humedad ayudan a la reproducción de grillos en las diferentes localidades de Piura y Lambayeque. 

Por su parte, el director de la Gerencia Regional de Salud (Geresa) de Lambayeque, Jaime Nombera Cornejo, rechazó que los grillos provoquen daños a las personas, como sí lo hace el zancudo que transmite, entre otras enfermedades, el mortal dengue. 

“El grillo es atraído por el calor, la luz y la humedad. Por ejemplo, se ha demostrado que la luz blanca atrae más que otras luces cálidas”, explicó a la agencia Andina.

Estos insectos esconden y depositan sus huevos en el césped crecido.

Un solo grillo trae la felicidad: “Cuando el grillo canta cerca de casa, la suerte entra por la ventana”, rez un refrán oriental. El problema brota cuando son multitud, porque están en todos lados, todo el día.

Para Carlos Bocanegra López, biólogo pesquero y catedrático de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), los grillos no son nocivos; pero el ruido que hacen estos cuando se encuentran aglomerados, resulta tedioso. 

El uso de pesticidas para darle un fin a estas pequeñas criaturas suena tentador, sin embargo, el Ministerio de Salud (Minsa), pidió a la ciudadanía no usar este tipo de fumigante, debido a que se podrían intoxicar a las personas. 

Tan bullosos

Parece que siempre están en actitud vigilante. Ellos siempre están atentos. Los vistes frente a tu casa, tanto de día como de noche. Antes eran dos individuos vestidos de negro; ahora son miles. No sabes su género, tampoco tienen nombres propios; sin embargo, están presentes. 

Desde una ventana, la puerta, incluso el interior de tu domicilio, miran y cantan una melodía estridente. Puedes iniciar una señal de alerta, un revuelo antes estos personajes y saber lo que se avecina; sin embargo, muchos no son tan valientes para enfrentarlos. 

Los grillos son insectos con un dimorfismo sexual muy claro: las hembras son más grandes que los machos. Tienes tres pares de patas, y su cuerpo está dividido en cabeza, tórax y abdomen, y unas antenas sensoriales. 

Los machos cantan de forma constante para atraer a las hembras. El amor —incluso entre insectos— es música. Cuando quieren imponer su jerarquía frente a otro macho, pelean. Chocan sus antenas, muestran sus mandíbulas, se empujan hasta que uno se rinda. Luego, el triunfador, canta por encima del resto. 

Los grillos habitan casi todos los lugares de la tierra: cuevas, playas, bosques, praderas, zonas arbustivas y otros microecosistemas. Los climas calurosos les favorecen. Son omnívoros, es decir, se alimentan de todo tipo de sustancias orgánicas, tanto animales como vegetales.

Grillos: castigo divino

Piura es una antes de las lluvias y otra después de las lluvias. Los eventos naturales que la azotan la transforman por completo. Sus ciudadanos viven en una preocupación constante; no saben si están presos de sus propios males o es una escena bíblica, casi apocalíptica que cae como una manta de grillos.

A unos meses de las intensas lluvias, los mosquitos se presentaron y desataron la epidemia de dengue, enfermedad que ha cobrado hasta la fecha, 120 muertos en la ciudad del eterno calor. 

Pero es conocido que después de una intensa temporada de lluvias —además del sereno– llegan los grillos. Sucedió en 1983. El fenómeno de El Niño de ese año provocó alteraciones climáticas y meteorológicas. La consecuencia fue la presencia inusitada de grillos, los cuales fueron presentados como casos de plagas de gradación única en sentido histórico. 

Así mismo, 1998, fue un año catastrófico, debido a la presencia y daño que provocaron algunas pestes provocadas por picudo, cigarrita y, sobre todo, nuestro personaje principal, el grillo. 

En el 2017, luego del paso del fenómeno de El Niño, la aparición de grillos dejó a todos consternados. A causa de las fuertes lluvias, creció mayor vegetación; una perfecta combinación entre calor y humedad que favoreció el incremento y reproducción de estas criaturas. 

En el 2023, la historia se vuelve a repetir.

Grillos en concierto para alabar a Dios

Se hizo viral. Los integrantes de la agrupación musical cristiana Hosanna Ministerio ofrecieron un concierto cubiertos de estos insectos en más del 50 % de sus cuerpos. 

El hecho se registró en el centro poblado de Palominos, en el distrito de Tambogrande, en Piura, donde los pobladores sufren por esta plaga de grillos que “inunda” plazas, parques y domicilios. 

“Tu alabanza no depende de las circunstancias. Qué fácil es levantar nuestra voz y adorar cuando todo va bien. Ni siquiera nos cuesta trabajo exaltar a Dios y declarar lo bueno, maravilloso y todopoderoso que es él. Pero ¿has notado lo que cuesta tener esa misma actitud cuando las cosas no van como quisieras?”, escribió la agrupación en su página oficial de Facebook. 

Entre culturas y grillos 

En Perú es extraño que el tema de conversación sea la alimentación a base de insectos, sin embargo, no estaríamos muy lejos de consumirlos. En el 2018, Ángel Alva armó un proyecto de comercialización de harina de grillos y ahora está dedicado a criar estos insectos, junto con sus cinco socios y amigos de toda la vida. 

El joven estudió Negocios Internacionales en la Universidad de Lima, quedó finalista en el Concurso Primer Paso del mismo año. 

Por otro lado, en Asia, específicamente en Tailandia, los grillos son deliciosos snacks, los cuales deleitan miles de paladares tailandeses. Ya sea en barra energética, galleta o salchicha: los insectos, en particular los grillos, son una señal del interés creciente por esta fuente de proteínas amigable con el planeta. 

Los grillos habitan casi todos los lugares de la tierra: cuevas, playas, bosques, praderas, zonas arbustivas y otros microecosistemas. Los climas calurosos les favorecen. Son omnívoros, es decir, se alimentan de todo tipo de sustancias orgánicas, tanto animales como vegetales.

En este país existen unos 20 000 granjeros de grillos activos, los cuales producen 7500 toneladas de alimento por año. La harina que se logra al secar y triturar estos insectos es cada vez más común como aditivo para galletas, pastas y otros alimentos.

Grillos universitarios

Los domicilios son lugares perfectos  para que las criaturas voladoras y saltarinas se escondan; pero también parece que estas quisieran estudiar. 

La situación de las universidades no está muy alejada de lo que se vive al exterior. Ventanas, puertas, paredes y pasillos se encuentran decoradas por estos seres. Una mañana normal en las casas de estudio, hoy en día, resulta ser un cementerio de grillos.

“En la universidad he notado un incremento de estos animales y me siento llena de grillos”, señala Astrid Timaná García. 

La cantidad de insectos alerta a los estudiantes y profesores. Las aulas pueden estar cerradas; sin embargo, el ruido incomoda e interrumpe los procesos académicos. 

“Vieras los grillos, están afuera del salón, así como estudiantes que quieren entrar y el profesor no los dejó pasar, igualitos a los que llegan tarde”, relata. 

Grillos

El grillo más famoso de la faz de la tierra es Pepe el grillo, el compañero de Pinocho. El sentido común de este personaje es tan universal que, en la vida real, ser un Pepito grillo, significa tener la capacidad y destreza para aconsenjar.

La palabra grillo se emplea para describir el caos y el desorden (olla de grillos). También, sirve para ponderar el talento innato o el destino (“Quien nace grillo, muere cantando”: Héctor del Mar, locutor argentino); pero, además, para insultar el talento (“El canto de los grillos era tan monótono como un disco de Mariah Carey, aunque menos irritante”: Harlan Coben, escritor estadounidense).

Las redes sociales han convertido al sonido de este insepto en sinómino de orfandad y soledad. Así, el ruido solitario de uno de estos animales despierta pena; pero el barullo de millones es, simplemente, un tormento, como ocurre, en este momento, en ciudades del norte del Perú.