Escribe Luis Quispe Palomino*
Siempre he creído que, cuando detenemos nuestro pensamiento, suceden cosas ordinarias y muy extrañas. Esta premisa se cumplió en una clase de Lenguaje la vez que mi profesor exclamó: “¡No me pidan disculpas porque no se las pienso dar!”.
En efecto, detuvo su pensamiento. Según él, en una noche de epifanías, se dio cuenta de que las disculpas no se piden, sino se ofrecen. Continuó: “Están en falta y encima quieren que me disculpe. ¡Qué tal raza!”.
Toda el aula se rindió ante él porque ninguno de nosotros encontró fallas en su lógica… en ese entonces.
Las disculpas no se piden, sino se ofrecen. Continuó: “Están en falta y encima quieren que me disculpe. ¡Qué tal raza!”.
Su razonamiento era correcto. Alguien que se equivoca no tiene por qué pedir disculpas, sino ofrecerlas para que la persona ofendida le conceda el perdón. Así fue por un tiempo.
Más tarde, deseché esa idea al consultar, en el Diccionario de la lengua española (DRAE), que con el sustantivo disculpa se forma válidamente la locución “pedir disculpas”, lo cual es importante para entender que hay dos razonamientos que no merecen estar contrariados, sino admitidos por el público general.
Primer razonamiento. Conforme se recoge en el DRAE, las disculpas son razones que se dan para purgar una culpa. En ese sentido, quien comete una falta debe alegar cuáles fueron los motivos por los que incurrió en dicha injusticia, a fin de que la parte perjudicada pueda exculparlo. Siendo esto así y no de otra manera, el infractor ofrece sus razones y el perjudicado evalúa disculparlo.
Cabe precisar que este primer razonamiento se acoge a las definiciones literales de disculpa como razón y pedir como necesitar.
Empero, considerando que “pedir disculpas” es una locución válida para la RAE y para muchos hispanohablantes, conviene escatimar en los demás significados que legitiman su uso.
Segundo razonamiento. También el DRAE nos ofrece dos acepciones para el verbo disculpar: a) dar razones para excusarse (ya mencionada) y b) perdonar las faltas que alguien comete.
Según esta segunda definición, es posible pedir las disculpas, dado que el perdón no se otorga sin que antes la persona interesada lo solicite. Por otro lado, tal como figura en la primera acepción del Diccionario, el verbo pedir muestra tanto una acción de necesidad o carencia, así como de deseo, deseo de ser disculpado.
Al respecto, la Fundéu opina que: “Tanto pedir disculpas como ofrecer disculpas equivalen a disculparse, esto es, pedir indulgencias”.
Por ende, ni el primero designa cualidad de vulgar ni el segundo un nivel elevado de la lengua. Es más, se puede decir que, a diferencia del segundo, el primero lo ha legitimado la costumbre y el habla.
Empero, considerando que “pedir disculpas” es una locución válida para la RAE y para muchos hispanohablantes, conviene escatimar en los demás significados que legitiman su uso.
Llegado a este punto, vale preguntarse cómo es posible que una expresión pueda significar una cosa siendo llamada por su contrario. Me explico. Si en el restaurante pido un vaso de agua, el mozo se dirigirá a la cocina a traérmelo, no entenderá que se lo ofreceré.
En cambio, guiándonos del segundo tipo de razonamiento, cuando digo “Te pido disculpas”, el ofendido comprende que necesito su perdón, no que yo lo perdonaré. Desde ahora advierto que esto va más allá de la simple polisemia que enriquece conceptos.
Así como ocurre en la literatura con la antífrasis, la enantiosemia es un fenómeno lingüístico que permite que una oración signifique sus dos sentidos opuestos. Por ejemplo, en la oración “alquilé un cuarto”, el sujeto podría ser el propietario del inmueble como el ocupante.
También se aprecia este fenómeno en frases como “no es nada”, que quiere decir “algo irrelevante”. Y, por si fuera poco, “te pido disculpas” consta de dos sentidos opuestos: a) discúlpame y b) pídeme disculpas, siendo ambos significados correctos.
Para terminar, es oportuno precisar que no nos encontramos ante una situación de ambigüedad, barbarismo o incorrección; puesto que, como lo he dicho, mientras “te ofrezco disculpas” se refiere a la voluntad del infractor, “te pido disculpas” es la necesidad y el deseo de ser exculpado. Una vez más el contexto otorga el significado completo a las palabras.
*Luis Quispe Palomino (Barrios Altos, 1999). Estudia la carrera de Derecho en la Universidad Privada Antenor Orrego. Ha publicado artículos de opinión y divulgación en las revistas Los Contemporáneos (México) y Taquicardia (Trujillo). En 2020 inauguró el proyecto Disicultura, el cual se ha convertido en la primera editorial de textos de no-ficción, de forma autogestionada, de La Libertad. Actualmente, se desempeña como docente de Lenguaje y corrector de estilo. Reside en Laredo.