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Miguel Grau: el héroe más grande del Perú te espera en casa

Fue un 12 de setiembre del 2023 que el orgullo de ser piurana se le impregnó en la piel. A la universitaria María Selene Revilla Távara no le alcanzan las palabras para compartir la experiencia que vivió cuando se adentró en la casa de Miguel María Grau Seminario, el héroe más importante del Perú.

No es para menos, Piura, la ciudad del eterno calor, tiene en la calle Tacna de su histórico centro, la casa blanca; la cual recibe a sus visitantes con una placa de mármol que reza: “El 27 de julio de 1834 nació en esta casa el contraalmirante Miguel Grau, quien murió heroicamente a bordo del Monitor Huáscar en el Combate Naval de Angamos, el 8 de octubre de 1879”.

Héroe mayor

“Piura se caracteriza por ser la cuna de los héroes. Se le atribuye esa característica porque Miguel Grau es y sigue siendo el héroe más reconocido del Perú; es la representación de la esencia piurana, denotando así coraje y valentía”, señala la joven.

Una casa es más que un lugar donde se vive. En ella hay o queda la esencia de las personas. La casa refleja nuestro carácter. “Tu casa debería contar la historia de quién eres, ser una colección de las cosas que amas”, señala Nate Berkus.

Selene cuenta que, al pisar la casa de Grau, sintió orgullo y nostalgia. A través de los objetos, vio reflejadas las diferentes etapas que vivió el héroe del milenio. Fue un viaje a su época en el nivel máximo. 

“El lugar más impactante fue la parte en donde se encuentra la réplica del Huáscar”.

El Huáscar es el Perú

Y es que siempre sobresalen sus exitosos combates, al mando del monitor Huáscar; pero, también, su hidalguía con el enemigo. Ya decía el historiador José Agustín de la Puente Candamo que el Huáscar, de una u otra manera, representaba al Perú, ya que sus tripulantes eran oriundos de todas partes del país.

“Me envuelve la historia del Combate de Angamos, me imagino como habrá sido para Grau y los demás marinos estar en ese momento y despojarse del miedo para poder enfrentar a sus enemigos”, imagina Selene.

Una casa es más que un lugar donde se vive. En ella hay o queda la esencia de las personas. La casa refleja nuestro carácter. “Tu casa debería contar la historia de quién eres, ser una colección de las cosas que amas”, señala Nate Berkus.

Así como ella, está Lucía Yamile Morán Agurto, estudiante de Educación, quien señala que Piura y sus pobladores se encuentran orgullosos de Miguel Grau, por su valentía y caballerosidad. Por lo tanto, se atreve a decir que para Piura, el peruano del milenio, es un ejemplo de patriota.

“Al visitar la casa de Miguel Grau recuerdo que hice muchas preguntas y mirar tanto como me era posible, las cartas, muebles, admirar los techos altos, la sencillez y elegancia; además, mientras leía las descripciones junto a los artículos, iba uniendo la historia que conocía con lo que tenía enfrente”.

Grau: soy leyenda

La joven suele recordar el preciso momento cuando observaba con detenimiento la réplica en miniatura del Huáscar, la cual fue analizada junto con su madre y ambas fueron transportadas a ese punto de la historia, de esta manera las hizo pensar en cómo sería encontrarse en las situaciones en las que estuvo el héroe.

“Para mí, el lugar más impactante fue su oficina, un lugar ordenado e iluminado. Estar ahí me hizo imaginar todas las noches en vela que este héroe pudo pasar, aquellas, quizá, pensando en su patria, su familia, lo difícil que le sería alejarse de ella para defender el país en el que nació”.

Así como la oficina, Lucía cayó rendida ante el comedor y el patio de la casa museo de Miguel Grau en Piura, pues está segura que en estos, Grau, vio crecer a sus hijos y vivió momentos inolvidables con ellos.

Primer naufragio

El máximo héroe nacional, también llamado Caballero de los Mares y Peruano del Milenio, nació en Piura el 27 de julio de 1834. Fue hijo del teniente coronel grancolombiano Juan Manuel Grau y Berrío, natural de la ciudad de Cartagena de Indias, quien vino al Perú como parte del ejército de Simón Bolívar.

Nacionalizado peruano, se casó con María Luisa Seminario y del Castillo, piurana de nacimiento e hija de Fernando Seminario y Jaime, alcalde ordinario del cabildo piurano y regidor perpetuo.

Grau tuvo una vida difícil desde pequeño. A los nueve años viajó en barco y experimentó su primer naufragio. A esa edad, no se acobardó y su amor por el mar creció.

Selene cuenta que, al pisar la casa de Grau, sintió orgullo y nostalgia. A través de los objetos, vio reflejadas las diferentes etapas que vivió el héroe del milenio. Fue un viaje a su época en el nivel máximo. 

Durante 10 años zarpó en naves mercantes, con tripulantes de todo el mundo. Ser marino era un trabajo rudo, difícil y con tratos muy ásperos.

A pesar de ello, Grau buscó siempre el bien, sin poner excusas, optó por ser un hombre coherente de palabra, pensamiento y acción.

En 1867, se casó con Dolores Cabero y Núñez, con quien tuvo 10 hijos. No contento con servir a la Marina de Guerra del Perú, Grau, también, incursionó en la política, pues en 1876  fue miembro del Partido Civil y se desempeñó como diputado por la provincia de Paita.

En 1868 se reincorporó nuevamente a la Armada. Fue nombrado mandamás del monitor Huáscar y en 1877 asume el cargo de comandante general de la Marina de Guerra del Perú.

“Los peruanos no se rinden”

Este 8 de octubre del 2023 se conmemoran 144 años del Combate de Angamos.

Un día como hoy un grupo de hombres, tripulantes del monitor Huáscar al mando del Caballero de los Mares, don Miguel Grau Seminario, fueron protagonistas de uno de los combates navales más memorables y gloriosos de los que se tenga recuerdo en la historia marítima de las naciones.

Aquel sacrificio heroico se inicia el día 30 de setiembre de 1879, cuando la división naval peruana, integrada por el monitor Huáscar, la corbeta Unión y el transporte Rímac, zarpa hacia el sur en demanda de Iquique, a donde arriban el 1 de octubre.

Grau, combate de Angamos

Aquel día, el Huáscar, al mando de Grau y la Unión, al mando de García, navegan, nuevamente, hacia el sur para continuar incursionando en costas chilenas, actividad que gracias a la habilidad y pericia del piurano y su tripulación había dado buenos resultados.

Ante esta situación, que era inconcebible para los chilenos y que ocasionó el relevo de su alto mando naval, el nuevo comandante en jefe de su escuadra, almirante Riveros ideó planes para la captura del Huáscar, la pesadilla de los marinos chilenos. 

El 8 de octubre a las 9:40 a. m., Grau presentó combate y efectuó el primer cañonazo hacia el Cochrane, que estaba a 1000 yardas de distancia y así empezó el encuentro a la altura de Punta Angamos, en la región de Antofagasta (Chile).

El acorazado chileno estrechó distancias aprovechando su andar y luego inició sus disparos.

A las 9:50 a. m., en pleno fragor del combate un proyectil impactó en la torre donde se hallaba el almirante Miguel Grau, que le causó la muerte a él y a su ayudante, el teniente Diego Ferré. En ese preciso instante fue cuando el marino más grande del continente pasó a la inmortalidad.

Una lucha sin cuartel

Pero el combate continuó. El espíritu vivo de Grau se mantuvo entre los suyos, el Huáscar no se rindió: asumió el mando el comandante Elías Aguirre; la lucha se hizo cada vez más difícil y la primera división chilena entabló también combate con el monitor.

Aquel día, el Huáscar, al mando de Grau y la Unión, al mando de García, navegan, nuevamente, hacia el sur para continuar incursionando en costas chilenas, actividad que gracias a la habilidad y pericia del piurano y su tripulación había dado buenos resultados.

El enemigo con su poderosa artillería demolió, poco a poco, la nave peruana.

Por instrucción expresa del último jefe del Huáscar, el teniente Pedro Gárezon, abrió las válvulas de fondo para hundir el buque y cuando esto se llevaba a cabo, ya con 4 pies de agua en la estructura, el enemigo abordó y tras dominar a la tripulación exhausta, pero con la moral y el orgullo en alto, lo tomaron como presa.

Los oficiales peruanos sobre la cubierta, porque momentos antes habían arrojado al agua sus espadas para no entregarlas, gritando a viva voz uno de ellos: “Los Peruanos no se rinden”.

Grau, Huáscar
En la actualidad, el Huáscar está en poder de Chile.

Se dice que aquel combate es una de las páginas más heroicas de la historia naval del Perú, la cual causa respeto y admiración en todo el mundo, incluso a los marinos y pueblo de Chile.

Según el capitán de corbeta Michel Laguerre Kleiman, asegura que Grau no fue un héroe creado o inventado por las circunstancias. El Caballero de los Mares era un ser humano como cualquier otro, con sueños, temores, aspiraciones, preocupaciones familiares y, también, profesionales, y a pesar de ser un ciudadano como todos, con problemas y obstáculos, supo sobreponerse y ser un gran ejemplo de perseverancia para todos los peruanos.

La casa blanca de Piura

Las calles de Piura son la viva imagen de una reconstrucción estancada, un centro con pinceladas de cemento, casi desaparecido, y una contaminación sonora que ahuyenta a los visitantes. Las avenidas, que antes eran muy transitadas, ahora son albergues de inmigrantes.

A pesar de lo que Piura es en estos tiempos, en la calle Tacna, antes llamada Mercaderes, se observa la casa blanca de la ciudad, un inmueble con historia, nostalgia, luchas y una guerra.

A pocos metros de la plaza de armas, el Museo Casa Grau sede Piura refleja y conserva el estilo arquitectónico decimonónico en el norte del Perú.

De construcción de inicios del siglo XIX, el inmueble perteneció a Fernando Torcuato Seminario y Jaime, abuelo de Miguel Grau. Luego, pasó de generación en generación entre los miembros de la familia Seminario.

El terremoto de 1912 afectó de forma considerable su estructura, quedó casi destruida y abandonada. Para 1989, luego de muchos años de reconstrucción a cargo de la Marina de Guerra del Perú, se logró recuperarla. Abrió sus puertas el 27 de julio del mismo año.

La casa museo presenta una colección de bienes, muebles, vajillas y diversos objetos de la época, objetos que trasladan al visitante al siglo XIX; de la misma manera, expone un renovado guion museográfico, que resalta la historia de la familia Seminario hasta el nacimiento de Miguel Grau.

Además, presenta el esfuerzo realizado por la Marina de Guerra del Perú, para la restauración y puesta en valor de dicho centro cultural.

Miguel Grau en la juventud

El Peruano del Milenio, quien más allá de ser el protagonista de una historia llena de luchas, revela que también fue un hombre de bien, fiel a sus sueños y con un profundo afecto hacia el Perú.

“Miguel Grau, para mí, representa el heroísmo, amor a la patria; pero, sobre todo, compasión y humanismo, ya que cuando se enfrentó a la corbeta Esmeralda, luego de salir victorioso, Grau mostró su lado más humano y salvó a los náufragos chilenos y les perdonó la vida”, señala Selene Revilla.

Según Lucía Morán, desde pequeña su madre le ha inculcado un amor hacia su ciudad, su historia, sus héroes y sus tradiciones. Se atreve a decir que su progenitora es una gran admiradora de Miguel Grau y, por ende, ella ha sido quien ha incentivado este respeto hacia él.

Lucía Morán es una piurana convencida de la grandez de Miguel Grau.

“Mientras crecía en el colegio me enseñaron la historia del Perú y entre esas historias no faltó la de Miguel Grau, su amor por su patria, sus valores y caballerosidad siempre presentes es algo que en definitiva me han cautivado”.

De esta manera, el héroe piurano se convierte en ejemplo para aquellas generaciones que valoran la historia.

Iveth Xiomara Yamunaque González
Iveth Xiomara Yamunaque González
(Piura, 2002). Estudiante de Ciencias de la Comunicación. A pesar de que los caminos de la vida la llevaban a estudiar Sicología o Derecho, descubrió que el periodismo era su verdadero amor. Amante de la investigación, los libros, los gatos y los perros.