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Miguel Grau: la importancia de ser un caballero

A nadie se le llama ‘caballero’ en vano. No es de esas palabras de uso común. ‘Caballero’ es un adjetivo, y, por lo tanto, sirve para calificar o expresar cualidades. “Hombre que se comporta con distinción, nobleza y generosidad”, dice el Diccionario de la Real Academia

Es unánime la condición de caballero de Miguel Grau. En pocos asuntos, los peruanos estamos de acuerdo. En esta, que reconoce la grandeza del paiteño, nacido el 27 de julio de 1834, es una de ellas. En 1999, fue elegido como el peruano del milenio y ubicado en el pináculo de los héroes nacionales. 

La conducta de un caballero es guía y fuente de inspiración. Grau la forjó en la peor de las condiciones humanas: la guerra. 

En pocos asuntos, los peruanos estamos de acuerdo. En esta, que reconoce la grandeza del paiteño, nacido el 27 de julio de 1834, es una de ellas. En 1999, fue elegido como el peruano del milenio y ubicado en el pináculo de los héroes nacionales. 

Su proceder alumbró la oscuridad de la muerte y destrucción. “Como del carbón sale el diamante, así de la negrura de esta guerra sale Grau”, escribió el historiador Jorge Basadre.

Venció el enemigo en la batalla de Iquique. El Huáscar hundió a La Esmeralda, y Grau respetó la vida y salvó del naufragio a varios chilenos. Además, rescató y entregó los restos de los caídos a sus familiares, el más insigne de ellos, el comandante capitán de fragata Arturo Prat Chacón.

A su viuda, Carmela Carvajal, le escribió una carta honorable, en la cual evidencia el respeto por la vida y una nobleza gigante como el océano. 

La misiva es considerada una de las más emotivas y conmovedoras de la historia del Perú. En ella se puede apreciar la caballerosidad y el valor que caracterizaban al Almirante Grau.

El peruano le expresa sus nobles sentimientos y reconoce la valía de su adversario. La carta es un ejemplo de los valores patrios como la honestidad, la lealtad, el patriotismo y la valentía.

Toda una vida

Con esta conducta, Grau consolida su categoría de caballero, la cual forjó desde niño, joven y, cuando, inició su vida familiar, política y militar.  

Grau fue valiente porque fue a la guerra sabiendo las desventajas que padecía frente a un enemigo poderoso. Asumió que a la patria se le defiende en cualquier circunstancia, cueste lo que cueste.

Le costó la vida el 8 de octubre de 1879, durante la Batalla de Angamos.

Grau es guía

En momentos tan complicados y adversos que vive el Perú, con crisis constantes, con distanciamientos, con muertes, intolerancia, con peruanos menos hermanos y más enemigos, con una clase política ciega, sorda y muda respecto a los intereses nacionales y con una población indiferente al porvenir de la nación, la figura de Grau emerge como un faro en tanta tiniebla.  

El Perú vive una guerra de intransigencia y fanatismo. En un contexto similar o peor, Grau supo cómo actuar: dimensionando lo mejor de la condición humana. He allí su legado. He allí su ejemplo. 

En pocos asuntos, los peruanos estamos de acuerdo. En esta, que reconoce la grandeza del paiteño, nacido el 27 de julio de 1834, es una de ellas. En 1999, fue elegido como el peruano del milenio y ubicado en el pináculo de los héroes nacionales. 

El marino nos muestra que podemos y debemos resolver los peores momentos y los más grandes problemas con voluntad, entereza y vocación de servicio; sin cobardía ni traición ni de espaldas al pueblo.

Grau fue, como todos nosotros, un hombre común; pero cuando el deber lo llamó, respondió con un comportamiento honorable: liderazgo, integridad, rectitud, honestidad, desprendimiento y su amor a la patria.

“Grau fue un hombre trabajador, honesto, respetuoso y solidario, que amaba al Perú. La vigencia de su trayectoria, los valores que su vida reflejan, son un conjunto de principios que dan consistencia y coherencia a las acciones de un grupo humano en el tiempo. Nuestra población requiere seguir su ejemplo, particularmente los actores políticos que pretenden guiar por el buen camino los destinos de nuestro país, nuestra región y nuestra localidad. Debemos comprometernos a seguir su testimonio de vida ejemplar e imitar permanentemente”, escribió Pavel Elías

Carta a viuda de Prat
Monitor Huáscar – Pisagua, junio de 1879

Dignísima señora:
Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a Ud., y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar contribuya a aumentar el dolor que hoy justamente debe dominarla.
El 21 del próximo pasado, en las aguas de Iquique, tuvo lugar un combate naval entre las escuadras del Perú y Chile. En él se distinguieron por su valor y pericia los jefes y oficiales de ambas naciones; pero el destino quiso que el comandante del monitor chileno Esmeralda, capitán de navío don Arturo Prat, cayera gloriosamente en defensa y gloria de la bandera de su patria.
Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso deber de enviarle las, para usted, inestimables prendas que se encontraron en su poder y que son las que figuran en la lista adjunta.
Dios guarde a Ud. muchos años.
Miguel Grau.

César Clavijo Arraiza
César Clavijo Arraiza
Nació en un desierto frente al mar, donde solo crecen árboles de algarrobos. Dice que le gustan todas las frutas, pero en los últimos meses se ha decantado por el pepino, de origen andino; pero con una mala fama: se cree que si se consume después de beber licor puede causar la muerte. Periodista, escritor, docente, padre y esposo. Es torpe con la pelota, pero ama jugar fútbol. En el 2018 publicó "Tercera persona" y ahora está a punto de terminar un doctorado en comunicaciones.