-El señor, pobrecito, todo el día tiene la manguera en la mano.
Dice, desde una descompuesta fila, una mujer dicharachera. Quienes están cerca y sufren por falta de agua ríen por el doble sentido con guiños sexuales. El señor, también, participa de la chanza. Se llama David Charcape y trabaja para Sedalib, la empresa encargada de distribuir en Trujillo el recurso que escasea, luego del azote del ciclón Yaku.
David Charcape, en efecto, sostiene una manguera verde y ríe por la broma. Su barba de candado, salpicada de canas, se desordena, como desordenada está la fila de personas que él atiende en la puerta de la estación de Sedalib, en la avenida Túpac Amaru, en Alto Mochica, por la falta de agua en Trujillo.
La fila la conforman decenas de personas; pero, también, recipientes de plástico y unidades móviles, como carretillas y motos furgones. Los reclamos por el respeto al orden son frecuentes. Los conatos de bronca, también. El sol y excesivo calor son otra guerra.
Debe ser uno de los pocos momentos joviales del empleado público desde que comenzó a atender la extensa y profunda demanda por agua que azota a Trujillo, luego de las lluvias que empezaron el viernes 10 de marzo en Trujillo.
David Charcape se siente respetado, tal vez, por eso ríe. Esa suerte no la tiene su compañero, a quien la noche del miércoles 15 le fue muy mal. “Mi compañero vino a atender de ocho a doce de la noche, por colaborar. No es su turno de trabajo. Anteayer vino, y ayer también, pero casi lo han linchado, casi lo han matado. Ha tenido que correrse para salvarse. Ya no creo que venga hoy. Ya no habrá servicio en la noche”, cuenta David Charcape.
La estación atiende a las personas de seis y cuarenta de la mañana hasta las siete de la noche. El agua que Sedalib distribuye en Trujillo lo obtiene de la planta de tratamiento de Chavimochic, la cual dejó de funcionar debido a las intensas precipitaciones. Por esa razón, la empresa informó que restringió el servicio de agua potable, el mismo que se alimentará de los reservorios (55) y cámaras de bombeo situadas en varios puntos de la ciudad, uno de ellos, la avenida Túpac Amaru, donde David Charcape sostiene una maguera para llenar recipientes de plástico.
-El señor ni almuerza. Hasta alfalfa come.
Vuelve a decir la mujer dicharachera y todos ríen alrededor.
Unos baldecitos apenas
Metros más atrás en plena fila, una mujer que solo se identifica como Pilar dice que ya lleva más de cuatro horas esperando para llenar sus baldes. “No tenemos luz ni agua desde hace cinco días”, denuncia.
Vive entre el límite de Florencia Mora y La Esperanza. Por su zona, asegura, son unas 30 personas las damnificadas por la avenida de agua y lodo. Pero la incomoda la espera. “Tenemos unos baldecitos para llenar. Luego, mi cuñado, que ha llegado de viaje, nos llevará en su taxi para la casa, porque no hay para la movilidad. Entre familias tenemos que organizarnos”, señala.
Un panorama similar se observa en la cámara de bombeo ubicada en la avenida Metropolitana I, en la urbanización San Isidro. Cientos de personas llegaron a bordo de vehículos para conseguir agua. El caos es abrumador.
Sedalib publicó, hoy, jueves 16 de marzo, esa lista de puntos donde atenderá a las personas.
Urgente el agua
Una de las zonas más afectadas por las lluvias y la activación de la quebrada San Ildefonso es la avenida Miraflores. En esta arteria, en el cruce con Francisco de Paula Quiroz, en El Porvenir, el panorama es de guerra.
Los vecinos botan agua y lodo de sus viviendas, y maquinaria pesada (cargadores frontales y volquetes) limpian la calle del barro. Allí, Doris Torres implora agua potable. “Agua para el consumo humano, no para lavar”, aclara.
“Tenemos la incertidumbre de que la quebrada esté llena y que en cualquier momento se active nuevamente. Como usted ve, ahora, tenemos mosquitos, ratas; pero lo que necesitamos con urgencia es agua para el consumo humano, no para lavar. Estamos sin cocina. Necesitamos agua. Urgente”, pidió.
Falta agua y falta paciencia
Juan Mimbela León, gerente general de Sedalib, señaló que para que se restablezca el servicio de agua en Trujillo, primero debe volver a funcionar la planta de tratamiento de Chavimochic. No habló de plazo ni fechas.
“Lograr que el sistema se normalice sin la planta de tratamiento es muy, muy complicado. Le pedimos a la población paciencia y que usen el recurso con bastante responsabilidad. El agua tiene que llegar”, señaló.
Informó que, como parte de su plan de contingencia, 25 cisternas atienden a las zonas más necesitadas y de la periferia de Trujillo. A través de sus redes sociales, la empresa solicitó a los negocios de lavados de carros suspender sus servicios.