Escribe Sandy Valeria Crespo Carrasco
Frenar el dengue no es cosa fácil, volver a la virtualidad tampoco; pero sí necesario para la Dirección Regional de Educación (DRE) Piura, la cual dispuso que las clases escolares se desarrollen en la modalidad a distancia, desde el martes 6 hasta el viernes 16 de junio, en los colegios públicos y privados.
La acción busca garantizar espacios seguros y libres del zancudo Aedes Aegypti, a través de la fumigación, deshierbo, poda de arbustos, y otros.
La cosa es grave, y lo dicen las cifras. Hasta ahora, en la región Piura se han reportado más de 29 000 estudiantes afectados por el dengue, y cinco fallecidos. Un ellos fue el joven de 15 años del colegio Enrique López Albújar. Además, unos 3000 docentes se contagiaron, según informó el director regional de Educación, Martín Olivares Chanduví.
¿Qué opina la comunidad educativa sobre la crisis provocada por el pequeño, pero poderoso mosquito? ¿Están de acuerdo con la medida impuesta por la DRE Piura? ¿Creen que las autoridades han mostrado interés por abordar responsablemente el problema?
Virtualidad es complicada para escolares
Solange Torres de Farfán, profesora de inicial del colegio público Leonor Cerna de Valdiviezo, confiesa que es tedioso dictar clases virtuales, más aún cuando se trabaja con niños: “Hay que levantarse un poco más temprano, hay que tener todo listo, y conectarse con ellos”.
Sin embargo, “no es lo mismo, porque en clases presenciales se ve cómo trabaja cada uno, cómo se desenvuelve. En cambio, la modalidad remota es, simplemente, una pantalla, no se sabe qué más ocurre fuera de esta”.
Es frustrante, lamenta. En definitiva, considera que la presencialidad es mil veces mejor. La docente prefiere las clases en las cuales se encuentra físicamente con sus estudiantes, porque está al tanto de quienes no entendieron un tema, para reforzarlos.
Por su parte, Robert Troncos Morales, educador de primaria del colegio privado Antonio Raymondi, sabe que enseñar de manera virtual es un “poco complicado”, porque los alumnos no entienden de la misma forma. Cree que tal vez se deba a la interacción que se establece en las aulas, a diferencia de las pantallas. También duda de que el niño esté completamente atento a las clases.
El tema de la virtualización siempre ha sido complicado. “Durante la pandemia, los niños no absorbieron los conocimientos como debieron. No hacían caso. Apagaban sus cámaras, no estaban frente a las computadoras, y las razones eran diversas: se presentaban problemas técnicos, se iba el internet, sucedía cualquier cosa, y esto dificultaba a nosotros los profesores, no podíamos tener una fluidez”.
Hasta ahora, en la región Piura se han reportado más de 29 000 estudiantes afectados por el dengue, y cinco fallecidos. Un ellos fue el joven de 15 años del colegio Enrique López Albújar.
Una estudiante del colegio Cristo Rey de Sullana, a la que por ser menor no podemos identificar, reconoció que ni la enseñanza ni el aprendizaje son lo mismo cuando se pierde el contacto de la presencialidad física.
“En clases virtuales suelo distraerme. Se va mi internet. La comunicación es muy lineal. En cambio, en la presencialidad, las clases son más dinámicas”, relata.
Reconoce que no todos sus compañeros cuentan con un celular o una laptop, y eso les dificulta recibir clases de manera remota.
Todo sea por la salud
A pesar de tildar a la virtualidad como un dolor de cabeza, Torres considera que por la salud y seguridad de sus niños y de todos los miembros de la institución educativa, las clases virtuales deben ampliarse hasta que los casos desciendan, por dos motivos.
Primero, porque en su aula hay muchos niños contagiados: unos internados y otros siendo atendidos desde casa. Segundo, porque el colegio donde labora es amplio, se encuentra en remodelación y lo más preocupante: hay mosquitos.
Troncos, aunque prefiere la presencialidad, también coincide con Torres: “Sería una buena opción que las clases virtuales se amplíen hasta que se reduzcan los contagios, ya que, en este caso, los más vulnerables son los niños”.
En el colegio en el que enseña hay varios casos confirmados y otros sospechosos. “Los padres se abstienen de ir a sacarles las pruebas por la saturación de los hospitales”. También indica que hay mosquitos en el centro educativo; pero gracias a los padres de familia, en conjunto con el director y docentes, han tomado medidas que han permitido eliminar en gran parte de los zancudos “Han fumigado el plantel y colocan diariamente pastillas para espantarlos”.
“Yo estuve con dengue. Es la peor enfermedad que he tenido. Dolor de músculos, huesos, articulaciones, riñones, sarpullido. Estuve mal por quince días, y me quedó una que otra secuela, pero gracias a Dios, no pasó a mayores porque no fue dengue hemorrágico. Mis colegas también pasaron por lo mismo. Otras están recién presentando los síntomas”, contó Troncos.
Se hacen de la vista gorda
Rivera Córdova, decano del Colegio de Profesores de Piura, se mostró preocupado por la falta de acción por parte del Ministerio de Salud y las municipalidades, quienes afirman haber asignado un presupuesto para las medidas contra el dengue, sin embargo, no en todas las instituciones se ha llevado a cabo la fumigación.
Mientras que, para la profesora Solange Torres de Farfán, la labor de las autoridades no es eficiente. “Su poco interés ha conllevado a la ola de contagios de dengue”. Es más, reveló, que es el director de la institución educativa a la cual pertenece, quien ha ejecutado acciones más efectivas para evitar contagios.
Ha comprado repelentes, espirales y palo santo; también conocido como ‘madera sagrada’, un incienso fácilmente reconocible por su aroma intenso, penetrante y con un toque ligeramente cítrico.
“El Gobierno no nos ayuda, y si lo hace, lo hace mil años después. Es demasiado tarde la reacción, debieron tomar cartas en el asunto desde un inicio, lamentablemente lo hacen cuando ya se formó una pandemia”, finalizó.
Por su parte, el profesor Robert Troncos Morales dice, indignado, que el Gobierno espera a que pasen este tipo de sucesos (refiriéndose al registro de fallecidos por dengue), para recién tomar medidas.
“Los norteños estamos viviendo en carne propia lo que provoca esta enfermedad, y la indiferencia del estado. No ejercen su función como deberían. Recién se están poniendo las pilas. Un plan de acción tardío, pero necesario para evitar que el dengue arrebate nuestras vidas o las de nuestras familias”.
En una primera instancia, las clases presenciales en Piura se suspendieron del 6 al 12 de junio. Sin embargo, luego aplazaron esa acción una semana más. Es decir, los estudiantes regresarán a las aulas físicas el próximo lunes 19 de junio.