El terrorista Néstor Cerpa Cartolini viste la camiseta de Alianza Lima, el equipo de sus amores. Algunos de sus secuaces llevan la de Sporting Cristal y otros, incluso, la de la selección peruana. Los miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru mantienen retenidos, desde hace ciento veintiséis días, a políticos, militares, diplomáticos, jueces y policías en la residencia del embajador de Japón.
Pero, a esa hora, empiezan a jugar su habitual partido de fútbol en el comedor de una de las mansiones que se levantan en la zona más adinerada del Perú. Hasta en el peor encierro, el balón es un escape.
Los miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru mantienen retenidos, desde hace ciento veintiséis días, a políticos, militares, diplomáticos, jueces y policías en la residencia del embajador de Japón.
El inicio del partido es la señal para que los soldados, que están bajo tierra, empiecen el operativo de rescate. El balón rueda y, luego de unos minutos, un estruendo parece levantar la vivienda de sus cimientos.
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El mundo sigue en directo por televisión la liberación de los rehenes, que tarda algo más de media hora. Después, el planeta encumbrará el rescate como una de las operaciones militares más exitosas de la historia. Los soldados serán llamados héroes y el presidente Fujimori se volverá a reelegir. Sin embargo, el mundo aún no reconoce que el rescate empezó cuando los captores dejaron de ser hombres peligrosos por culpa de un balón.
Embajada de Japón está incluido en el libro de cuentos No todo se queda en la cancha, publicado por César Clavijo Arraiza y Ricardo Vera Leyva, con el sello de Infolectura.