Hoy, 9 de febrero del 2024, se cumplen un mes desde que Arturo Fernández Bazán dejó de ser alcalde de Trujillo, gracias a una decisión del Jurado Nacional de Elecciones.
El órgano electoral evaluó el pedido de suspensión contra la autoridad por la causal de sentencia consentida en segunda instancia. Sobre Fernández recae la condena de difamación agravada.
Su examigo Mario Reyna asumió la alcaldía y desde entonces han transcurrido 30 días.
BuenaPepa le preguntó a tres representantes de sectores relevantes de la ciudad, en perspectiva, ¿cómo valora la gestión del llamado Loco de Moche?, ¿cuánto ha cambiado Trujillo sin él?, ¿qué obras urgentes deben ejecutar la nueva administración edil?, entre otras cuestiones.
Omar Ñique
Director del colectivo Comunidad Consciente
La gestión de Arturo Fernández dejó mucha incertidumbre, según Omar Ñique, director del colectivo Comunidad Consciente que agrupa a profesionales de diversas disciplinas para la propuesta de políticas y conducta enfocadas en el bienestar de la ciudad.
Ñique considera que con la ausencia del loco de Moche, “se siente una pausa, se siente el cambio. De una gestión acelerada, con tintes de régimen dictatorial y aparente buena intención, a una gestión que no da muchas esperanzas y que tiende a ser lo ‘tradicional”.
Fernández fue notorio y cuestionado por su mal trato al personal edil, a los ciudadanos y autoridades detractoras, y por su forma anticuada de promocionar cultura como factor de identidad: llevó la escultura de un falo moche a las escaleras del salón consistorial y la de un tiburón y un cóndor en la plaza mayor de Trujillo.
Ñique considera que con la ausencia del loco de Moche, “se siente una pausa, se siente el cambio. De una gestión acelerada, con tintes de régimen dictatorial y aparente buena intención, a una gestión que no da muchas esperanzas y que tiende a ser lo ‘tradicional”.
Es por ello que en aspectos vinculados a ciudadanía, democracia y cultura, Omar Ñique siente que la ausencia de Fernández “no es trascendental para la ciudadanía, ya que con él tampoco se abrieron las puertas para una verdadera participación ciudadana, es decir una consecuente implementación de la democracia participativa”.
“Respecto a la cultura, quiso ser un agente de cambio cultural imponiendo una ideología aún carente de conocimientos ancestrales Moche, encarnando un arquetipo mesiánico. Un camino del que conocemos no hay mucha apertura a la cultura como tal, libre de prejuicios”.
Gerardo Reyes Torres
Presidente de la Asociación del Alcaldes Vecinales de Trujillo
Para Gerardo Reyes Torres, alcalde vecinal de Mampuesto y presidente de la Asociación de alcaldes vecinales de Trujillo, el 2023 fue un año perdido para la ciudad.
“En la gestión de Arturo Fernández se pusieron muchas trabas y excusas y no cumplió con su papel. El señor Fernández no tuvo la voluntad política de hacerlo. Tuvo un presupuesto para seguridad ciudadana, pero no lo invirtió, no le importó”.
“Se compraron 59 patrulleros para que cada territorio vecinal tenga un vehículo que resguarde su zona y no sacaba los patrulleros a las calles”.
A decir del representante de los territorios vecinales, el divorcio entre la municipalidad y la Policía Nacional tuvo consecuencias lamentables que influyeron en el avance criminal.
A un mes de la salida de Fernández del sillón edil, Gerardo Reyes cree que aún se deben reformular las estrategias para atender los problemas de la ciudad: limpieza pública, áreas verdes, seguridad ciudadana y corrupción.
“Es necesario que la nueva gestión atienda estos temas cuanto antes. Esperemos que ahora se trabaje y haya la voluntad política para resolver los problemas que afectan a los trujillanos.
En estos momentos se ve que hay otro escenario, el de querer o intentar articular estrategias con otras instituciones, pero todavía no se ven resultados. El señor Mario Reyna sabe el pasivo que ha cogido. No podemos esperar 100 días de su gestión para ver resultados porque él forma parte del concejo desde el año pasado”.
Luis Miguel González Rosell
Regidor de la Municipalidad Provincial de Trujillo
El regidor de la Municipalidad Provincial de Trujillo Luis Miguel González Rosell considera que, a un mes de la salida de Arturo Fernández Bazán, la gestión edil ha transformado de manera significativa.
“Ha cambiado bastante el tema de la organización, el orden, la administración, el predecir, el trabajar por los proyectos que la ciudad requiere, hay mayor transparencia, mayor diálogo, también, con los regidores y con los funcionarios”, señaló.
Las sesiones de concejo —la máxima instancia del gobierno de la ciudad—, que antes eran un campo de batalla o el escenario ideal para que el exburgomaestre exprese lo peor de su personalidad, también, han cambiado.
“(Ahora) están mucho mejor llevadas, mejor organizadas. El alcalde (Fernández) nunca se presentó a las sesiones de manera presencial, salvo en dos ocasiones que fueron terriblemente violentas y llenas de insultos y caóticas. Decía que el Concejo no servía para nada, menospreciaba todo aporte que los regidores. Él se sentía un iluminado y el único que puede cambiar las cosas”, cuestionó.
Sobre cuál ha sido la decisión o acción más importante que ha tomado el nuevo alcalde Mario Reyna, el regidor valoró que son varias medidas cruciales. “Algunas, a mí, me parecen muy buenas, otras no tan buenas”.
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Destacó que la elección de Mario Guillén Pinto como gerente municipal es uno de los aciertos principales.
“Yo, al señor Luis Guillén lo veo que es una persona experimentada, que conoce. Entonces, me parece que esa es una decisión importante la de nombrar a un buen gerente municipal y elegir, también, a personas correctas en las otras subgerencias”
González cree que el daño más grave de la gestión de Fernández fue el desorden y el caos. “Él se presentaba como una persona que luchaba contra la corrupción y, claro, ese discurso suena muy bonito; pero, hizo muy poco, porque esta se hace de una manera ordenada, sistemática, no hablar por hablar. Se debe formar una comisión investigadora, con asesores, con peritos contables, con juristas para que ellos evalúen y ayuden a determinar, conjuntamente con la Contraloría, la posibilidad de la comisión de delitos. Sin embargo, él (Fernández) simplemente hablaba y gritaba. Entonces, había mucho desorden”.
González cree que el daño más grave de la gestión de Fernández fue el desorden y el caos. “Él se presentaba como una persona que luchaba contra la corrupción y, claro, ese discurso suena muy bonito; pero, hizo muy poco, porque esta se hace de una manera ordenada, sistemática, no hablar por hablar”.
Otro aspecto negativo de la administración de Fernández fue el cambio constante de gerentes. “Ponía gerentes que no estaban a la altura de las circunstancias. Los cambiaba por cualquier motivo, incluso, porque no hacían sus caprichos. Entonces, se ha perdido un año de gestión de gobierno de la ciudad y, en algunos casos, hemos retrocedido”, consideró.
Finalmente, González Rosell enumera tres acciones que la gestión de Mario Reyna debe ejecutar para mitigar los problemas de la ciudad.
“El primero, el tema de la seguridad ciudadana. Se debe colaborar con la Policía Nacional. Hay que incidir mucho en la tecnología. La Policía debe utilizar aspectos modernos para capturar a los delincuentes. Por ejemplo, en el uso de las cámaras, hay que ponerle el aplicativo del reconocimiento facial”.
“El segundo aspecto importante es el orden. El tránsito en la ciudad es caótico y allí, simplemente, es tomar decisiones y aplicar sanciones a quienes incumplen las normas de tránsito. Vamos a ver cómo la ciudad se va a poner en orden al instante”
“Tercero, el tema de las pistas, la limpieza y el ornato de la ciudad. Hay zonas en las que se tienen que hacer un cambio radical del sistema de agua y desagüe para mejorar las pistas. Sedalib tiene ahí mucho que ver. Otro aspecto importante es el ornato, la limpieza, el regado de los parques y jardines. Los árboles se están muriendo de pie, esto ya se lo he dicho al gerente del Segat”.