A solo horas de recibir el 2024, las calles de Trujillo y el Perú adoptan el cálido resplandor del amarillo, un color que engalana establecimientos y a la gente. El amarillo es, sin lugar a dudas, el protagonista en las festividades de Año Nuevo.
Pero, ¿qué encierra este tono más allá de su mera apariencia? ¿Cómo se ha convertido en el emblema de una tradición que combina creencias ancestrales con aspiraciones actuales? El color amarillo, históricamente asociado con la alegría, la armonía y la buena fortuna, engalana las celebraciones de fin de año en Perú.
El Año Nuevo se pinta de amarillo
Desde camisas hasta accesorios, vestidos y calzado, el amarillo se despliega a lo largo de una amplia gama de prendas y complementos. Sin embargo, esta tonalidad va más allá de ser solo una tradición moderna, ya que sus raíces se remontan a las antiguas costumbres incas.
En nuestra cultura, el amarillo es más que solo un color. Refleja la luz del Sol, del oro y la riqueza. Esta tonalidad adquiere un especial protagonismo durante el cambio de año, donde se convierte en un emblema ligado a la búsqueda colectiva de auspicios para los próximos doce meses.
Ropa interior amarilla, ornamentos y atuendos de este color dominan las celebraciones, llenando de esperanza las calles de nuestro país. Por otro lado, el amarillo también tiene sus connotaciones negativas, relacionadas con la traición y la mentira, sin embargo, en el caso de las festividades de fin de año, el amarillo representa nuestras esperanzas y sueños para el nuevo año.
No solo somos testigos de la infiltración del amarillo en nuestra ropa y decoración, sino también en nuestra mentalidad. Este color, cargado de connotaciones positivas, se convierte cada año en el estandarte de un nuevo comienzo.
Desde el oro incaico hasta la ropa interior de fin de año, el amarillo es un constante recordatorio de la riqueza y la prosperidad que esperamos encontrar. Como si fuera un mural de tonalidades, cada nuevo año ofrece una paleta de colores vívidos que trascienden la simple apariencia estética.
Significado de la fiebre amarilla
Junto al amarillo, que simboliza alegría, armonía y abundancia, el rojo y el dorado también adquieren protagonismo en estas fechas, representando el amor, la confianza, la riqueza y la prosperidad.
Cada uno de estos colores lleva consigo un mensaje para el año venidero, constituyéndose como portadores de nuestras esperanzas y anhelos. Las antiguas tradiciones incas se entrelazan con las actuales, convirtiendo las calles del país en un mar de tonalidades, que van más allá de lo estético y adquieren un significado profundo en la cultura peruana.
El amarillo, teñido de fe, esperanza y prosperidad, se convierte en un reflejo de la identidad cultural y las creencias de una nación que, al borde de un nuevo año, se viste de color y alegría, dispuesta a recibir el 2024 con fervor y optimismo.
En medio de este embriagante mar de color, nuestras tradiciones nos recuerdan que, al final del día, somos nosotros quienes decidimos qué atributos conectar con los colores que elegimos. Todo reside en nuestra elección de creer y avanzar con esperanza, donde el verdadero poder de las festividades radica en nuestra capacidad para soñar y aspirar a algo mejor.