El cine peruano tiene casos raros. Hipos. Saltos que ayudan en el camino de su anhelada consolidación como una verdadera industria. Este caso singular, en la actualidad, se llama Willaq Pirqa, el cine de mi pueblo, una película que concita la atención de la crítica y del público.
Se estrenó en el Festival de Cine de Lima en agosto del 2022 e inoculó una sensación de que era una obra que merecía respeto y admiración. El 8 de diciembre de ese mismo año, llegó a las salas comerciales, como se asoman las películas peruanas a estos lugares: en silencio y casi avergonzada.
Sin embargo, el recibimiento del público fue sorprendente, a tal punto, que los locales decidieron mantenerla más días en cartelera. Entonces, se corrió la voz, se regó, primero, como un murmullo y, luego, con una aseveración: hay una película peruana que miles están viendo.
Incluso, ahora, compite con buques insignias de Hollywood, como es Avatar, el camino del agua, una superproducción estadounidense que arrasa en taquilla en el mundo.
Suerte distinta
Desde Manco Cápac, Retablo y Canción sin nombre, incluso la última película de Aldo Salvini, El corazón de la luna,que compitió para llegar a los Oscar a mejor película extranjera, las producciones peruanas recibieron una buena acogida de la crítica, pero poco respaldo de espectadores. Tal vez, sus estrenos en medio de la pandemia mermaron en su acogida. Sin embargo, Willaq Pirqa disfruta de otros aires que la llevan a nuevos mares.
El 8 de diciembre de ese mismo año, llegó a las salas comerciales, como se asoman las películas peruanas a estos lugares: en silencio y casi avergonzada.
El filme de César Galindo, desde su debut, ha escrito su propia historia. En el primer día en la pantalla grande recibió una ovación de pie y el protagonista, Víctor Acurio, atendió una larga fila de personas que buscaban tomarse una fotografía con él.
El argumento es el siguiente: el niño Sistu y su comunidad del Perú profundo descubren la magia del cine. El hallazgo causa conmoción, pero, también, los desafía con su cultura y evidencia los obstáculos de la comunidad para entender y leer español. Entonces, toman una decisión: Sistu viajaría al pueblo, cada semana, para ver una película y, al regreso, se la cuente a todos en la plaza.
‘Willaq Pirqa’ y su larga filmación
La obra, grabada en su totalidad en quechua, ha sido descrita como una nueva versión de la italiana Cinema Paradiso; pero el director ha recalcado que no es así, debido a que su cinta es una crítica a la pérdida de identidad. Galindo, arquitecto de profesión, optó por la cinematografía desde comienzos del 2010, con la filmación de cortometrajes y largometrajes. Sin embargo, para su último trabajo tardó cinco años. Tan es así que, Víctor Acurio, el protagonista, tenía 12 años en ese entonces y ahora tiene 17.
Elogios
Son muchas las voces que alaban la producción nacional. Uno de ellos es el periodista y escritor Hugo Coya, quien destacó su buena dirección, fotografía, sonido y música, al igual que su casting conformado por actores no profesionales, pero que lo hicieron bien, en especial, Acuario. El crítico Sebastián Zavala agrega que le gustó que se haya filmado en quechua y que no caiga en los mismos clichés cinematográficos que conocemos.
Incluso youtubers y tiktokers como Alafilme, Alessandra Yupanqui, Musquriy entre otros, catalogan la obra de imperdible, que respeta a la comunidad andina y enseña una gran lección sobre las barreras del idioma y de la identidad.
No se sabe por el momento las cifras monetarias de recaudación de la cinta; sin embargo, Cineplanet la mantiene en cartelera con horarios que coinciden con películas americanas como Avatar 2: el camino del agua, Terrifier 2, El gato con botas el último deseo y Megahn. En Trujillo, se puede disfrutar en Cineplanet.