Escrito por Mayssa Santisteban Díaz*
El sicólogo Juan Manuel Moscoso regresa a casa un martes después de una agotadora tarde de clases en la Universidad Privada Antenor Orrego. Decidió tomarse un respiro y se dirigió a su terraza. Lo que presenció allí fue alarmante: en la calle, todos estaban absortos en sus teléfonos móviles, sin establecer ninguna comunicación interpersonal.
Observó la innumerable cantidad de personas que no soltaban sus dispositivos, lo cual le llevó a pensar en términos de adicción.
Este hecho despertó su interés y comenzó a cuestionar los posibles daños que la tecnología puede causar, si no se utiliza de manera adecuada. Sintió la necesidad de realizar estudios para analizar más profundamente esta realidad.
En su búsqueda de información, contó con muchos aportes entre ellos con la valiosa colaboración de su colega, Laura Martínez, especialista en adicciones. Sus aportes fueron fundamentales para enriquecer su conocimiento y buscar posibles soluciones a esta problemática.
Nomofobia: ¿dónde está mi celular?
Al ver a tantas personas desde su terraza aquella tarde, Moscoso afirmó que cabía la posibilidad de que algunos de los jóvenes y adultos padecieran del posible trastorno denominado nomofobia.
La nomofobia, término derivado de “no mobile phobia” o “no mobile phone phobia”, se refiere al miedo o la ansiedad intensa que experimentan algunas personas cuando se encuentran separadas de su teléfono móvil o cuando no tienen acceso a internet. Este miedo puede desencadenar síntomas físicos y sicológicos, como sudoración, taquicardia, irritabilidad y ansiedad.
Al ver a tantas personas desde su terraza aquella tarde, Moscoso afirmó que cabía la posibilidad de que algunos de los jóvenes y adultos padecieran del posible trastorno denominado nomofobia.
La nomofobia impacta a individuos de distintas edades, sin embargo, es más notoria entre los jóvenes que han crecido en un mundo digital.
Cibersicología: una disciplina emergente
En esa misma instancia el doctor se dirigió a su estantería llena de libros en busca de respuestas. Entre las páginas de uno de ellos, encontró una serie de términos que parecían encajar con lo que había observado anteriormente. Armando un verdadero lío entre volúmenes y páginas, desempolvó la información. Finalmente, halló una serie de palabras que podían explicar lo que había presenciado.
Concluyó que la cibersicología es una especialidad de la sicología que se dedica a investigar el efecto de la tecnología digital en la salud mental y el comportamiento humano. Analiza cómo nuestras actividades en línea, el uso de redes sociales, videojuegos, realidad virtual y otros aspectos de la tecnología digital afectan nuestra sicología y bienestar en general.
La cibersicología se ocupa de diversos temas que incluyen la adicción a internet, el ciberacoso, la privacidad en línea, la identidad digital, el comportamiento de los usuarios en las redes sociales y el efecto de los videojuegos en la salud mental.
Un punto crucial en la cibersicología consiste en comprender la manera en que las personas se relacionan con la tecnología y cómo dicha interacción puede influir en su bienestar.
Por ejemplo, la dependencia de las redes sociales puede dar lugar a problemas de autoestima y comparación social, mientras que el ciberacoso puede tener efectos negativos en la salud mental de quienes lo sufren.
La cibersicología busca comprender estos efectos y desarrollar estrategias de prevención y tratamiento.
Enemigo íntimo
Con un gesto de asombro, el doctor rememoró las numerosas ocasiones en que las comidas familiares se veían invadidas por la presencia omnipresente de los celulares.
Incluso, él mismo se encontraba atrapado en esa dinámica, devorando vídeos de Instagram sin cesar, ajeno a la persona que se sentaba a su lado. Al evocar este recuerdo, una luz se encendió en su mente que lo hizo comprender que esa práctica podría volverse una especie de adicción.
En los últimos años, la adicción a las redes sociales se ha convertido en un inquietante fenómeno. Estas plataformas están diseñadas para captar nuestra atención y mantenernos enganchados mediante funciones como notificaciones, “me gusta” y comentarios.
La sicóloga especializada en adicciones Laura Martínez destaca que la adicción a las redes sociales puede tener un importante efecto en la salud mental de las personas.
Con un gesto de asombro, el doctor rememoró las numerosas ocasiones en que las comidas familiares se veían invadidas por la presencia omnipresente de los celulares.
“El uso excesivo de estas plataformas puede llevar a sentimientos de ansiedad, depresión, baja autoestima e insatisfacción con la vida real”, consideró.
Los sicólogos con experiencia en adicciones digitales y cibersicología desempeñan un papel crucial en el tratamiento de la nomofobia. Con el empleo de enfoques terapéuticos como la terapia cognitivo-conductual (TCC), trabajan con las personas afectadas para identificar y modificar pensamientos y comportamientos asociados al uso del teléfono móvil.
Además, se enfocan en enseñar estrategias de autorregulación y establecimiento de límites saludables en el uso de la tecnología. Estas estrategias incluyen establecer momentos de desconexión, fomentar actividades offline y promover una mayor conciencia de los efectos negativos del uso excesivo de los teléfonos móviles.
Selfi peligro
A medida de que la noche avanzaba, el sicólogo Juan Manuel Moscoso no se dejó amedrentar por la oscuridad. Encendió su fiel computadora y se sumergió en una búsqueda frenética para investigar el poderoso impacto que las redes sociales han ejercido en nuestras vidas.
Su curiosidad se volvió aún más ardiente, pues sentía una urgencia descomunal por descubrir la influencia negativa que estas plataformas ejercían en nuestra sociedad.
Durante la última década, hemos presenciado un auge en la utilización de las redes sociales. Plataformas como Facebook, Instagram, Twitter y TikTok han revolucionado la manera en que nos comunicamos y compartimos información.
Estas redes sociales ofrecen una ventana hacia un mundo virtual en el que podemos establecer y mantener relaciones, expresar nuestras opiniones y compartir momentos significativos de nuestra vida.
No obstante, a medida de que incrementamos nuestra presencia en estas plataformas, queda claro que la adicción a las redes sociales es un fenómeno genuino y preocupante.
La sicóloga Claudia Inés Bohórquez afirmó que cuando se abusa de las redes sociales y se comienza a perder la comunicación con las personas cercanas, es momento de estar alerta.
El diálogo es el vínculo que une a todos los miembros de la familia, ya que en él se fundamentan las preocupaciones, los afectos y los intereses comunes.
Estas redes sociales ofrecen una ventana hacia un mundo virtual en el que podemos establecer y mantener relaciones, expresar nuestras opiniones y compartir momentos significativos de nuestra vida.
Por consiguiente, cuando el enfoque de los miembros de la familia, especialmente de los jóvenes, se concentra en el uso de los medios tecnológicos, surgen distancias, ya que las personas tienden a aislarse, desconectarse del mundo real y adoptar actitudes reservadas y agresivas hacia quienes les rodean.
El uso de las redes sociales no es negativo, al contrario, ofrece entretenimiento, comunicación, relaciones, etc.; no obstante, el abuso de las mismas puede resultar perjudicial para la salud física y mental.
La nueva droga
El doctor Juan Manuel Moscoso descubrió un libro que iluminaba los efectos de las redes sociales y su conexión con la adicción.
A partir de ese descubrimiento, hiló un argumento convincente: tanto las dificultades relacionadas con estas dependencias como las drogas tradicionales o psicoactivas se estudian de la misma forma.
Antes se les llamaba “drogas convencionales”; pero hoy se habla de “dependencias” o “drogas no convencionales”, lo que engloba toda esa variedad de estímulos que han demostrado generar comportamientos y síntomas similares en las investigaciones realizadas.
Se cuestionó entonces: ¿qué presentarían estas personas? Por ejemplo, alteraciones en el estado de ánimo, alteraciones conductuales, dejando de hacer las cosas que antes normalmente hacían, teniendo una necesidad de estar en estas actividades descuidando otros procesos, otras actividades y generando así alteraciones emocionales, físicas, conductuales.
El uso excesivo de las redes sociales puede acarrear diversos efectos sicológicos negativos. Uno de ellos es el impacto en la autoestima. Las comparaciones constantes con las vidas aparentemente perfectas de otros en las redes sociales pueden provocar que las personas se sientan insuficientes y desarrollen sentimientos de envidia y celos.
El tiempo extremo dedicado a las redes sociales puede trasgredir las relaciones interpersonales y la comunicación directa o cara a cara. Las interacciones virtuales no siempre ofrecen la misma satisfacción y vínculo emocional que las relaciones en el mundo real, lo que puede generar sentimientos de soledad y aislamiento.
Hernia en la columna
El doctor Juan Manuel Moscoso, cómodamente instalado en su guarida intelectual, evocó a aquellas personas que avistó desde su terraza y se percató de algo curioso: la mayoría de ellas adoptaba una postura extraña, como si formasen una F humana. Intrigado por este hallazgo, se lanzó en busca de artículos y noticias que arrojaran luz sobre este fenómeno.
En un reportaje televisivo, el docente Ismael Herrera Vázquez de la facultad de medicina UNAM, México, comentó que cada vez que agachamos la cabeza para ver nuestros teléfonos móviles, podríamos estar desarrollando esta deformidad ósea, denominada espolón, en la parte superior del cráneo puede llegar a medir más de dos centímetros de largo.
Durante las primeras etapas de crecimiento, puede haber un desarrollo osteofítico o cuerno del hueso occipital debido a una posición forzada. Si no se toman medidas preventivas, este crecimiento puede aumentar progresivamente.
El desarrollo de este ‘cuerno’, vinculado con el uso excesivo de distintos dispositivos móviles, fue advertido, por primera vez, en la universidad australiana Shine Coast, tras revisar a 1200 personas.
Las interacciones virtuales no siempre ofrecen la misma satisfacción y vínculo emocional que las relaciones en el mundo real, lo que puede generar sentimientos de soledad y aislamiento.
La protuberancia afecta con mayor frecuencia entre personas mayores de 18 años, pues al hacer el esfuerzo tensa los músculos de la cabeza.
La mayoría de los espolones óseos no son dolorosos y no necesitan tratamiento, pero si no se abordan a tiempo, podrían convertirse en un problema serio.
Consecuencias negativas
El sicólogo Juan Manuel Moscoso, tras desvelar el enigma de la postura en forma de F y percatarse del daño físico que podía ocasionar, se adentró en su repertorio de libros en busca de las nefastas consecuencias mentales asociadas a este fenómeno. Rastreó entre las páginas para descubrir los efectos negativos que acechaban en el ámbito de la salud mental.
La dependencia de las redes sociales puede acarrear efectos perjudiciales para la salud mental a largo plazo. Investigaciones han evidenciado que el uso excesivo de estas plataformas está relacionado con un mayor riesgo de padecer ansiedad, depresión y trastornos del sueño.
El sicólogo Juan López enfatiza la importancia de establecer límites saludables en el uso de las redes sociales y promover actividades fuera de línea, como el ejercicio físico, la lectura y pasar tiempo de calidad con amigos y familiares. Asimismo, destaca la relevancia de buscar apoyo profesional si la adicción a las redes sociales está teniendo un impacto significativo en la vida diaria.
Gracias a la información recopilada, el doctor Juan Manuel Moscoso pudo concluir que esta dependencia, tanto emocional como física, no solo causa una adaptación o preocupación, sino que también conlleva un descuido considerable en aspectos personales.
Recomendaciones para un uso saludable
El sicólogo Juan Manuel Moscoso, después de haber desmenuzado toda la información encontrada en sus libros, artículos y demás fuentes de investigación; durante la noche y gran parte de la madrugada, logró esbozar una serie de trucos y tácticas para ponerle coto a esta problemática tan poco explorada.
A pesar de que las redes sociales pueden tener repercusiones negativas en la salud mental, es posible emplearlas de manera saludable. Algunas estrategias para un uso responsable de las redes sociales incluyen:
Establecer límites de tiempo: define cuánto tiempo dedicarás diariamente a las redes sociales y cumple con ese límite. Utiliza aplicaciones o configuraciones en tu dispositivo para monitorear y limitar el tiempo que pasas en estas plataformas.
Practicar el desapego digital: dedica momentos del día en los que desconectes por completo de las redes sociales. Establece “tiempo libre de pantallas” antes de acostarte y al levantarte, por ejemplo.
Ser selectivo con las conexiones: evalúa la calidad de las relaciones en línea y considera eliminar o reducir la interacción con personas o cuentas que no aporten valor o generen negatividad en tu vida.
Fomentar actividades fuera de línea: reserva tiempo para realizar actividades que no estén relacionadas con el uso de las redes sociales, como leer, hacer ejercicio, disfrutar de tus pasatiempos o interactuar personalmente con amigos y familiares.
Fomentar la conciencia de sí mismo: reflexiona sobre cómo te sientes después de utilizar las redes sociales y observa si te generan emociones negativas o ansiedad. Aprende a reconocer cuándo es necesario desconectar y cuidar tu bienestar mental.
Buscar apoyo y establecer conexiones reales: si sientes que la adicción a las redes sociales está afectando tu salud mental, considera buscar apoyo de un terapeuta o psicólogo especializado en adicciones o tecnología. Además, enfoca tus esfuerzos en establecer y mantener relaciones interpersonales significativas fuera del ámbito digital.
Por ejemplo conductas como su aseo, autoimagen; lo que gradualmente por el mismo efecto de hacer uso de estas redes o estas tecnologías, llevan a un deterioro y a una despreocupación de estos procesos adaptativos básicos.
Según el doctor Juan Manuel Moscoso, la adicción a las redes sociales provoca cambios fisiológicos y emocionales, como ansiedad, falta de sueño y pérdida de apetito. El exceso o la falta de uso puede afectar el estado de ánimo, llevando a la depresión o reacciones violentas cuando no se puede acceder o controlar su uso.
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Es fundamental crear conciencia sobre los efectos negativos del uso excesivo de los teléfonos móviles y educar a las personas sobre cómo establecer una relación saludable con la tecnología.
Además, es importante fomentar un uso equilibrado de los dispositivos móviles y promover actividades que no dependan de la conexión constante de internet. La educación y la conciencia son clave para prevenir y abordar la nomofobia en nuestra sociedad
Podemos concluir que todo en exceso resulta perjudicial para nuestra salud, tanto física como mental, pero la decisión de cambiar y mejorar está en nuestras manos.
-¡Qué alegría haberme metido en esta investigación y haber dado rienda suelta a mis pensamientos!- exclamó el doctor con una sonrisa de satisfacción.
Este contenido es producto del curso Introducción al Periodismo del programa de Comunicación Social de la Universidad Privada Antenor Orrego.