La pandemia del covid-19 no sólo dejó un vacío en muchos hogares y crisis económica global, sino que también nos dejó miedo y un correspondiente daño psicológico por el trauma del encierro prolongado.
Entre las consecuencias pospandemia que el mundo viene enfrentando, encontramos el crecimiento de la delincuencia y la criminalidad, especialmente con una violencia en aumento en las zonas urbanas en América Latina, donde la gente tiene miedo de esta “pandemia delictiva”.
Los últimos sucesos en Ecuador han hecho reaccionar a los gobiernos latinoamericanos que a partir de la experiencia de El Salvador han empezado a aplicar medidas similares declarando un estado de guerra interna a las bandas criminales organizadas.
En América Latina existen antecedentes de la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen y la delincuencia. Este tipo de medidas, consideradas hasta hace poco radicales o extremistas, están empezando a ser evaluadas por diferentes gobiernos del continente ante el crecimiento de la violencia urbana.
La violencia se ha disparado en toda la zona y lo que sucede en Ecuador es sólo un aviso de lo que podría ocurrir en otros países.
En el caso del Perú las extorsiones apuntan a pequeños empresarios, bodegueros, peluqueros estilistas, mototaxistas, ambulantes, restaurantes, etc. Están llegando a cobrar montos millonarios a través de cupos que estos trabajadores pagan bajo amenaza. El miedo de la población es válido porque:
- El gobierno y las autoridades no hacen nada al respecto para frenar la extorsión, el cierre de negocios y la bancarrota de la economía de miles de familias.
- La delincuencia cuenta con mejores armas (capacidad bélica) que la Policía.
La violencia se ha disparado en toda la zona y lo que sucede en Ecuador es sólo un aviso de lo que podría ocurrir en otros países.
Terrorismo urbano: esto plantea Aprosec
Ante esta situación, y como en décadas anteriores constitucionalmente se ha procedido a tipificar delitos de los enemigos públicos de la sociedad como “terrorismo” o “traición a la patria”, Aprosec propone que en el contexto actual se tipifique el delito de “terrorismo urbano” para el accionar de la delincuencia organizada con penas de hasta cadena perpetua.
Asimismo, debido a la sobrecarga por los numerosos casos y juicios por corrupción de funcionarios del Estado, y a la subsecuente crisis que esto ha originado en el Poder Judicial y el Ministerio Público, Aprosec propone que los delitos por “terrorismo urbano” sean juzgados por un Tribunal Militar.
En cuanto a materia penal, Aprosec plantea la reconstrucción de El Frontón, en donde pueden ser construidos hasta cinco penales.
Finalmente, recordar que ante el creciente riesgo de que cualquiera de nosotros pueda ser víctima de la criminalidad, no se puede asumir cualquier situación con miedo, sino asumir una conducta de prevención ante el posible peligro tomando las medidas necesarias para evitar ser víctimas de la delincuencia.
Escribe: César Ortiz Anderson, presidente de APROSEC
