Nos dice la ciencia económica que la base del desarrollo es el crecimiento, y la manera de lograr el bienestar de la sociedad es generando las condiciones económicas que nos brinden ingresos para poder satisfacer la demanda de servicios como educación y salud. Es así que, durante las tres últimas décadas hemos cumplido disciplinadamente con las bases del crecimiento y hemos obtenido buenos resultados, pero no conseguimos la promesa del desarrollo en la misma proporción.
El Perú ha brindado las condiciones del crecimiento económico aumentando el PBI, las exportaciones, las reservas internacionales netas, entre otras variables macroeconómicas, con fe que la calidad de vida de la población mejore automáticamente con estos logros, pero la pandemia confirmó lo precario de nuestro sistema de salud y educativo, entonces, ¿no es suficiente el crecimiento económico? ¿qué ocurrió? ¿quizás solo fuimos considerados como pueblo y no como ciudadanos?
Para explicar este punto de vista, debemos definir los términos: pueblo y ciudadano. Pueblo, se considera a un grupo de personas de una región o país, con cultura e idioma compartido; también es usado para las poblaciones rurales o personas de ingresos económicos bajos, entre otros significados. Ciudadano, tiene una definición más jurídica y política, significa cumplir con deberes y obligaciones que generan derechos, es participar activamente en la vida social, política y económica del país.
Mientras que pueblo es una generalidad, ser ciudadano exige condiciones que los gobiernos no están interesados en cumplir por brindar el “contexto económico” para el crecimiento, sacrificando con ello al Estado de derecho y abriendo las puertas a la corrupción; de esta manera, al desatender las reformas del Estado que generarían el tan ansiado desarrollo solo forjan gobiernos mediocres, corruptos y desacreditados ante la ciudadanía.
Cuando los poderes del Estado: Ejecutivo, legislativo y judicial obstruyen las reformas educativas, jurídicas o políticas del país, quedan en evidencia que también lo hacen con nuestro desarrollo, no otorgando la importancia correspondiente a nuestras instituciones, y mucho menos a la democracia. Los gobiernos nos dicen que somos solo pueblo, y nos hacen sentir ciudadanos en tiempos electorales; por eso, debemos reflexionar si queremos ser simplemente pueblo o exigirnos ser ciudadanos.
Dr. Jair Alvarado Espinoza
Coordinador de la Escuela de Negocios Internacionales UCV Trujillo