¿Qué no se ha contado de Santa Rosa? De nombre original Isabel Flores de Oliva nacida el 30 de abril de 1586, cuando Lima tenía 50 años de fundación. ¿Qué sucedía en la Ciudad de los Reyes? La religión domaba los tiempos.
En el gobierno del virrey marqués de Montesclaros, Juan de Mendoza y Luna, se realizó un censo: el 10 % de los limenses era religioso (franciscanos, clérigos, agustinos, monjas de clausura, etc.).
A medios de 1635, Lima contaba con 40 iglesias y se organizaban más de 300 mil misas al año. Era una ciudad de ancha religiosidad.
Fue en este contexto que nuestro país pudo conocer a sus únicos santos. Hasta la actualidad, no ha vuelto a nacer otro hombre divino reconocido por la casa de San Pedro.
Según el historiador del arte, Ramón Mujica, Santa Rosa simbolizó un avance diferente para los grupos sociales. Por su parte, la casta española la veía como la máxima prueba de que la evangelización se habían conseguido en América.
Era una ciudad de ancha religiosidad. Fue en este contexto que nuestro país pudo conocer a sus únicos santos. Hasta la actualidad, no ha vuelto a nacer otro hombre divino reconocido por la casa de San Pedro.
En cambio, para los ciudadanos criollos, Santa Rosa era el resultado de una santidad propia de su cultura con normas y costumbres sólidas.
Asociada a la mujer laica. Desde otro parecer, los indígenas creían en ella porque la consideraban mestiza, ya que tenía abuelos autóctonos por parte de su madre.
Por ello, es necesario conocer a la mujer detrás de la estampa, antes de ser una figura venerada en varios países del mundo. Acompáñame a explorar cinco historias poco conocidas sobre su particular vida y santidad.
1. La mano de Dios
Gonzalo de la Maza Sánchez fue un contador español que residió en Perú, junto a su familia, desde 1600.
Había llegado para ordenar las cuentas de la Contaduría de Cruzada de Lima, desordenadas por el registro de Miguel Sánchez de la Parra y Beltrán Aparicio en el manejo de las finanzas.
De la Maza junto con su esposa y dos hijas conocieron a Rosa en 1612 en la calle del Capón.
La futura Santa tenía 26 años. Don Gonzalo había intentado acercarse a la joven porque su gran virtud espiritual era un relato que ya se contaba.
De este modo, Rosa terminó habitando la casa de esta familia por un año y medio. Su madre aceptó su destino, aunque le preocupaba que dejara a sus padres biológicos enfermos.
De la Maza la llamaba “madre” y ella lo consideraba como un “padre”. Así mismo, fueron testigos de las tertulias espirituales que coordinaba, su caridad diligente, su rutina diaria de oración y sus sueños.
Gonzalo de la Maza narra, que un Domingo de Ramos, Rosa asistió al templo de Santo Domingo para elevar sus plegarias a la Virgen del Rosario.
Ella notó que el niño en brazos de la santa cambió de expresión y le enunció: “Rosa de mi corazón, sé mi esposa”. Mandó a hacer un aro con apoyo de su hermano Hernando y se concretó la ceremonia a cargo del padre Alonso Velázquez en la misa de Pascua de Resurrección.
Otro sueño contado por ella misma fue cuando se casó con un cantero. Este trabajador le pidió que labrara unas piedras y le aseguró que él cuidaría de sus padres.
Después de un tiempo, el esposo regresó y, al ver que Rosa había hecho poco trabajo, la llevó a una habitación donde encontró a muchas doncellas vestidas con atuendos preciosos, dedicadas a labrar piedras con herramientas, regándolas con lágrimas para ablandarlas.
Ella notó que el niño en brazos de la santa cambió de expresión y le enunció: “Rosa de mi corazón, sé mi esposa”. Mandó a hacer un aro con apoyo de su hermano Hernando y se concretó la ceremonia a cargo del padre Alonso Velázquez en la misa de Pascua de Resurrección
El padre Antonio González de Acuña escribió sobre este tema en el capítulo 16 de su libro Aparece Cristo en forma de cantero a la Bienaventurada Rosa, elígela por esposa, mandole deje las obras de la vida activa, y que se entregue toda a las de contemplación. Al respecto señala:
“‘Estaba en su jardín elevado el entendimiento en la oración, arrebatada en éxtasis vió a Cristo con hermosura grande de varón perfecto, pareciole que el traje era de cantero… Intelectualmente se le representó que la solicitaba desposarse de ella. Todas las almas, que están en gracia, se desposan por fe y caridad con Cristo; pero con nuestra Santa quiso celebrar las exterioridades nupciales, comunícole afectos y gozos, que ni podrá explicar, ni desearse en esta vida de mayor felicidad”.
2. Una advertencia a Sánchez Cerro
En junio de 2003, apareció un hueco en el lado sur del Cerro El Agustino que se tragó varias casas.
Según un estudio del Sistema de Información para la Gestión del Riesgo de Desastres el fenómeno fue causado porque la zona era lugar de actividades mineras. Es decir, había túneles de dudosa procedencia.
Trece años después, ocurrió un hecho similar que afectó a cinco viviendas. El origen de aquellos túneles se ubica en la formación montañosa del lado suroeste nombrada Catalina Huanca.
¿Quién es ella? Al parecer una rica curaca huanca que enterró sus tesoros antes de morir en algún punto de la ruta Lima-Huancayo, cerca de los mencionados agujeros.
Debido a que numerosos autores la ubican en varios momentos de la historia, el general Alejandro Barco, en su libro Los tesoros de Pachacámac y Catalina Huanca (1972), afirmaba que Catalina era amiga íntima de una joven Santa Rosa.
Además, se señala que le consultó si entregar el tesoro garantizaba prosperidad para su raza y Rosa le respondió que sus divinidades aún eran activas e iba a perjudicar a los humanos porque aún no era el momento adecuado.
Barco llegó al poder como ministro y el presidente Sánchez Cerro le creyó cada palabra de su relato. Ordenó las excavaciones en dicho lugar hasta que, según el mencionado libro, una chica de 15 años le advirtió que Santa Rosa se le apareció en sus sueños y le indicó parar con la obra y dejar en paz el tesoro de su amiga.
El mandatario no tomó en cuenta este suceso y siguió con las excavaciones. Sánchez Cerro fue asesinado de un disparo en un famoso hipódromo. Su sucesor, Óscar Benavides, aclamó: “¡Suspendamos esos trabajos, yo no quiero morir trágicamente!”.
3. Estafa y canonización
En 1671, Rosa fue declarada santa por el Papa Clemente X. Este evento significaba que la Iglesia reconocía su vida como un ejemplo de bondad y fe.
Un monje llamado Fray Juan Tomás había estado trabajando con esmero para que este hito se logre con éxito. Con el propósito de cumplir su meta, el Fray tuvo que pedir mucho dinero prestado.
Utilizó los fondo para pagar a personas importantes que ayudaron en el proceso, pero una parte de los recursos fue confiada a un banquero que no fue honesto y lo estafó.
Después de que Fray Juan Tomás dejó su cargo, otro monje llamado Antonio de Monroy tomó su lugar. Al principio, se mantuvo una buena relación con el antiguo Fray mediante conversaciones religiosas y las expectativas por la canonización.
Pero cuando descubrió la deuda de 25 000 escudos (moneda española de la época) que Fray Juan Tomás había dejado, se enojó y exigió que él la pagara. Su antecesor se negó a hacerlo, así que la Iglesia tuvo que juzgarlo.
Finalmente, se decidió que Fray Juan Tomás debía pagar la deuda porque había confiado en una persona que no era de gran reputación para manejar el dinero. Se estima que dicha deuda bordea, actualmente, casi los 19 millones de soles.
4. La censura de las beatas
Santa Rosa de Lima fue laica, no trabajó en ningún convento. Se consideró parte del grupo de beatas desde el siglo XVII, cuya referente era Santa Catalina de Siena.
Este tipo de religiosidad toma fuerza cuando surge un modelo laico denominado como los “beguinos y las begardas” cuyo cimiento es la piedad y la pobreza. Desde esta filosofía, las mujeres abandonaban sus casas para unirse a la contemplación divina.
Por ello, estos gremios no eran confiables para grupos ortodoxos que los empezaron a perseguir. El movimiento beguino impulsó la reforma de la Iglesia católica.
Santa Rosa de Lima fue laica, no trabajó en ningún convento. Se consideró parte del grupo de beatas desde el siglo XVII, cuya referente era Santa Catalina de Siena.
De esta manera, la beata se convirtió en un prototipo femenino: una mujer que evita profesar en un convento, huye de una autoridad paterna y prescinde de coordinar con un confesor.
A ese pensamiento perteneció la santa de Lima y otras mujeres que escribían gruesos diarios donde contaban su experiencia respecto a sus “coloquios con el cielo”. El grupo de beatas fue censurado en su época e, incluso, fueron calificadas como “embusteras” y “farsantes”.
5. Santa Rosa: dadme dolores
Gracias a la familia de la Maza, podemos saber más sobre la muerte de Santa Rosa. En sus últimos años, cuentan los miembros que les sorprendía su vitalidad mientras la naturaleza decaía y daba paso al cambio estacional.
Días antes de su fallecimiento, la noche del 22 de agosto, exclamaba con gran pasión: “¡Mi Dios, mi Señor, mi Jesús, mi Esposo, y mis amores, dadme dolores!”.
También, se despide de cada familiar. En primer lugar, le ofrece su bendición a Gonzalo de la Maza Sánchez. Seguidamente, llamó a sus dos hijas, Micaela y Andrea, y les pidió que se mantengan en los caminos del Dios, sirvan a sus padres y les aseguren una digna vejez.
En la misma línea, recordó a los siete esclavos negros que laboraban y les brindó su bendición como forma de gratitud y solidaridad.
Según la esposa de don Gonzalo, María de Uzátegui, Rosa terminó con “los ojos abiertos y claros sin quebrárseles, y su rostro tan lindo y hermoso cuando estaba viva y con muy buenos colores”.
Por su parte, Gonzalo de la Maza rememora sus últimos segundos de la santa con mucha tranquilidad en su habla y sentido en sus palabras. En esta etapa, se fue pronunciando a Jesús.
Rosa terminó con “los ojos abiertos y claros sin quebrárseles, y su rostro tan lindo y hermoso cuando estaba viva y con muy buenos colores”.
El crítico J. Mujica afirma que en un cuadro de Angelino Medoro, que representa el capítulo descrito, la mujer que aparece junto a Santa Rosa de Lima es doña María de Uzátegui. Esta pieza fue un regalo para su esposo y en honor a su consentida Rosa.
Santa Rosa: episodios para una serie
Si proponemos una lista de sucesos sobre Santa Rosa conformada por un consenso entre los peruanos, encontramos:
- El milagro de su rostro a un color de rojo encendido, lo que promovió que sea conocida como Rosa a pesar de su nombre legal.
- La repercusión de “Rosa” como nuevo nombre utilizado desde la época de los españoles hasta hoy.
- La confirmación en Quives (Canta, Lima) por Santo Toribio de Mogrovejo en una visita agitada por algunos reclamos de la población.
- Sus tormentos espirituales y la lucha contra demonios.
- La protección del altar de Santo Domingo ante un posible ataque del pirata Jacobo Clerck.
Escribe Johan Fiestas Chunga
Fuentes
Callado, E. (2009). Una santa, dos maestros y una estafa. Sombras en torno a la canonización de Rosa de Lima en 1671. Hispania Sacra, 61(123), 147–157. https://doi.org/10.3989/hs.2009.v61.i123.83
Millones, L. (1989). Los sueños de Santa Rosa de Lima. Historia. 24, 253-266. http://revistacienciapolitica.uc.cl/index.php/rhis/article/download/16207/13259
Rodríguez, J. (2014). Testamento y muerte de Gonzalo de la Maza, padre de Santa Rosa, primer contador de Cruzada del Perú. El mundo de los difuntos: culto, cofradías y tradiciones (pp. 985-1000). Ediciones Escurialenses. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5044099.pdf
Sifuentes, M. (2022). Sánchez Cerro, cazador de tesoros, Perú bizarro (pp. 91-94). Planeta Perú S.A.
TVPerú. (2021). Sucedió en el Perú: Santa Rosa de Lima – (29/08/2021) | TVPerú. [Archivo de Vídeo]. YouTube. https://youtu.be/8_t20fkLA7U
Vinatea, M. (2021). Rosa de Santa María, el mayor bien de Lima, Devoción a Santa Rosa de Lima. Proyecto Estudios Andinos. Universidad del Pacífico. (pp. 9-10). https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/731/731_05_05_rosasanta.pdf