Partieron con la ilusión de volver a reunirse con sus seres queridos en su país, pero llevan ya cuatro días varados en plena carretera, sin tener a quién recurrir. Decenas de venezolanos viven un drama al quedar atrapados en medio de las violentas protestas en varios puntos del país.
En Virú, la zona más álgida de los enfrentamientos en el norte, familias enteras de venezolanos no saben qué hacer. Partieron de Lima rumbo a su país pero se toparon con el levantamiento popular que exige la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso y el adelanto de elecciones.
Para muchos de ellos, la crisis política que desangra al Perú no es nueva. Sufrieron una peor durante varias décadas en Venezuela. Pero sí lamentan lo que ven. Lo que vemos todos. Caos. Miedo. Peleas. Muertes. Ya son ocho fallecidos en estas protestas que iniciaron en el sur y que se han extendido como gangrena por casi todo el territorio nacional.
“No pensamos quedar atrapados aquí. Todo esto es terrible”, le cuenta un ciudadano extranjero a nuestro reportero Iván Orbegoso, mientras se echa aire con un pedazo de papel. Y es que el calor golpea con fuerza en la carretera. Todos están apilados en el bus Ronco Perú International.
En este bus hay madres de familia, niños de siete meses a 12 años de edad. También hay adultos mayores. En vista de la crisis que los asaltó en la carretera, tienen que racionalizar los alimentos y el agua. Solo beben unos sorbos cada cierto tiempo. Lo mismo hace con los panes y galletas soda. No hay dinero ni lugares para comprar comida.
En el día el sol golpea con fuerza. Y en las noches, lo hace el frío. “Lo único que quiero es que se acabe esto, o que permitan pasar vehículos durante unas horas para salir de este atasco”, declara María, otra ciudadana extranjera.
Protestas no cesan
En La Libertad se han contabilizado hasta 15 puntos de bloqueo de la carretera Panamericana, a la altura de Virú y Chao, desde la noche del domingo 11. Cientos de manifestantes exigen la renuncia de Dina Boluarte y el adelanto de elecciones generales en el más breve plazo.
Hasta antes del mediodía del lunes 12, los manifestantes permitían el paso de ambulancias, gestantes y personas que requerían atención médica urgente. Varios pasajeros del servicio interprovincial decidieron descender de los buses y contratar mototaxis para continuar con su viaje; no obstante, con el transcurrir de las horas los manifestantes también impidieron la circulación de estas unidades.
Para la noche del mismo lunes, las protestas se radicalizaron. Tres ambulancias del Sistema de Atención Móvil de Urgencia (SAMU) fueron atacadas salvajemente a pedradas por vándalos en Chao y el personal médico fue amenazado.
A través de un comunicado de la Gerencia Regional de Salud (GERESA), la titular regional del sector, Kerstyn Morote García, señaló que las ambulancias se dirigían a brindar auxilio a Chao; sin embargo, fueron atacadas con piedras y palos.
“Fuimos a brindar asistencia médica a Chao, y rompieron los vidrios, amedrentaron a nuestro personal, que solo estaba en cumplimiento de su deber. Condenamos estos actos de violencia, que no tienen nada que ver con exigencia de ningún tipo”, expresó.
“El personal de salud no tiene responsabilidad, y tampoco las ambulancias que sirven para trasladar heridos. Ayer, una referencia de una niña con quemaduras que se trasladaba a Lima también se frustró por la negativa de los que bloquearon la carretera. Que pena que esa sea su forma de reclamar las cosas, dañando y perjudicando a otros”, agregó Morote García.
En los exteriores de la comisaría de Chao, una turba atacó al menos tres vehículos estacionados. Les prendieron fuego y se enfrentaron a la Policía. Pese a la grave situación, ni la presidenta Dina Boluarte ni el Congreso han anunciado medidas concretas para calmar las protestas.