El informe toxicológico que ha entregado a las autoridades una universitaria de 24 años es la prueba más sólida de la denuncia contra el propietario de la discoteca Florida Club por los delitos de tocamientos indebidos, tentativa de violación sexual y suministro de drogas sin consentimiento.
Así lo entiende el abogado penalista Jonathan Donayre Arellano, quien valoró que la acusación contra Greyk Huamán Marino es sólida y que el empresario afrontaría un proceso judicial por varios delitos. “Hay tres resultados que son positivos y toda persona sabe que esas son drogas y sirven para despertar el apetito sexual y elevar la excitación de las personas”, explicó.
El licenciado se refiere a la prueba de laboratorio a los que la universitaria de 24 años se sometió y, luego, presentó a la Policía. En los documentos se muestra que arrojó positivo para anfetamina, éxtasis y methanfetamina, drogas sintéticas altamente estimulantes de acción rápida y de una gran potencia.
“Actúan estimulando el sistema nervioso central y, al igual que el resto de las drogas, atacan al sistema de gratificación del cerebro, aumentando la concentración de dopamina, conocida popularmente como la hormona de la felicidad”, escribió María Sánchez-Monge.
Florida Club y contra su voluntad
El diario el País de España publicó en el 2018 que la methanfetamina y el éxtasis son las drogas más populares para sostener largas sesiones de relaciones sexuales.
La universitaria asegura, en su denuncia policial, que Huamán Marino le dio esas sustancias sin su consentimiento en un vaso de agua, que ella encontró servido en su mesa cuando regresó de los servicios higiénicos, en el restaurante de parrillas Coco Torete, la noche del domingo 22 de enero.
“Antes de retirarnos del restaurante, yo voy al baño. Cuando regresó, me percato que había pedido una botella de agua. Hacemos un brindis. No pasaron ni cinco minutos y yo empiezo a sentirme excitada, me calentó el cuerpo”, se consignó en la denuncia registrada en la comisaría de Ayacucho.
El diario el País de España publicó en el 2018 que la methanfetamina y el éxtasis son las drogas más populares para sostener largas sesiones de relaciones sexuales.
Luego narró que subieron a su vehículo para dirigirse a la discoteca Florida, ubicada en la carretera Industrial, cerca al sector La Encalada. En el interior de la unidad móvil, la víctima asegura que, el denunciado tocó sus piernas, pechos y genitales sin su consentimiento. “Me has puesto algo en el trago”, le increpó. Huamán Marino lo negó y siguió conduciendo. Ingresaron a la zona de estacionamiento del centro de diversión y continuaron en el interior del vehículo.
La universitaria le escribió a una amiga para contarle la situación, le pidió que venga por ella y le envió su ubicación en tiempo real. Cerca de las dos y treinta de la mañana, la amiga, con su esposo, llegaron a la discoteca y la rescataron. Horas después, acudieron al laboratorio Bermanlab y con los resultados llegaron a la dependencia policial.
Según su declaración, la víctima conoce a Huamán Marino en octubre del 2022, cuando él la contrató para que labore como anfitriona en la discoteca Florida Club, y que el domingo 22 de enero fue el primer día que salieron solos, como parte de una invitación que ella aceptó para cenar.
Ojos que sí ven
El abogado Jonathan Donayre Arellano señala que es fundamental que las autoridades soliciten las grabaciones de las cámaras del interior del restaurante Coco Torete para verificar, primero, si las personas involucrados estuvieron en el lugar y, segundo, conocer que si se observa, en especial del denunciado, conductas que indiquen que pudo haber vertido sustancias en el vaso de la denunciante.
“Además, se tiene que corroborar la versión de la denunciante con otros medios periféricos, como las declaraciones de la amiga y el esposo y, también, incautar —si vale la palabra— los celulares de la supuesta agraviada y de la amiga, para corroborar si envío la ubicación como dice. Entonces, si eso se corrobora, más la declaración de la víctima y sus amigos estamos hablando de algo contundente”, sostuvo.
Es fundamental que las autoridades soliciten las grabaciones de las cámaras del interior del restaurante Coco Torete.
El abogado Luis Saldaña Monzón consideró que se trata de “un caso extraño” por el tipo de droga que, supuestamente, se ha empleado para intentar consumar una agresión sexual. “Por lo general, para estos actos se usan depresivos, que más el alcohol (tomaron una botella de vino) doblan su efecto, y esto hace que la víctima se duerma y con ello practican el acto sexual contra su libertad; pero en este caso —y aquí lo extraño—, según informe de toxicología, habla de anfetaminas, methanfetamina y éxtasis, positivo, drogas que producen excitación y activación del cerebro, no producen somnolencia en la víctima”, inició su análisis.
El abogado citó el artículo 171 del Código Penal que refiere al estado de inconsciencia y a la imposibilidad de resistir de la víctima a un acto sexual. Luego de visualizar los videos, descartó estado de inconsciencia, pero que sí se puede evidenciar la imposibilidad de resistir de la universitaria a un acto carnal. “Las drogas encontradas en su cuerpo harían que no ponga reparos para tener una relación sexual con él. Es decir, como si estuviera consintiendo tener relaciones sexuales; pero, en realidad, no se puede resistir por la droga en su organismo que, conforme ella indica, fue introducida en el agua”, observó.
Saldaña ponderó la importancia del examen de dosaje etílico y toxicológico que las autoridades ordenaron a la denunciante se practique en el Instituto de Medicina Legal de Trujillo, el cual es una información valiosa para esclarecer los hechos.
Pena privativa de la libertad
Donayre destacó que se trata del concurso de varios delitos. “La tentativa de violación sexual es discutible; pero los tocamientos y el suministrar drogas; allí hay bastante peso”, valoró.
Por su parte, Saldaña explicó que se podría establecer que el denunciado hizo todo (actos de inicio, cena, agua, drogas, etc.) para agredir a la señorita; pero no pudo tener acceso carnal, por ende, estaríamos frente al delito de violación de persona en imposibilidad de resistir en grado de tentativa. “La pena está entre 20 a 26 años; pero por tentativa se puede disminuir por abajo del mínimo, es decir, menos de 20”, consideró.
No al silencio
La universitaria, en su afán por exigir justicia, ha publicado el caso en sus redes sociales, en donde ha recibido el apoyo de cientos de personas; pero, también, críticas. “En el Perú, a las mujeres no se les escucha y no se les respeta. Sus derechos están pisoteados”, dijo en una entrevista a un medio de comunicación radial.
Agregó que, también, decidió hacer pública su denuncias para salvaguadar su integridad y seguridad. “La persona que he denunciado tiene mucho dinero y poder, y yo temo por mi vida”, aseguró.