InicioFrutos Extraños"Hombre rayo, mujer violín", una creación de Marcio Taboada Zapata

«Hombre rayo, mujer violín», una creación de Marcio Taboada Zapata

Texto inspirado en "Le Violon d'Ingres".

Mi amor, eres la música de mi fotografía. Suenas Kiki, Kiki, Kiki, como un pajarito indefinido. Y ese es tu nombre —Alice de Montparnasse—, arte de mi arte, deseo del deseo. Te pido que desnudes tu cuerpo. Me obedeces. Te sientas dándome la espalda, impactando mi alma, mi encuadre. Amante mía, sueño de muchos, de muchos, mis manos sostienen la cámara, y tú, mi visión. Veo tus líneas, figura sensual, lasciva. Violín de carne: dibujo formas negras en ambos flancos de tu columna, a pocos centímetros del camino hacia tu recto, que saluda iluminado. Oh, musa francesa, pulpa melódica, el obturador te besa. ¡Dama fantástica! Ingresas en mi ojo y te estacionas en mi caja —corazón obscuro—, por eso mi expresión informal.

Encerrada en Eva
Así, Mujer emancipada
(¡Expulsada!)

Es como una nieve que quema. Pinturitas estampadas en el gran pliego blanco. Máculas raigales. Fosforescencias o manchas o moscas volantes. Quizá la enfermedad del ojo fijo. Viento azuzador. Eolo loco. Maldito viejo silbador, calma tu aliento plomizo. ¡Además, hay una fuerza mayor! Alas que brotan se expanden sin fin. Podrían volarse. ¿Y qué hago? Torbellino enclavado. Mi lenguaje muerto. Fuego líquido: cavernosidad viril colmada de rojo. ¿Me arrastro? Vuelvo: lenguaje de la eternidad.

Marcio Taboada. Hombre rayo, mujer violín
Texto inspirado en Le Violon d'Ingres
«Le Violon d’Ingres» es una fotografía en blanco y negro creada por el artista visual estadounidense Man Ray en 1924

Diosa Prin, estaba fuera de mi cognición lo que dirías en tus memorias, en esos recuerdos recobrados tuyos, mas me llenan de satisfacción tus palabras: «En todas mis orgías, en mis noches de locura, hay algo que nunca he traicionado: el amor». Ahora que lo sé —gracias a la mano del poderoso dios que me insufla falsa vida, porque, ¡claro!, estoy muerto, estamos muertos—, celebro haberte fotografiado o, mejor, que le obsequiaras la luz a mi máquina paralizadora del tiempo. Se ha estampado tu musicalidad en mi papel, mi obra.

Un rayo
A disposición…
Impacto constante
Al punto

Entre Oniria y santa Muerte, revoloteando el gozo. ¿Animalia reunión? De pie afuera, tumbado el corazón brillante. Carnaval, aun así. Tonalidad envolvente: senos por el otro lado. Transparencia: a través de la espalda. Contorsión epidérmica. ¡Despierta! Aterriza el deleite, entre el ensueño y la muerte. Vorágine de sensaciones. La tomo.

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Soy Man Ray, el dada, el surreal. Te he capturado, con un procedimiento perfecto, aunque suelo ser irracional e incongruente. Te he tomado y depositado en mi jaula sin puerta. Es decir, no eres prisionera, pues se trata de una jaula pájaro, Kiki. Kiki, ser erótico y escandaloso, eres libre. Bebes, bailas, vuelas. Mi locura, mi bohemia. Tú ahí, hermosa modelo de París, ocupando todo mi arte en la composición. Y, ya que soy artista, comparto la hermosa captura en blanco y negro con quienes lo aprecian, con quienes gozan lo imperecedero. Así, suenan las palmas, los suspiros, los halagos, por el instrumento de cuerda en el que demudas… melódica Kiki.

— M– R–
E- D— E- S——
Mi poema óptico

Zigzagueos y tumbos continuados por incorporaciones, abajo y arriba, en el espectro luminoso (blanco y negro, colores, blanco y negro, colores). Alma corpórea, te contienes a ti misma, pero me habilitas una pizca, suficiente menudencia de espíritu: estoy satisfecho. (¿Solo para eso has usado tus manos, dios incógnito? Me parece bien. Lo acepto, lo acepto con gratitud. Debía decir todo lo dicho. Me despido, pues tú también lo haces: se cierra este milagro fotográfico, literario, inverosímil).