La expectativa en París era palpable mientras la ciudad aguardaba ansiosamente que Kylian Mbappé, la estrella fugaz que ha iluminado tantas veces su cielo, ofreciera el empujón definitivo hacia la final antes de su inminente partida al final de la temporada.
El atacante estratosférico, quien compite por ser reconocido como el mejor del mundo, tenía una deuda pendiente con la afición parisina antes de emprender su viaje, al menos así lo sugería el sentir colectivo de la capital francesa.
París esperó más de Mbappé
Tras su decepcionante actuación en el partido de ida, se esperaba que en su última aparición en el Parque de los Príncipes en la competición europea, Mbappé retribuyera el apoyo que ha recibido durante sus siete años en el club.
Sin embargo, Mbappé no logró destacarse. Siguiendo la tendencia de una temporada irregular, aunque con estadísticas impresionantes, el delantero se vio atrapado en la red tejida por el Borussia Dortmund y fue incapaz de romper el muro amarillo.
Su expresión al final del encuentro reflejaba claramente su decepción, así como la de dejar su ciudad natal sin el trofeo tan anhelado, un reflejo del desconsuelo que se apoderó de toda una ciudad que había depositado sus esperanzas en él para esta Liga de Campeones.
La ilusión era palpable en las orillas del Sena y gran parte de ella residía en las botas del jugador de 25 años que tanto les ha dado. En 30 de los últimos 31 partidos del PSG en Europa, Mbappé contribuyó con al menos un gol, ya sea marcando directamente o asistiendo a sus compañeros.
Mbappé, cero Champions
No obstante, una vez más, sucumbió ante la presión de las grandes ocasiones. El próximo domingo será su última oportunidad de jugar en el Parque de los Príncipes como local. La incógnita persiste: ¿será recibido con homenajes o con abucheos? Una imagen que ha definido su carrera, entre la admiración y las críticas por sus constantes insinuaciones sobre un futuro lejos del club.
Mabappe, campeón del mundo con Francia en Qatar 2022, se queda con la ilusión de, por ahora, no conseguir uno de sus grandes objetivos: la Champions League.
A partir de la próxima temporada, ese futuro se hará realidad. Mbappé cierra un capítulo en su carrera, mientras que el PSG parece abrir otro, uno que no depende de grandes estrellas o nombres rutilantes.
Este cambio se personifica en su entrenador, Luis Enrique, quien ha logrado conectar con la afición y otorgar al club una identidad que antes carecía, lo que probablemente asegure su continuidad.
Aunque Luis Enrique ha vuelto a fracasar en Europa, esta derrota no es como las anteriores. Desde la llegada de los cataríes en 2012, París nunca había albergado tanta esperanza como en esta temporada, un mérito del exseleccionador español.