La noticia cayó como un relámpago en medio del domingo limeño. Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, murió a los 89 años en su casa de Lima, rodeado de sus hijos y en paz. Un mensaje escueto pero rotundo de su hijo Álvaro, compartido en la red social X, lo confirmó al mundo: el último gran representante del boom latinoamericano había partido.
Con él se va más que un escritor: se despide una voz insigne que modeló la conciencia literaria de generaciones enteras y que puso a Perú —con todas sus contradicciones— en el mapa de la literatura universal.

Mario Vargas Llosa, escritor que puso a Perú en las letras del mundo
Arequipeño de nacimiento, europeo por elección, universal por mérito. Vargas Llosa dedicó su vida a las letras con una obsesión casi monástica. Desde La ciudad y los perros hasta Tiempos recios, su obra fue un viaje implacable por el poder, la violencia, el amor, la libertad y la condición humana.
No solo escribió novelas, también fue periodista, dramaturgo, ensayista, político, intelectual incómodo y polemista implacable. Lo dijo en más de una entrevista: escribir lo salvó. Y, con cada página, salvó también a miles de lectores que encontraron en sus libros un espejo —a veces bello, a veces brutal— de la realidad.

Reacciones desde todos los rincones tras su muerte
El Congreso de la República expresó sus condolencias a través de X, destacando que «vivirá en sus libros». La presidenta Dina Boluarte lo calificó de «escritor universal» y el Poder Judicial recordó que su legado «quedará para siempre plasmado en cada una de sus obras».
El mundo literario también se detuvo para despedirlo. Pilar Reyes, directora de Alfaguara —la casa editorial que publicó su obra durante décadas— escribió: «Con infinita tristeza recibimos la noticia del fallecimiento de Mario Vargas Llosa. Su obra y su pensamiento seguirán iluminándonos. A Mario, toda la gratitud por una vida que nos ayudó a ver más lejos».

Desde la Fundación Gabo, fundada por Gabriel García Márquez, se recordó a Vargas Llosa como «maestro de la narrativa en español», a pesar del mítico y silencioso distanciamiento entre ambos tras el célebre puñetazo en México en 1976. Una foto de ambos jóvenes, con sonrisas intactas, acompañó el mensaje.

Políticos, colegas y lectores: una pérdida transversal
Expresidentes como Álvaro Uribe, Iván Duque, Luis Lacalle Pou y líderes como María Corina Machado o Pedro Sánchez lamentaron la pérdida de un «maestro universal de la palabra» y una «voz nítida en defensa de la libertad».
En Perú, el novelista Alfredo Bryce Echenique lo llamó «el peruano de todos los tiempos» y recordó la generosidad con la que Vargas Llosa lo guio en sus primeros pasos como escritor. «Nos unió una amistad muy respetuosa desde nuestra soledad y tranquilidad para escribir y leer. En eso he sido coherente con Mario», afirmó.
Desde Francia, la Academia Francesa —de la cual fue miembro desde 2023, el primero de habla hispana en lograrlo— lamentó también su partida y recordó sus reconocimientos, como la Legión de Honor.

Más allá del Premio Nobel
Mario Vargas Llosa no fue solo literatura. Fue política, fue controversia, fue pasión. Fue el joven revolucionario que terminó enfrentado al socialismo. Fue el candidato a la Presidencia de Perú en 1990. Fue el eterno defensor de las ideas liberales, el lector voraz, el crítico infatigable, el escritor que no dejó de escribir hasta el final.
En la Casa Real española se le despidió como a un hispano-peruano eterno. En redes sociales, miles de usuarios compartieron frases, portadas, recuerdos. Y sobre todo, agradecimientos.

Mario Vargas Llosa no solo escribió novelas; escribió la historia de un continente que a veces se explica mejor en ficción que en política. Su muerte marca el cierre de un capítulo fundamental en las letras hispanoamericanas, pero su obra —ese edificio monumental hecho de palabras, ideas y sueños— seguirá iluminando a quienes busquen entender quiénes somos y por qué.
Porque, como dijo Pilar Reyes, «nos ayudó a ver más lejos».
Y eso es lo que hacen los genios: nos abren el mundo, una página a la vez.