Tenían buen color y se iban a distribuir como fruta selecta en los mercados de Lima, pero su consumo era una grave amenaza a la salud pública.
La Policía Nacional, con apoyo de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) y el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), intervino tres empresas dedicadas al procesamiento de frutas para el consumo humano, que realizaban la maduración forzada de las naranjas con insumos químicos en cantidades no permitidas y que representaban un grave peligro para los consumidores.

Las fábricas se ubican en la avenida Pablo Patrón N.° 210, N.° 230 y N.° 270, en el distrito La Victoria, en Lima. Las frutas eran traídas a granel en camiones y eran maduradas en cuestión de horas.
Así operaban en Lima
El personal policial halló una máquina con escobillas que limpiaba las naranjas, empleando agua mezclada con thinner o lejía. Luego introducían la fruta a una cabina con gas etileno para forzar su proceso de maduración por una o dos horas. A continuación, las naranjas eran colocadas en un recipiente de metal con cera líquida para darle el color parecido a la naranja tangelo y finalmente le sacaban brillo con silicona.
“En estas procesadoras se maduraba la fruta de manera forzada. Empleaban insumos químicos en exceso. La maduraban en cuestión de horas, así eliminaban todas sus propiedades y el contenido de la naranja se convertía solo en azúcar. Las personas que consumen estas frutas tienen un alto riesgo de contraer diabetes”, mencionó el coronel Carlos Aguilar Mitac, de la Policía Fiscal.
Estos negocios distribuían la mercadería a los mercados de La Victoria y otros distritos de la capital. Senasa advirtió que no contaban con la autorización para acopiar, procesar y distribuir las frutas, por lo que fueron infraccionados con multas de más de un millón de soles. Además, la municipalidad de La Victoria clausuró las fábricas por el riesgo a la salud pública.
El Ministerio Público notificó a los administradores, Rosa Colán Aponte de Rojas (59), Javier Patiño Aliaga (45) y Elberth Flores Orccón (47), para que rindan su manifestación sobre la manera en la que operan las fábricas en condiciones de insalubridad.