En una habitación alquilada del segundo piso de un edificio en San Martín de Porres, en Lima, distrito declarado en emergencia por la inseguridad ciudadana, fue retenido contra su voluntad un empresario dedicado a la venta de cerámica y productos sanitarios.
La víctima permaneció unas dieciocho horas maniatada, amordazada, con evidentes signos de haber sido torturada. Sus captores lo dejaron en libertad luego de que sus familiares pagaran un rescate.
El hombre, cuya identidad no ha sido revelada por estar en marcha las investigaciones, presenta heridas en sus brazos y manos, así como lesiones en la cabeza producto de los golpes con el arma de fuego que le infligieron sus captores.
Lima: así fue el secuestro
La víctima fue contactada en su negocio, ubicado en la cuadra 5 de la avenida Santiago Antúnez de Mayolo, en San Martín de Porres, por dos ciudadanos venezolanos, quienes fingieron ser clientes.
Luego de ganarse su confianza acordaron la compra de productos sanitarios. Los delincuentes le pidieron al dueño del negocio encontrarse la noche del martes 31 de octubre para finiquitar la entrega de los accesorios.
Al promediar las ocho de la noche ocurrió el secuestro. Los delincuentes trasladaron al microempresario a un ambiente del segundo piso de un edificio de la calle A de la Asociación Los Chasquis.
“Dos venezolanos fingen ser compradores, convencen al señor de hacer una compra y se encuentran por la noche. En esas circunstancias es privado de su libertad, lo conducen a un ambiente que había sido preparado como lugar de cautiverio. Durante ese tiempo ha sido víctima de actos de tortura”.
Coronel Jorge Carpio Ordaya, jefe de la División de Secuestros
La banda contactó por teléfono a los familiares de la víctima y les exigieron el pago de 50 mil soles para dejar en libertad al empresario de 30 años. Tras varias horas de negociaciones, fijaron el pago de 5 mil soles, el cual se efectuó vía transferencia bancaria en dos armadas.
Tras la confirmación del pago, los hampones abandonaron a la víctima en la habitación. El joven tuvo que desamarrarse solo y descalzo se dirigió a su vivienda, donde se encontró con agentes de la División de Secuestros de la Policía Nacional.
“Cuando la familia pone la denuncia, empezamos a realizar las investigaciones. Durante su cautiverio le han infligido actos de tortura. Tiene las manos hinchadas, presenta una lesión en la cabeza producto de un cachazo que le han dado y le han cortado el cabello. Eso demuestra la crueldad con la que han actuado”, prosiguió el coronel Jorge Carpio Ordaya.
El jefe PNP indicó que los peritos ya recogieron evidencia en el lugar de los hechos y también se está siguiendo el movimiento bancario y retiro de dinero que desembolsó la familia por el rescate a fin de identificar y detener a los secuestradores.