En la azotea del restaurante Romano Criollo funciona una planta eléctrica. El comensal no lo sabe. Tampoco el transeúnte que va por la calle Estados Unidos, en la urbanización El Recreo, donde atiende este establecimiento. Esos equipos convierten los rayos del sol en electricidad. A unos 15 millones de kilómetros de distancia, el astro rey es tan poderoso que en una hora ofrece el combustible que las personas y las industrias de toda la Tierra necesitan en un año.
En ese techo, los paneles están alineados, silenciosos y generan tanta electricidad que el negocio redujo hasta en un 60 % la facturación de Hidrandina. “De pagar, al mes, más de ocho mil soles, ahora pagamos algo más de dos mil”, calcula Marcelo Steraberg Peruggia, propietario del Romano Criollo, precisamente en la azotea de su local, una tarde de otoño, hasta donde invitó a decenas de empresarios para que conozcan de cerca el resplandor de su inversión.
El beneficio para el negocio es evidente; también para Trujillo, el Perú y el mundo. El uso de la energía fotovoltaica es una acción sensata para mitigar el cambio climático y evitar el deterioro de nuestra hogar —la tierra— que cada día se calienta más por la elevada concentración de dióxido de carbono (CO2), lo cual provoca que los veranos sean más veranos y los inviernos más inviernos, que la Antártida pierda millones de toneladas de hielo al año, que las lluvias aumenten, los desiertos crezcan, los incendios forestales sean más devastadores, las enfermedades peligrosas se extienden, la producción del nocivo plástico se acelere y unas 75 millones de personas sufran por la inseguridad alimentaria, etc.
La tierra está moribunda y pocos hacen algo por socorrerla. Ya no basta sembrar árboles y reciclar. Se necesita de otras acciones en simultáneo y complementarias, como usar energías renovables, como se evidencia en algunas azoteas de Trujillo.
Entre el deseo y la necesidad existen años luz. Es sábado, el día creado por el cristianismo para tener un encuentro personal con Dios. En Suiza es de tarde. En Perú es de mañana. No importa el momento del día si se trata de aprovechar su naturaleza mística para reflexionar sobre aspiraciones y carencias. Tampoco interesa si se cambia de Dios y se ubica como eje al hombre (“¡El Dios es él!”, reemplazó Vallejo) y el comportamiento que debe seguir para garantizar su continuidad en la Tierra, un planeta al que la batería se le está acabando.
La tierra está moribunda y pocos hacen algo por socorrerla. Ya no basta sembrar árboles y reciclar. Se necesita de otras acciones en simultáneo y complementarias.
“Ahora es deseo”, dice sobre el uso de la energía solar, Jean-Louis Guillet Ganoza. “Dentro de poco ese deseo se transformará en una necesidad”, sentencia el fundador de Soleol, cuando habla de la actitud de las personas respecto al consumo de electricidad en un contexto de crisis total: sanitaria, social, política, ambiental, energética, etc.
El mundo vive un trance energético porque existe una mayor demanda de energía y la oferta o producción es cada vez más limitada. El aumento de la población y de las actividades económicas provoca que consumamos más energía y la manera tradicional en que la conseguimos, a través de combustibles fósiles —petróleo, carbón y gas natural—, originan exceso de emisiones de CO2 con efectos negativos para el planeta.
Los actuales y constantes cortes de luz, en especial en países desarrollados, son la evidencia de esta situación traumática. Los apagones ya no tienen horarios ni fecha en el calendario. Tampoco bandera ni fronteras. Jean-Louis Guillet Ganoza cuenta que cuando el gobierno suizo informó a sus ciudadanos que dentro de unos años empezarían a sufrir de apagones, algo se remeció en esas personas. La central telefónica de su empresa colapsó por las cientos de llamadas que recibió para solicitar sus servicios. “Al suizo no le entra la idea de que le faltará luz un día”, señala. Luego explica que si en Perú, se juntan todos los cortes de luz de un año, ese tiempo equivale a un mes y medio. En Suiza, los cortes del año suman, apenas, 20 segundos. Son microcortes. Imperceptibles.
Luego, Jean-Louis se refiere del bienestar que el hombre no piensa sacrificar: “Si te cortan la luz o te aumentan el precio, vas a pensar en restringirte; pero el humano no está dispuesto a sacrificar su calidad de vida. No va a desconectar su refrigeradora porque no tiene luz, sino que buscará otras fuentes de energía para seguir gozando de sus comodidades. Por eso acudirá a las energías renovables, como la solar”, sostiene el trujillano, egresado del colegio San José Obrero.
Y en medio de todo este panorama explosionó la guerra.
El 90 % de energía que consume el Perú es producida por hidroeléctricas. El 3 % se consigue a través de termoeléctricas (combustibles fósiles) y el resto por energías renovables, como la solar, la eólica, biomasa, entre otras.
Jean-Louis Guillet fundó Soleol en 2008 en Fribourg, Suiza. Uno de los grandes intereses de la compañía es extenderse en Sudamérica, en especial, en el Perú, donde ya ha instalado unas 80 plantas fotovoltaicas. En Trujillo, el 90 % están en viviendas familiares y el resto en empresas. Entre los principales firmas de La Libertad que aprovechan la luz del astro rey, además del restaurante Romano Criollo, destaca Autonort, Mannucci Motor, Colegio de Contadores, Proyecto JL y Casa Ganoza.
“Nosotros representamos a empresas transnacionales que tienen un compromiso con el medioambiente, el cual compartimos plenamente y ejecutamos una serie de acciones en beneficio del planeta. En esa línea se nos presentó la oportunidad de instalar paneles solares para disminuir nuestro consumo de electricidad, que es muy alto, y dimos el paso. Nuestra inversión es a seis años, pero ya estamos viendo los resultados”, contó Dean Barrionuevo Carmona, representante de Mannucci Motors.
Hay preocupación, pero falta más. Perú tiene una abundancia de sol que se puede usar para completar o disminuir el consumo de energía tradicional. Existe el recurso y las herramientas para resolver el conflicto energético, lo que falta es comunicación a fin de transmitir los beneficios de esta nueva fuente de luz, para que despierte en las personas su conciencia del bienestar del planeta y actúe.
Soleol busca que más empresas y personas naturales utilicen, para sus actividades productivas o domiciliarias, la energía que ofrece esa estrella que es 109 veces más grande que la tierra. Las condiciones del sol en el Perú son más favorables que las de Suiza y otros países de Europa. Si allá, una celda solar produce 20 voltios, acá la misma celda genera 40 voltios.
Si en Perú, se juntan todos los cortes de luz de un año, ese tiempo equivale a un mes y medio. En Suiza, los cortes del año suman, apenas, 20 segundos. Son microcortes. Imperceptibles.
“Nosotros vamos al establecimiento o vivienda del cliente y realizamos una evaluación que parte de su facturación mensual de electricidad y el espacio del techo para la instalación de los paneles. Luego, calculamos el tipo de equipos que necesita. Cada propuesta es distinta para cada cliente. Su inversión la recuperará en unos tres o cinco años, y por los siguientes cuarenta años generará energía de forma gratuita”, explica el trujillano. En promedio, la inversión de un equipo para una vivienda de cuatro personas bordea los tres mil dólares. El equipo más caro que instaló Soleol ascendió a setenta mil dólares.
El producir electricidad con estos nuevos equipos no significa que las personas o empresas rompan vínculos con la distribuidora de energía a la ciudad, en caso de Trujillo, Hidrandina. Por el contrario, continuará su relación, ahora, en términos más favorables. Lo llaman sistema híbrido.
El sol, ubicado a unos 150 millones de kilómetros de la tierra, es la fuente de vida para los humanos desde tiempos inmemorables. No en vano los Incas lo adoraron, los egipcios los llamaban Ra; los mesoamericanos, Quetzalcóatl; los griegos, Helios y los romanos, Apolo. La luz del sol tarda 8 minutos y 19 segundos en alcanzar la Tierra y unos cuantos segundos para ser captada por las placas fotovoltaicas (construidas, principalmente, de silicio) que la convierten en energía eléctrica.
En 1905, un tal Albert Einstein reveló que la luz se transporta en bultos diminutos de energía. Este aporte fue la semilla que contribuiría al desarrollo de la física cuántica y se convirtió en la base de la generación fotovoltaica. A este hallazgo se le denomina la ley del efecto fotoeléctrico, por el que el científico recibió el Premio Nobel de Física.
Como tantos descubrimientos e inventos, un accidente permitió el desarrollo de la primera celda fotovoltaica. En 1954, Laboratorios Bell halló por accidente que los semiconductores de silicio embebidos con ciertas impurezas son sensibles a la luz. ¡Eureka! Ni cortos ni perezosos, los rusos fueron los primeros en utilizar esta nueva energía en sus satélites. Y para variar, China es, en la actualidad, el país con más plantas solares en el mundo. Soleol, la empresa del trujillano Jean-Louis, tiene 2 200 plantas instaladas en todo el planeta, 2 000 en Suiza, 80 en Perú.
El conflicto que inició Rusia contra Ucrania ha cambiado al planeta. Rusia es una abastecedor de combustible en Europa. Con la guerra, cerró el suministro y amplificó la crisis energética que ya padece el planeta.
-Siempre hemos pensado que las energías renovables son importantes, pero ahora con la crisis y los conflictos, la gente se ha dado cuenta, que no solo son necesarias, sino que no nos queda otra. Las energías renovables son determinantes para el futuro no solo de nosotros, sino de nuestros hijos y nietos —explica Jean-Louis Guillet.
Nació en mayo de 1969, de padre suizo y de madre trujillana. Es un hombre que sonríe mucho, pero también es un empresario de oportunidades, incluso, las que germinan de las catástrofes. En el 2011, cuando su empresa estaba en pañales, el colapso de la central nuclear de Fukushima por el terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter de Japón, fue una circunstancia que lo ayudó a crecer hasta convertirse en una de las mejores productoras de energía solar en uno de los países líderes en explotar al sol como fuente de electricidad.
La guerra rusa-ucraniana, ahora, se le presenta como una oportunidad para crecer en el mercado mundial. “Estamos en un momento especial, porque la gente ahora quiere pasar a la acción en cuando al uso de las energías renovables”. La historia demuestra que la negativo de todas guerras siempre guarda algo positivo. Por ejemplo, las dos guerras mundiales estimularon la concepción de la universalidad de los Derechos Humanos, la aparición de organismo internacionales, como las Naciones Unidas, el fin de los imperios, entre otros. ¿Será esta guerra que inició Putin el impulso para modificar para bien la red energética mundial?
-Dentro de todo, tenemos suerte. Tenemos una crisis, pero tenemos las herramientas. Hay problemas, sí; pero tenemos las soluciones.
El optimismo de Jean-Louis Guillet Ganoza se nota de aquí a Suiza. El lío energético tiene una salida en el uso de energías renovables.
Un informe divulgado en la revista National Geographic, estimó que la generación de energía renovable en el 2021 creció más de un 8 %, el mayor crecimiento anual registrado, y que su precio también está bajando, ya que producirla a partir de fuentes renovables cuesta mucho menos que las generadas por combustibles fósiles.
En ese contexto, el Perú es un privilegiado porque goza de una radiación solar generosa. ¿Qué falta, entonces? Decisión.
-La energía solar no es una revolución, sino una evolución –reflexiona Jean-Louis un sábado por la mañana.