Un fenómeno visual ha invadido las redes sociales en el Perú y el mundo: retratos personalizados al estilo Ghibli —inspirados en películas como Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro— generados por inteligencia artificial (IA). La herramienta, impulsada por modelos como ChatGPT de OpenAI y otras plataformas de diseño automatizado, ha despertado asombro, pero también críticas y reflexiones profundas en el mundo artístico.
Detrás de esta moda viral se esconde un dilema cada vez más vigente: ¿puede la IA replicar la esencia del arte? ¿Estamos apreciando una evolución creativa o diluyendo el valor de la sensibilidad humana?

El origen del estilo Ghibli
El llamado estilo Ghibli tiene raíces claras: las películas fundacionales de Studio Ghibli, como El castillo en el cielo (1986) y Mi vecino Totoro (1988). Su máximo referente, Hayao Miyazaki, consolidó un universo visual lleno de colores cálidos, trazos hechos a mano y personajes cargados de emociones, enmarcados en narrativas que mezclan lo fantástico con lo humano.
Este estilo es más que una estética: es una forma de narrar visualmente, un sello emocional. Por eso, su reproducción por parte de máquinas no pasa desapercibida ni está exenta de polémica.

IA y arte: ¿complemento o reemplazo?
«El arte necesita alma», afirma con claridad Daniel Oblitas Pinillos, docente de Diseño en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad César Vallejo (UCV), campus Trujillo. Para él, la IA es una herramienta poderosa, pero no puede reemplazar la creatividad ni la intencionalidad que aporta un artista humano.

«La inteligencia artificial puede generar ilustraciones con estética Ghibli, pero carece de la sensibilidad y el toque humano que hacen únicas a las obras del estudio. Un ilustrador aporta emociones, contexto y tiempo; todo eso aún no puede ser replicado por una máquina”, señala.
Oblitas advierte también sobre los riesgos en torno a la propiedad intelectual y la banalización de la creación artística. «Esta tendencia reduce a segundos lo que a un artista le toma horas o días. Puede ser útil, sí, pero también puede ser una amenaza si no se reflexiona sobre su uso”, sostiene.
Aunque ChatGPT es una de las plataformas que permite generar estas imágenes a partir de descripciones textuales, no es la única. Varias aplicaciones y plataformas han impulsado el auge del arte generado por IA:
- Dream by Wombo: arte con un toque onírico e irreal.
- Deep Dream Generator: que transforma imágenes en visiones surrealistas.
- Artbreeder: permite personalizar rostros y paisajes en múltiples estilos.
- Stable Diffusion (Hugging Face): que ofrece modelos personalizables con prompts detallados.
- Leonardo.Ai: que genera imágenes de alta calidad con estilo pictórico.
Todas ellas, con distintos niveles de accesibilidad, están cambiando la forma en que entendemos la creación visual.
Pese a la controversia, Oblitas reconoce que esta tendencia también tiene un lado positivo. «La fascinación por el estilo Ghibli generado por IA refleja la admiración por el legado visual de Miyazaki y también cómo la tecnología puede acercar el arte a más personas», concluye.