La inteligencia artificial ha revolucionado la creación de contenido visual, permitiendo generar imágenes en cuestión de segundos con un nivel de detalle impresionante. Sin embargo, detrás de esta innovación existe un impacto ambiental poco conocido: el elevado consumo de agua necesario para el funcionamiento de los centros de datos que procesan estas imágenes.
El consumo de agua en la IA Chat GPT: una realidad invisible
Un reciente estudio realizado por la Universidad de Colorado Riverside y la Universidad de Texas Arlington reveló que cada imagen generada con IA puede requerir entre 2 y 5 litros de agua. Este recurso se utiliza principalmente en los sistemas de enfriamiento de los servidores que procesan estos modelos, evitando su sobrecalentamiento y asegurando su operatividad.

En menos de una semana se habrían utilizado 216 millones de litros de agua para sostener la infraestructura necesaria que permite generar este tipo de contenidos.
Si bien esta demanda de agua no es visible para el usuario final, su impacto es significativo, sobre todo en regiones con escasez hídrica. En la actualidad, empresas como OpenAI, Google y Microsoft manejan infraestructuras que consumen miles de millones de litros de agua anualmente solo para mantener sus servidores a temperaturas óptimas.

La fiebre de las imágenes estilo Ghibli y su costo ambiental
El auge de herramientas como DALL·E y Stable Diffusion ha impulsado la generación de imágenes con estilos artísticos únicos, entre ellos el icónico trazo de Studio Ghibli. Aunque esta tendencia ha fascinado a millones de usuarios en todo el mundo, también ha incrementado el consumo energético y de agua en los centros de procesamiento de datos.

El Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) informó que el consumo de agua de los centros de datos ha aumentado un 30 % en los últimos cinco años debido a la creciente demanda de modelos de IA generativa. A medida que esta tecnología se expande, se vuelve urgente encontrar soluciones que minimicen su impacto ambiental.
Ante este desafío, algunas compañías tecnológicas han comenzado a implementar estrategias para reducir su huella hídrica. Entre las soluciones más destacadas se encuentran:
Uso de refrigeración con aire
- En lugar de utilizar grandes volúmenes de agua, algunos centros de datos han optado por sistemas de enfriamiento basados en circulación de aire.
Reciclaje de aguas residuales
- Empresas como Google y Microsoft han anunciado planes para emplear aguas tratadas en lugar de agua potable en sus procesos de enfriamiento.
Desarrollo de IA más eficientes
- Investigadores buscan optimizar los modelos de inteligencia artificial para que requieran menos potencia computacional y, en consecuencia, menos recursos hídricos.
Además, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ha propuesto regulaciones para limitar el consumo de agua en la industria tecnológica, promoviendo el uso responsable de este recurso en los centros de datos.

El rol del usuario en la reducción del impacto ambiental
Si bien la industria tecnológica tiene la mayor responsabilidad en la reducción del consumo de agua, los usuarios también pueden contribuir adoptando prácticas más sostenibles. Entre las recomendaciones se encuentran: evitar generar imágenes de manera indiscriminada sin un propósito definido, optar por plataformas de IA que implementen políticas de sostenibilidad, informarse sobre el impacto ambiental de la tecnología y promover un uso consciente.
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