Cuando se habla de columnas de nube y fuego, es inevitable que muchos piensen en el libro del Éxodo y el pueblo de Israel.
En otro tiempo, estas expresiones simbolizaban la protección divina; hoy, se han transformado en oscuros presagios de destrucción en la Amazonía y otras regiones del Perú.
Densas nubes de humo y llamas de fuego se elevan al cielo, ya no como señales de salvación, sino como trágicos testimonios del daño infligido a la tierra.
Desde hace semanas, la selva amazónica ha sido devastada por terribles incendios. Brasil, el país con la mayor población católica del mundo y donde una cuarta parte de sus habitantes profesa el evangelismo, se enfrenta a uno de los desastres naturales más graves de la última década.

Según informó WWF-Brasil, utilizando datos del Instituto Nacional de Investigaciones (INPE), en agosto se registraron 28 697 incendios en la selva tropical más grande del planeta.
Este es el mayor número de siniestros en un mes desde 2010.
Fuego y samba
Las ciudades coloridas, las playas idílicas y la imponente escultura del Cristo Redentor, una de las siete maravillas del mundo, han quedado opacadas por la dura realidad que enfrenta el país de la samba en la actualidad.
Densas nubes de humo y llamas de fuego se elevan al cielo, ya no como señales de salvación, sino como trágicos testimonios del daño infligido a la tierra.
De acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), las ciudades de São Félix do Xingu y Altamira, en el estado de Pará, son las que presentan el mayor número de incendios activos en la actualidad, con 1440 y 1102 focos de fuego, respectivamente.
El martes 27 de agosto, el gobierno de Pará declaró el estado de emergencia debido a la grave situación de los incendios en la región.
El incendio de Lula da Silva
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente de 2023, Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, ‘prendió’ otro incendio.
Con un firme compromiso, el mandatario anunció su intención de erradicar la deforestación en la Amazonia para el año 2030.

«Me comprometo a retomar el liderazgo mundial de Brasil en la mitigación del cambio climático y el control de la deforestación», declaró y subrayó así la determinación de su gobierno para enfrentar uno de los desafíos ambientales más críticos.
Sin embargo, en agosto, los incendios en la Amazonía brasileña aumentaron un 120 % en comparación con el mismo mes del año pasado, debido al intenso período de sequía que afecta al bioma este año.
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Además, en relación con julio, los incendios incrementaron un 234%, según informó la agencia de noticias EFE.
Dando de esa manera un giro inesperado a los planes de acción para la prevención y control de la deforestación en la Amazonía.
El fuego es provocado
¿Buscando al culpable? El Gobierno de Brasil afirmó que tiene una «sólida sospecha» de que los incendios que están devastando los ecosistemas de la Amazonía, el Pantanal y el estado de São Paulo son resultado de una acción criminal planificada.
«Me comprometo a retomar el liderazgo mundial de Brasil en la mitigación del cambio climático y el control de la deforestación», declaró.
“Es una situación atípica. En una semana, prácticamente en dos días, hubo incendios en varios municipios al mismo tiempo. Ya tuvimos ‘el Día del Fuego’ y existe una fuerte sospecha de que esté pasando de nuevo”, dijo la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, en una rueda de prensa en Brasilia.
“Si es una acción criminal, se castigará con todo el rigor de la ley”, enfatizó.
La batalla frente el fuego incontrolable en Perú
Las inmensas nubes de humo y llamas de fuego no duermen. Los incendios forestales en Sudamérica han sido particularmente graves en Brasil, aunque también han afectado a Bolivia, Ecuador y, actualmente, a Perú.
El 1 de septiembre, el sector La Banda, en el distrito de San Jerónimo, provincia de Luya, se vio envuelto en llamas.

El Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) emitió un informe preliminar que reportó un incendio forestal en la zona. Las llamas de fuego fueron expandiéndose con furia en la cobertura natural.
El 4 de septiembre, en la región de Malvinas, situada en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), se desató un voraz incendio forestal que encendió las alarmas.
El fuego avanzó rápidamente arriesgando la seguridad de sus habitantes, según reportes de Canal N.
Mientras las llamas consumieron la vegetación seca, autoridades, bomberos y otras organizaciones llegaron al lugar para intentar controlar el siniestro, que amenazó con extenderse de manera incontrolable.
Llamado de emergencia
El 5 de septiembre, el gobernador de Cajamarca, Roger Guevara Rodríguez, pidió al Gobierno nacional una respuesta inmediata para frenar los incendios forestales que azotan la región.
Desde agosto, el fuego ha arrasado más de 2000 hectáreas de bosques y plantaciones, con San José del Alto y Tabaconas, en las provincias de Jaén y San Ignacio, como las zonas más afectadas.

Según indicó Guevara durante una entrevista con Exitosa, gracias a la intervención de dos helicópteros se lograron controlar los incendios en San Pablo, Contumazá, Cutervo y parte de Jaén.
El 8 de septiembre. El fuego sigue avanzando. En el distrito altoandino de Incahuasi, en la región Lambayeque, un devastador incendio forestal se extiende sin piedad, consumiendo vastas hectáreas de terreno agrícola, especialmente los plantones de pino.
Mal viento
Según Jesús Vilcabana, alcalde de Incahuasi, los intensos vientos complican los esfuerzos por controlar el fuego, haciendo imposible que los aviones puedan intervenir con eficacia.
“Estamos perdiendo los hermosos bosques de la zona de Incahuasi, que son una fuente importante de hongos comestibles. Estos hongos generan ingresos para muchas familias, permitiendo que los niños puedan adquirir útiles escolares. Esta situación me apena profundamente», expresó en una conversación con Exitosa.

En el distrito, la campesina María Bernilla Manayay, de 66 años, perdió la vida en su valiente intento por detener el avance del fuego que la rodeó sin darle oportunidad de escape.
Sus vecinos, al descubrirla atrapada entre las llamas, lograron rescatarla y trasladarla de inmediato al hospital en Ferreñafe, y luego a Chiclayo.
A pesar de los esfuerzos médicos, las graves quemaduras que cubrían el 95% de su cuerpo la llevaron a ser ingresada en la UCI. Lamentablemente, la mañana del 8 de septiembre dejó de existir, según informaron sus familiares.
La campesina María Bernilla Manayay, de 66 años, perdió la vida en su valiente intento por detener el avance del fuego que la rodeó sin darle oportunidad de escape.
Ante ello, el gobernador regional de Lambayeque se unió al llamado de su colega de Cajamarca, para solicitar con urgencia que se declare el estado de emergencia.
Ante la magnitud de los incendios forestales que ya han arrasado con más de 250 mil árboles de pino, ambos líderes piden que el Ministerio de Defensa movilice aeronaves equipadas, como los aviones Spartan y helicópteros C27, para combatir las llamas y evitar que el desastre continúe extendiéndose.