En las últimas semanas, Perú enfrenta una grave crisis ambiental debido a los incendios forestales que se extienden desde Puno hasta Tumbes.
Estos siniestros, causados principalmente por actividades humanas como la quema de pastizales y la deforestación, han afectado diversas regiones del país, poniendo en riesgo no solo la biodiversidad, sino también la salud y los medios de vida de miles de personas.
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En Puno, los incendios han devastado extensas áreas de vegetación nativa, lo que afectó, principalmente, a comunidades rurales que dependen de la agricultura y la ganadería.
Incendios: más ciudades afectadas
La situación es igualmente crítica en regiones como Cusco y Arequipa, donde los siniestros se han intensificado debido a las condiciones climáticas extremas, como la sequía y los vientos fuertes.
En el norte, desde Piura hasta Tumbes, los incendios han consumido importantes áreas de bosque seco, hábitat de especies vulnerables.
El gobierno ha desplegado brigadas para combatir los incendios, pero la magnitud del problema requiere de una respuesta coordinada.
Especialistas en medio ambiente advierten que la falta de políticas de prevención y el cambio climático están exacerbando estos eventos, lo que convierte a los incendios forestales en una amenaza cada vez más frecuente y destructiva en Perú.