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Gota a gota: así sufren las víctimas de la tenebrosa modalidad delictiva

¿Cómo se vive cuando prestas dinero a delincuentes? Conoce los testimonios de víctimas de una modalidad criminal que avanza galopante en el Perú.

Escribe Iveth Xiomara Yamunaqué González 

En el parque Víctor Manuel Maldonado Begazo, conocido como el Parque Celeste, ya no se observa a niños ni adultos, quienes, hace unos años, dialogaban tranquilos, sobre los diferentes caminos inciertos de la vida, en las bancas.

El cielo piurano muestra una luna imponente que se oculta, de tanto en tanto, entre las nubes. Las calles del asentamiento humano Nueva Esperanza, donde se ubica este lugar de sano esparcimiento, dimensionan la desolación. 

A unos metros, en una casa pintada de colores alegres con un atisbo de pureza y un piso rojo brillante, vive una de las tantas voces silenciadas por el gota a gota, una modalidad delictiva que avanza a galope en el Perú. 

Se escucha el crujir de una puerta al abrirse y unos ojos temerosos asoman en dirección a una de las ventanas blancas del domicilio, el cual se ha convertido, desde hace seis meses, en un infierno. El miedo mezclado con la ansiedad resultan ser las compañeras cotidianas de una mujer que tomó decisiones equivocadas.

A unos metros, en una casa pintada de colores alegres con un atisbo de pureza y un piso rojo brillante, vive una de las tantas voces silenciadas por el gota a gota, una modalidad delictiva que avanza a galope en el Perú. 

“Le hice caso a una amiga para prestar plata rápido y ahora siento que mi familia está en peligro”, señala la víctima, a quien llamaremos Lidia. 

Letal

Sin complicaciones y rápidos. Estas palabras definen algunas de las características de los préstamos gota a gota, los cuales se han convertido en un cáncer que se expande por todo el territorio peruano. 

Los criminales que están detrás de esta modalidad se aprovechan de la necesidad de las personas angustiadas por saldar sus deudas en un dos por tres.

El gota a gota ha dado un salto a la tecnología. En el Perú, en los últimos tres años, 3 730 802 personas instalaron aplicativos de préstamos informales en sus dispositivos móviles hasta mayo de 2023, según un análisis de LR Data. El 86 % de estas se descargaron apenas en el 2022.

En lo que va el 2023, la Policía Nacional ha desarticulado siete bandas criminales y ha capturado a 65 personas vinculadas a este ilícito, en todo el Perú.

Modalidad criminal gota a gota

Así fue

Lidia tiene unos 40 años. Su rostro está preso por ligeras arrugas que, quizá, son producto del cansancio, pues unas prominentes ojeras realzan y dan rienda suelta a la imaginación del calvario que lleva dentro. 

Con el rostro desencajado, trata de mostrar una ligera sonrisa, la cual se pierde entre una lágrima que baja por su mejilla. 

“Yo tenía una deuda en el colegio de mi hijo y otra con una señora del mercado, fiaba porque a veces llegaba con las justas a fin de mes. Me sentía desesperada, porque no sabía de dónde sacar plata”. 

Lidia, hace seis meses, sintió que respiraba por primera vez, tras una sugerencia de una amiga tomó la decisión de obtener un préstamo fácil. Error que le ayudó a saldar cuentas, sin embargo, con el pasar de las semanas se volvió una pesadilla.  

Desde que prestó los 3 mil soles, su vida ha dado un giro de 360 grados. Los primeros días de pago fueron sencillos. Un joven motorizado llegaba a su domicilio a cobrar la cuota correspondiente, a veces eran 100 soles, otras 150. Los intereses le parecieron justos. Era algo que podía cumplir, pues vendía útiles escolares en casa.

“Yo tenía una deuda en el colegio de mi hijo y otra con una señora del mercado, fiaba porque a veces llegaba con las justas a fin de mes. Me sentía desesperada, porque no sabía de dónde sacar plata”. 

“Los pagos eran interdiarios, a mí me pareció normal y sentí que me habían salvado de las deudas, era algo que podía pagar, pero luego todo cambió”. 

Según Lidia, un día martes, logra recodarlo muy bien, dos hombres de nacionalidad venezolana irrumpieron en la tranquilidad de su hogar y empezaron a gritar. 

Le exigieron el desembolso diario de 250 soles; ella se sentía ahogada y no lograba entender todo lo que sucedía. “Yo qué iba a poder pagar todo eso. Desde ese día me sentí muy asfixiada”. 

Los insultos iban y venían como dagas, atravesaban su mente y corazón, sin embargo, lo único en lo que pensaba Lidia, en ese momento, era en su pequeño. Apenas tenía 8 años. 

Calvario perpetuo

Los días transcurrieron con la misma ferocidad. Los hombres llegaban sin avisar, ingresaban al domicilio y pedían el dinero. Lidia en alguna oportunidad no les canceló completo, lo que enardeció a los cobradores, quienes aventaron un florero al piso. 

“Aquí en la pierna tengo una pequeña cicatriz, fue el vidrio que salpicó, pero esto no dolía tanto como ver a mi hijo asustado, escondido en mi cuarto y llorando bajito”, cuenta Lidia, al tiempo que acomoda su cabello y parpadea siete veces para no perder el control y echarse a llorar.  

Mientras narra la cruz que lleva a cuestas, la voz se le quiebra, tal vez, porque el arrepentimiento es más fuerte que el miedo. Su mirada a veces disocia y viaja por completo a un valle de errores que no ha sabido enmendar. 

En la actualidad, paga la deuda, pero en montos bajos debido a que ha logrado saldar la mayor parte de la cantidad prestada. Las amenazas han cesado. Piensa que fueron solo para tenerla amedrentada, sin embargo, la pesadilla que vive no se la desea ni a su peor enemigo. 

“Con los gota a gota fue una pesadilla” 

Sullana es conocida como la Perla del Chira por su impresionante valle y río Chira. “Del Chira eres la perla sultana de las sultanas”, canta el tondero. Además, posee imponentes atractivos turísticos con mucha historia. Sin embargo, sus calles están oscurecidas por la delincuencia. 

Por años, hombres en moto han recorrido los diferentes barrios, los famosos cobradores de los préstamos fáciles o, como todos les llaman, los gota a gota. 

Los préstamos sin ningún tipo de respaldo o aval se han convertido en medios accesibles para aquellos que se ven ahogados por deudas. 

El esfuerzo que se hace por priorizar un mejor estilo de vida, en esta ciudad, es amplio, sin embargo, los caminos que se toman para conseguirlo, muchas veces, no son los adecuados. 

En la actualidad, paga la deuda, pero en montos bajos debido a que ha logrado saldar la mayor parte de la cantidad prestada. Las amenazas han cesado. Piensa que fueron solo para tenerla amedrentada, sin embargo, la pesadilla que vive no se la desea ni a su peor enemigo.

La mujer de 19 años (la llamaremos María) relata la historia de su madre, quien aturdida por las deudas decide, equivocadamente, recurrir a una conocida para prestar dinero. 

“Con los de gota a gota fue una pesadilla, no sé cómo no mataron a mi mamá”, señala una de las hijas de otra voz silenciada por las amenazas. 

La historia de la madre de María empieza con una excesiva deuda a una de sus amigas. Esto se convirtió en un círculo vicioso, pues para pagar el crédito anterior decidió obtener otro. 

“El primer préstamo se lo hizo a una amiga, el siguiente fue a otra señora y por pagarle a ella fue sacando préstamos a más personas”.

Pasaron los meses y las deudas acumuladas eran un dolor de cabeza, debía mucho dinero, pues solo había pagado el interés. 

“Con eso de los préstamos fáciles, le dijeron que con sus datos y su DNI le darían el préstamo rápido. Fueron 4 mil soles”, manifiesta la joven, quien tiene una voz particular, se muestra cohibida al momento de contar lo que pasó.

Datos estadísticos
El jefe de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri), general Luis Flores, señaló, a la agencia Andina, que, desde enero hasta mayo del 2023 han recibido 42 denuncias de personas que fueron víctimas del esquema de préstamos conocido como gota a gota, a través de una aplicación enviada a sus teléfonos móviles. 
Además, se han registrado 19 denuncias de personas que inicialmente accedieron a estos préstamos y luego fueron objeto de extorsión.

Tenía 17 años cuando afrontó tan terrible suceso. Al principio, sentía que su madre solo buscaba la manera de estar tranquila y darle lo mejor, sin embargo, tenía mucho miedo, pues siempre veía preocupación en el rostro de su progenitora. 

“Un día llegaron dos hombres —eran colombianos, bien agresivos— golpeando la puerta bien duro, llegaban a cobrar. Mi mamá les dijo que no tenía dinero y fue peor”. 

Pasaron los días y volvieron los mismos individuos e ingresaban a su domicilio, ya que su madre tiene una bodega y la puerta no tenía seguro de refuerzo. 

“Daba miedo y me sigue dando miedo contarlo porque fue muy feo, los hombres ahora entraban hasta la casa. Como si se tomaran la confianza y fuera suya”. Los días seguían igual de tormentosos, María y su madre debían soportar la presencia de 3 hombres, uno de ellos armado.

Las amenazas eran constantes y le exigían que pagara, cuando no le correspondía hacerlo. “Una vez no soportamos más, nos dio miedo y nos escondimos abajo de la cama, porque cuando llegaban era muy feo todo, gritos y amenazas”. 

“Daba miedo y me sigue dando miedo contarlo porque fue muy feo, los hombres ahora entraban hasta la casa. Como si se tomaran la confianza y fuera suya”.

El terror a la muerte se pierde cuando te esfuerzas por hacer que los tuyos sobrevivan. “Con mi mamá nos fuimos de viaje, nos tuvimos que fugar porque el gota a gota nos iba a matar, igual amenazaron a mi papá y ahora estaba mi vida de por medio”.

La hija de María cuenta que las duras circunstancias hicieron que buscaran refugio lejos de su domicilio en Sullana, dejaron lo que con tanto esfuerzo construyeron, los momentos en familia y su infancia. 

“Estuvimos algunos meses fuera de mi hogar y después mi papá nos fue a buscar, había hipotecado la casa para pagar los préstamos y había hecho otros préstamos para pagar. Todo era para los intereses, no sé cómo seguimos vivas, pero fue aterrador”, termina la joven con un leve suspiro.

Entre la angustia y el terror

Esta historia está marcada por una avalancha de deudas y la angustia de no tener cómo pagarlas. Un hombre de 50 años solicitó 16 préstamos a 16 financieras virtuales, las cuales eran operadas por criminales relacionados al temerario gota a gota. 

“Actualmente, estoy con un cuadro de ansiedad, depresión y estoy siendo medicado”, comenta Carlos, a un conocido medio peruano.

“Tienes cinco minutos para cumplir con tus obligaciones y responsabilidades, o sino espérate a tu muerte”, se escucha en uno de los tantos audios amenazantes que recibió.

El hombre pensó que un solo clic había resuelto sus complicaciones y con estas, su vida; sin embargo, perdió la paz y puso en peligro a toda su familia. 

Lo irónico de esta historia es que Carlos es un hombre con educación financiera, trabajó por muchos años en la banca y aunque sabía lo peligroso que era, este método le pareció lo más óptimo para saldar sus cuentas. “Me tomó en mis cinco minutos de desesperación”, reconoce.

Lo saben todo

Según la agencia Andina, estas financieras virtuales depositan préstamos por 1000 o 2000 soles sin consultar a las víctimas; en poco tiempo, terminan cobrando hasta 18 000 o 20 000. 

Si no accedes al pago, los prestamistas lanzan una serie de amenazas, como atentar contra tu vida, casa o fuente de ingresos. Así mismo, tienen acceso a los contactos, fotos, incluso videos que pueden ser muy privados. 

Carlos solicitó 1000 soles por cada financiera, de los cuales solo le entregaron 450, el resto quedaba como impuesto y garantía por adelantado. 

Si calla, otorga
Cualquier ciudadano que haya sido víctima de préstamos gota a gota o que tenga información sobre personas que se dediquen a esta actividad ilegal, puede realizar denuncias de manera segura, confidencial y con todas las garantías necesarias. 
Para ello, se debe llamar a la Línea 1818 o al número 942841978, que brindan los canales adecuados.

“Me dan un plazo para pagar, sin embargo, este no se cumple, te dicen a las 8 de la mañana y desde las 6 ya te están llamando, si no accedes empiezan las amenazas”.

Audios, mensajes y fotos de su esposa e hijos llegaban a su teléfono con amenazas subidas de nivel. “Al permitir que la aplicación acceda a mis contactos y cosas privadas de mi celular, empezaron a amenazar a mis familiares también, por tenerlos registrados ahí también”. 

El calvario ha originado rencillas entre sus familiares. Su matrimonio está a punto de acabar y sus hijos ya no viven con él por seguridad. Solo un clic bastó para arruinar su vida por completo, lo consume la soledad y busca la manera de saldar las cuentas, tanto de las financieras como de sus errores.