Era un juego donde el primer obstáculo era nuestra mente, sí, nosotros mismos; y nos superamos, el gol tempranero siempre ayuda y más aún si llega del ‘9’, quien no se cansó de luchar y buscar no solo el gol sino su sueño mundialista. Salimos a apretar y buscar con un Christian Cueva que está en su mejor versión con la Blanquirroja, no solo es el creativo; es el que contagia, quien se anima a hacer cosas que solo lo haces en un campo de cemento o con los amigos del barrio, eso es madurar, saberse importante y no pesarle la responsabilidad. Un pase a tres dedos y una individualidad fulbitera fueron suficiente para gestar los dos goles que nos llevan al repechaje.
Mejoraron Yoshimar Yotún y Sergio Peña, pero no aún al nivel conocido, erramos otra vez en la entrega en algunas ocasiones que otro equipo con mayor jerarquía nos pudo complicar mucho más, y es que a pesar de ir ganando nunca dejamos los nervios y la ansiedad, pero aún así no perderíamos la entrega y amor propio. Todos dentro del campo marcaron su propio gol en alguna intervención en su zona que ayudaba a construir el resultado.
Edward Alva Ramírez.
Periodista de GolPerú.
Mención aparte a la tribuna, a la gente que acompañó al equipo desde la salida del hotel que originó un retraso en la llegada del equipo, ese pueblo que aprendió no a presionar al rival, sino a empujar a los nuestros, a ser realmente esa inyección anímica que Ricardo Gareca entendió y por ello exigió la vuelta del hincha al estadio; ese público que desde que volvió coincidentemente al estadio, colaboró para la recuperación de éste en la cancha.
Queda un paso, el más difícil, pero allí estamos, para seguir sufriendo, para seguir luchando, para seguir unidos; por que está selección hizo eso, unirnos.
