¿Negligencia o infortunio? Teresa Zegarra Guerrero de 30 años luchaba por tener hijos. Junto a su esposo iniciaron un tratamiento para concebir. El 28 de marzo, en compañía de su esposo Jesús Sedano, asistieron a la clínica Gineclinik, ubicada en la urbanización Santa Inés, como parte del tratamiento para dar vida; sin embargo, no se imaginaron que se convertiría en un lugar que les arrebataría no sólo el sueño de ser padres; sino, también, la promesa de estar juntos siempre.
Las autoridades iniciaron las investigaciones para esclarecer los motivos que desencadenaron su muerte. Sus familiares acusan al médico David Chacha Vargas de una supuesta mala práctica. “Si solo Teresa necesitaba una inyección, ¿por qué entró el anestesiólogo y una ginecóloga dentro del consultorio? Solo en caso de una operación, intervienen dicho personal y se necesita de un equipamiento especial”, señaló el médico cirujano Alberto Rojas.
Para la obstetra Ysabel Vallejos podría tratarse de algo más que una consulta médica. “Es raro que el anestesiólogo estuviera presente y, más aún, sin tener la historia clínica. Además, él se excusa en la reacción del organismo ante un medicamento; sin embargo, él omitió preguntar previamente a qué medicamento es alérgica. No deseo pensar mal, pero es probable que ellos tenían en mente cometer algo ilícito”, comentó.
La necropsia arrojó resultados inesperados y el hallazgo de enfermedades que los familiares desconocían. “Dicen que mi esposa tiene TBC y quistes cerebrales; y que esto sería su causa de muerte; sin embargo, tenemos los resultados de los chequeos generales que se realizó este año, de los cuales, en todos, nunca se evidenció lo que ahora están mencionando”, expresó indignado Jesús Sedano.