Algunos podrían decir que esta tercera temporada es lenta y aburrida; pero para un seguidor del universo de Star Wars, lo visto es el preámbulo de algo mucho más grande.
Debemos partir de la idea del regreso a los orígenes que engloba a la obra creada por George Lucas. Entonces, lo que debemos esperar de los contenidos de este universo son: space western, ciencia ficción, acción, fantasía y algo de comedia.
El Mandaloriano (Jon Favreau, 2019 ) es un producto muy refrescante, donde su creador, rodeado de muchos directores que captan y explotan la misma idea —la del entretenimiento espacial—, nos tienen cautivados.
Hay una razón que explica el porqué en esta temporada hay episodios lentos: mostrar mansamente lo que se viene formando en las sombras. Poco a poco, se va develando y aun, antes de su último capítulo, no tenemos el panorama completo ni el verdadero alcance de la maldad que acecha a la galaxia.
La historia de los mandolarianos es la excusa perfecta para ir explorando la galaxia, conociendo o reconociendo personajes ya visto en la saga principal o que se presentaron en la serie; paseándonos por mundos cada vez más interesantes; pero, sobre todo, para ir descubriendo esa visión nueva/vieja de la cual no deberían haberse despegado los productos de Star Wars.
Esta visión que cada vez se ve mejor reflejada, tomando en cuenta lo anunciado en la celebración de Star Wars y sus doce anuncios principales, donde Ahsoka —la nueva saga de películas después de la última trilogía, el contar el origen de la fuerza y, sobre todo, que esta serie del mandaloriano tendrá como cierre una película—, nos ayuda a deducir que nos quedaremos con muchas ansias hacia esos productos y que la conexión es más que necesaria.
Tenemos ante nosotros una serie que significa mucho y no nos estamos dando cuenta. Prácticamente, El mandaloriano, de forma literal, se convirtió en el resurgir de la fuerza; solo nos queda esperar por lo que se viene y pedir que la fuerza nos acompañe.