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Camila Yan Olórtegui: “Yo he sido Trujillo”

La única mujer trujillana campeona en la edición del 2023 del Concurso Nacional y Mundial de Marinera del Club Libertad forjó su título en la constancia y referencia familiar.

-Voy a volver por esa banda.

Este campeonato empezó un año antes, en plena efervescencia del dolor de una derrota; pero en el mejor lugar del mundo: los brazos de una madre. 

Camila Amaral Yan Olórtegui perdió la final del 2022 de la categoría nóveles del Campeonato Nacional y Mundial de Marinera en el Coliseo Gran Chimú. Minutos después de bajar del podio, de aplaudir con grandeza a los ganadores y de no decir ni una sola palabra que manche la victoria de sus rivales, buscó a su madre en la tribuna.  

—Voy a volver por esa banda —prometió llorando.

Luego repitió la frase. Voy a volver por esa banda. Al siguiente día actúo. Voy a volver por esa banda. Desde entonces, empezó a ensayar para lucir el distintivo de la mejor.

“No dejó de prepararse ni un solo día”, cuenta su papá. 

Un año después, y luego de tres días de lograr el ansiado campeonato, machaca que iba a regresar por esa banda.

— Estuve tan cerca que no me iba a quedar con las ganas —amplía Camila Amaral Yan, con la faja de campeona puesta y una brisa de orgullo por el logro alcanzado. Ríe. 

Camila Yan Olórtegui y Ángel Sebastián Inga Agurto.
Ángel Sebastián Inga Agurto y Camila Yan Olórtegui en pleno baile. (Foto: Ronald Minchola).

Caballera, nomás

Para campeonar en el mundial de marinera, a Camila le sirvió el golf, ese deporte escocés, que hasta hace poco era exclusivo de los varones. Ella, también, es una campeona de esa disciplina, y extrapola con frecuencia las competencias que desarrolló en ese juego, cuando baila. Lo hizo aquella noche del 2022 cuando perdió. “El golf es una deporte de caballeros”, dice su madre Maricarmen Olórtegui Risco, laureada del campeonato de marinera que organiza el Club Libertad, acaso el máximo título que una bailarina de marinera puede obtener. 

Un caballero o una caballera es una persona que se comporta con distinción, nobleza y generosidad. Así se gobernó Camila durante la derrota. Así se portó al siguiente día, cuando empezó a prepararse para el próximo campeonato. Así se portó los 365 días que faltaban para su revancha.

Para campeonar en el mundial de marinera, a Camila le sirvió el golf, ese deporte escocés, que hasta hace poco era exclusivo de los varones. Ella, también, es una campeona de esa disciplina.

365 es el número que le asignaron en el concurso este 2023. Camila recuerda esos dígitos y ríe. Otra pareja finalista llevaba el 369; por eso, cuando el presentador anunció a los ganadores, esa singular coincidencia de los dos primeros dígitos alargaba la ansiedad.

“El ganador es la pareja 3… 6…”, se escuchaba por los parlantes del polideportivo del Callao. “¡Estaba en pánico total!”, recuerda con un grito de niña, su hermana menor, Catalina, ferviente animadora, jefa de barra, filmadora y encargada de mantener hidratada a Camila durante las extenuantes jornadas de competencia, las cuales empezaron el martes y culminaron el domingo con su última performance: el baile de las marineras San Miguel de Piura y Así baila mi trujillana

Camila Yan y la gratitud

Camila cumple por estos días una gira de agradecimiento. El lunes 30 de enero, luego de bajar del avión fue a la casa de sus abuelos a abrazarlos, después caminó por Las Delicias para compartir el triunfo con sus vecinos y cómplices. Visitó su excolegio Talentos, ha acudido a los programas de televisión que la han invitado y ha brindado todas las entrevistas que le han solicitado, salvo la de una radio de este miércoles primero de febrero: cuando estaba en plena cabina se fue la luz. 

Camila levanta los hombros y ríe al recordar ese episodio. También ríe cuando recuerda que el estómago se le revolvió y el tiempo se le hizo larguísimo al escuchar por los parlantes del coliseo su nombre como campeona. 

El desahogo de Camila Yan y de Ángel Inga es elocuente. (Foto: Marineraypunto).
El desahogo de Camila Yan y de Ángel Inga es elocuente. (Foto: Marineraypunto).

“Siento orgullo, felicidad, satisfacción. Estoy viviendo un momento bonito que ya vivió mi mamá. Me siento bastante agradecida por la gente que me ha apoyado. También feliz por mí, porque el esfuerzo y empeño ha rendido sus frutos, porque este baile es trabajado, es entrenado”.  

Compite en el concurso mundial de marinera del Club Libertad desde hace diez años, pero en las dos últimas ediciones lo hizo de manera, como ella dice, “potente, potente”. Ha pasado por tres categorías y esta era su última oportunidad para levantar el título en nóveles. 

Todo lo que sospechó vivir siendo campeona no se compara con la realidad.  “Es mucho más emocionante de lo que me había imaginado. Por el cariño de la gente que viene a saludarme, a felicitarme. ‘Te hemos visto por la tele’. Me dicen que los he hecho llorar”, repite.

Sus gestos de agradecimiento se dimensionan cuando habla de sus entrenadores Rocío Abanto Calderón, de Lima, y, de Trujillo, Gino Morales y Kervin Rodríguez. Se refiere con mucha emoción de su coach: su mamá. “Somos el gran equipo que ha hecho este triunfo posible”. 

Además, acentúa la complicidad, pasión y entrega de su pareja: el limeño Ángel Sebastián Inga Agurto, víctima, primero, de un Perú convulsionado, y, segundo, de los líos de los organizadores del mundial de marinera con la municipalidad de Trujillo. 

Bloqueo y cambio de sede

Ángel no pudo viajar de Lima a Trujillo en paz porque su bus quedó detenido en Chao (Virú) por el bloqueo de carreteras de personas que protestaban contra el gobierno de Dina Boluarte. Junto a su mamá y hermana menor caminaron cinco horas. Dejó su equipaje en el bus y avanzó solo con su portasombrero y una muda de ropa para entrenar. 

Cuando llegó, se enteró de que el mundial cambiaba de sede a Lima porque la municipalidad no le extendió los permisos al Club Libertad. 

Todo fue raro. Todo fue un caos. Cientos de participantes —bailadores, entrenadores, maquilladores y público— de otras ciudades ya estaban instalados en Trujillo. Solo algunos pudieron seguir al evento a Lima, al polideportivo del Callao, su novel sede.  

“A mí me genera mucha pena que no haya sido el campeonato acá (en Trujillo); pero yo he sido Trujillo, he representado a Trujillo, he llevado en mi corazón a Trujillo, y he traído el premio a Trujillo”, cuenta.

Camila Yan vive, por estos días, una jornada de gratitud con todos los que la apoyaron. (Foto: César Clavijo).

Su mamá complementa: “Desde que empezó la competencia, la gente me decía ‘tiene un estilo bien trujillano’, ‘ella es Trujillo’, ‘ella nos está representado, ‘ella va ganar’, ‘ella se va llevar el campeonato’. Yo sentía que Camilia tenía una responsabilidad mayor”.

Matar a la madre

El título de Camila Yan se dimensiona porque ella es la única trujillana que se coronó campeona en esta edición. También, se engrandece porque la ayudó a expulsar la pesada mochila que cargaba desde que pisó una pista de baile: ella es hija de la laureada Marycarmen Olórtegui. “Marycarmen es a la marinera lo que Messi es al fútbol”, valorizó otro emblemático campeón Hugo Romero. 

Quien a baile muere, a baile mata. Camila ‘ha matado a la madre’, esa metáfora de Freud, que explica el desapego y la búsqueda de autonomía de un adolescente respecto a lo que representa o el legado fraternal. Este es un proceso fundamental que parte, necesariamente, de la admiración hacia la progenitora.

¿Qué viene ahora? Seguir bailando. Camila nació el 26 de agosto del 2006. Su nombre significa “la enviada de Dios”, “la que está presente en Dios” y “la que ofrece sacrificios”.

“Yo quiero entregar mi título en el Gran Chimú”, añora. Mientras tanto, seguirá bailando, y lo hará como le enseñó mamá: “Ahora empieza la responsabilidad. Ahora, cada vez que bailas, tienes que demostrar por qué eres la campeona”. 

César Clavijo Arraiza
César Clavijo Arraiza
Nació en un desierto frente al mar, donde solo crecen árboles de algarrobos. Dice que le gustan todas las frutas, pero en los últimos meses se ha decantado por el pepino, de origen andino; pero con una mala fama: se cree que si se consume después de beber licor puede causar la muerte. Periodista, escritor, docente, padre y esposo. Es torpe con la pelota, pero ama jugar fútbol. En el 2018 publicó "Tercera persona" y ahora está a punto de terminar un doctorado en comunicaciones.