Alguien escribió que en Europa el fútbol es prosa; en Sudamérica, poesía. Ambas son bellezas, pero la poesía tiene ambiciones más estéticas. La poesía es corta, como el toque de Neymar en el borde del área a Rodrigo, quien construye un verso con el mismo Neymar al devolverle la pared.
La poesía tiene una estructura interna y otra externa. En la primera se expresan el contenido, el tema y las ideas principales. Neymar tenía claro qué haría cuando el balón regresó a él: volvió a tocar con un compañero, esta vez con Lucas Paquetá, quien también, pensó y creó belleza. Tocó al espacio para cimentar otra pared: esas que derriban defensas.
Neymar, embelesado en versos, traspasó a un croata, burló al arquero y éxtasis. Un gol hecho en Sudamérica. Un gol con vertientes del Amazonas, con aires del Corcovado, de la playa de Ipanema, de calles con polvo, de arcos de piedras.
Pero la belleza como es amor, es dolor. Como es vida es muerte. Como es alegría es dolor. Como es victoria es derrota.
La prosa es más extensa y casi siempre, parafraseando a Cortázar, nunca gana por nocaut, sino por puntos. La prosa no corre pruebas de velocidad, sino de resistencia. Por eso el gol de Petkovic a poco para que terminen 120 minutos de juego. A la prosa no le interesan las rimas, tampoco las reiteraciones, menos las métricas, tampoco los versos.
La prosa se estructura en párrafos. Como bloques defensivos. El mejor de ellos el arquero Dominik Livaković, una de las grandes figuras de Qatar 2022. Bloqueó todos los ataques directos de Brasil. Unas nueve oportunidades claras de gol para la verdeamarilla fueron sofocadas por el cancerbero de 27 años.
Ante Japón tapó dos penales. Hoy bloqueó el tiro de Rodrigo, la primera ejecución, para empezar a escribir un hito en la historia del fútbol de su país. Otra vez en semifinales y con ansias de revancha.
Hay que tener un arquero superlativo para ganarle a Brasil. En especial, a este Brasil favorito por pasado y por presente.
Qué tal raza
Se habla del carácter de los equipos de Los Balcanes: nunca se dan por vencidos. Se habla de la estela de Croacia en los tiempos de alargue en los mundiales: nunca los perdió. Se debe hablar, también de que el fútbol, como escribió Jorge Valdano, es un estado de ánimo.
Luego el gol de Neymar, Brasil era calma y cansancio, el cual se relaciona con la relajación. Croacia, en cambio, estaba tenso-activo. Es verdad, que en este estado se puede confundir con nerviosismo, pero más significativo es la urgencia. Los europeos supieron administra mejor su estado de ánimo.
Se hablará de Brasil, también. Es un duro mazo para esta generación brasileña, liderada por Neymar, quien con 30 años suma un nuevo fracaso mundialista luego la goleada 7-1 contra Alemania en Brasil 2014 y la eliminación 2-1 ante Bélgica en cuartos de Rusia.
En Catar, Brasil tenía todo para seguir avanzando, pero esto es fútbol, el deporte más hermoso del mundo, por lo inesperado, lo inaudito, sorprendente. Un terreno donde, a veces, la poesía, con toda su belleza condensada, claudica ante la prosa estructurada.