Era un amanecer tranquilo en Kabul y un dron estadounidense sobrevuela la capital de Afganistán mientras el líder de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, está en el balcón de su casa. Es domingo, y dos misiles se lanzan contra quien fue, durante años, la mano derecha de Osama Bin Laden, el terrorista más buscado de la historia. Tras años de seguimiento y por decisión del presidente Joe Biden, se ejecutó un operativo que acabó con la vida del principal objetivo de Estados Unidos.
Por información de inteligencia, se sabía que al-Zawahiri, de 71 años, vivía con su mujer, su hija y sus nietos; aunque ninguno de ellos salió herido. El Pentágono informó que los rastros del ataque aéreo alrededor de la casa fueron mínimos. El Gobierno de Estados Unidos celebró el éxito de la operación, la cual fue el resultado de años de seguimiento.
Ayman al-Zawahiri fue el objetivo prioritario de los servicios secretos de EE.UU., con mayor interés desde el 2011, año en el que se ejecutó a Osama Bin Laden y él lo sucedió en el cargo. Por información clasificada se sabía que se escondía en casas secretas de Pakistán y Afganistán.
Washington ubicó a su familia a inicios de este año en un refugio en Kabul. Los servicios de inteligencia confirmaron, tras varios meses, que el sucesor de Bin Laden también se escondía en esa casa. Un equipo de élite estudió la estructura del inmueble, las personas que lo acompañaban y el riesgo de una operación encubierta. Hasta que encontraron un detalle en particular: Ayman nunca salía de casa y le gustaba andar por el balcón.
Primer boceto del ataque
“Identificamos a al-Zawahiri varias veces y por largos periodos en su balcón, donde fue abatido”, reveló un alto funcionario de EE.UU., mientras el presidente Joe Biden anunciaba la noticia la noche de este lunes. Esta operación era tan secreta, que solo unos cuantos funcionarios del más alto rango estaban al tanto de su preparación, entre abril y junio.
Joe Biden recibió un borrador de la operación el 1 de julio, el cual incluía una maqueta de la casa donde vivía al-Zawahiri. Hubo una reunión de emergencia con William Burns, presidente de la CIA, en la Sala de situaciones de la Casa Blanca, espacio donde hace once años el exmandatario Barack Obama siguió en vivo el ataque contra Bin Laden. En esta reunión, Biden consultó sobre los factores que podrían afectar la operación.
El presidente estadounidense volvió a reunirse con los altos mandos de su Gobierno el 25 de julio y autorizó el ataque aéreo. Así, a las 6:18 de la mañana del domingo 31 de julio, mientras ya asomaba el sol en Kabul, el líder de Al-Qaeda, recién levantado, se asomaba por su balcón.
Dos misiles Hellfire fueron disparados contra Ayman al-Zawahiri, desde un dron, contó un funcionario desde el anonimato.
Operación secreta
Horas después, Washington confirmó que solo murió el blanco del ataque. Los talibanes, que controlan el país desde a retirada de las tropas de EE.UU., dijeron a los medios internacionales que un cohete impactó un inmueble vacío en una acomodada zona residencial de Sherpur, sin causar víctimas.
Detalles no conocidos
Desde el entorno muy cercano al presidente Biden trascendió que en el ataque aéreo se usaron misiles Hellfire R9X flying ginsu, nombre de una marca estadounidense de cuchillos inspirada en Japón. Esta versión no ha sido confirmada por Washington.
Estos misiles no tienen explosivos, pero sí cuenta con seis cuchillas que se despliegan antes del impacto para cortar su objetivo sin ocasionar una explosión.
“Esta misión fue cuidadosamente preparada”, dijo el presidente Biden en su discurso, para luego calificarla de “un éxito”.
¿Quién es Ayman al-Zawahiri?
Este personaje era el segundo al mando de la red terrorista de Al-Qaeda, lugarteniente durante varias décadas de Osama Bin Laden. Aunque Bin Laden era el jefe, informes clasificados revelan que el cerebro del grupo terrorista era al-Zawahiri.
Cuando Al-Qaeda ejecuta sus primeros atentados de alto perfil en Kenia y Tanzania, en 1998 — donde murieron cientos de personas tras la explosión de bombas— al-Zawahiri era el principal asesor de Bin Laden. Y tres años después, desde Afganistán, al-Zawahiri supervisó los planes del ataque más sangriento de historia: los atentados del 11 de setiembre de 2001.