Argentina jugó el primer tiempo frente a México como un animal acorralado: con miedo. En el segundo tiempo, Argentina reaccionó como lo hace un animal acorralado: atacó.
Lastimó y abrió el resultado con Messi, quien no jugaba bien, pero era el mejor de la cancha.
“Los grandes depredadores me rozan sin percibir mi miedo. El miedo circulará siempre en mi cuerpo como otra sangre”, escribió el poeta José Watanabe en El lenguado. En los primeros días del Mundial de Catar, el depredador de la Argentina fue la misma Argentina. Empachada de favoritismo, sufrió una embolia en su primer encuentro en el torneo asiático y todos los fantasmas que había espantado desde el 2019, cuando inició una racha sin conocer derrotas —Copa América de Brasil, de por medio— rebrotaron, como hierba mala.
El filósofo Thomas Hobbes reflexionó sobre la lucha entre el bien y el mal dentro del hombre, quien es capaz de protagonizar bienaventuranzas, pero, sobre todo, cometer grandes barbaridades. “El hombre es un lobo para el hombre”, sintetizó.
En el estreno, frente a Arabia Saudita, Messi y compañía se canibalizaron al equipo temible que habían sido hasta entonces: le quitó un título a Brasil y bailó a Italia en la Finalissima, que enfrentó al campeón de América y Europa. En el inicio contra México seguía empalagado de ese banquete.
En un mundo lleno de información, pero de poco conocimiento, las personas que alcanzarán el éxito o la felicidad serán aquellas que desarrollen la capacidad de atención, que alejen los distractores y se enfoquen en sus objetivos. “La atención es la capacidad de retornar a lo que se estaba haciendo”, dice el profesor español Gregori Luri.
Argentina perdió la perspectiva antes de que ruede el balón en Catar. Pensaba en la final sin que se inaugure el certamen. El país entero establecía coincidencias con el último mundial que ganaron: México 86. Vivían a flor de piel un favoritismo ya conocido, con final infeliz: mundial Japón-Corea 2002, cuando se fueron en la primera ronda.
En el estreno, frente a Arabia Saudita, Messi y compañía se canibalizaron al equipo temible que habían sido hasta entonces: le quitó un título a Brasil y bailó a Italia en la Finalissima, que enfrentó al campeón de América y Europa. En el inicio contra México seguía empalagado de ese banquete.
¿Cómo se recupera la atención? El profesor Luri tiene la respuesta: música, matemáticas y lectura lenta. Los aficionados argentinos en Catar cambiaron de ritmos desde la derrota contra los sauditas. Protagonizaron banderazos para que el equipo recupere la memoria. Hoy en el Estadio Lusail, de los 80 mil asistentes, la mitad eran albicelestes y nunca dejaron de alentar.
La vida en el fútbol es matemáticas. Los equipos tienen que saber y acostumbrarse a sumar goles y triunfos. La lectura lenta para la Argentina ha sido cambiar el lente angular, ese con el que miraba todo el horizonte y perdía de vista sus objetivos inmediatos: ganar los partidos. Una lectura apropiada de la realidad se mira con un lente corto que permita un enfoque urgente y apropiado, como el que logró en el segundo tiempo frente a los aztecas, en especial, cuando ingresó un tal Enzo Fernández, un crack de 21 años.
“El miedo es el principio de la sabiduría”, escribió François Mauriac. Como todo el equipo, es seguro que Fernández tenía miedo, pero decidió jugar con garbo, jactancia y mucha inteligencia para que su equipo mejore. Y mejoró. En medio del caos y susto, el volante del Benfica desenvainó el arma de la simpleza: cortita y el pie, toco y me muestro, toco y voy.
Luego el balón, llegó a los pies de un gitano Messi y gol. “Volvimos a ser nosotros”, dijo Lionel. A dos minutos del tiempo reglamentario, Enzo Jeremías Fernández engancha en el área y comba. Ese balón no lo atajaba ni un arquerazo como Ochoa.
Argentina vuelve a ser un animal que nada por un mar menos hostil. “A veces sueño que me expando y ondulo como una llanura, sereno y sin miedo, y más grande que los más grandes. Yo soy entonces toda la arena, todo el vasto fondo marino”, concluye su poema Watanabe.
Tal vez, se ha producido en Messi y compañía una asonancia cognitiva para que resucite el buen equipo que fueron antes del mundial y que emocionaba a los sudamericanos. Tal vez. El martes se sabrá si en ellos se cumple aquello de que el hombre más peligroso es aquel que tiene miedo o todo ha sido un hipo.