Ana Estrada, protagonista de una histórica batalla judicial en Perú por el derecho a una muerte digna, falleció el domingo ejerciendo plenamente su autonomía y en concordancia con sus principios, informó su familia en un comunicado este lunes.
Después de una larga y valiente lucha, Ana accedió al procedimiento médico de eutanasia, ejerciendo su derecho fundamental a una muerte digna, según el protocolo aprobado por el Seguro Social de Salud de Perú, EsSalud.
Ana Estrada y la rara enfermedad que padecía
Ana Estrada, psicóloga de profesión, padecía de polimiositis, una enfermedad crónica y degenerativa que afectaba sus músculos, limitando su movilidad y su calidad de vida.
Durante años, luchó en los tribunales por el reconocimiento de su derecho a decidir cuándo, cómo y dónde morir, una lucha que atrajo la atención nacional e internacional.
La eutanasia no está permitida en Perú, pero en febrero del año 2021, la Corte Suprema le ordenó a EsSalud y al Ministerio de Salud (Minsa) respetar “la decisión” de Ana Estrada de acceder al procedimiento técnico de la eutanasia. Ni el Seguro Social ni el Minsa apelaron la sentencia.
El fallo marcó un hito en la historia del país, reconociendo por primera vez el derecho de una persona a terminar con su vida en condiciones de dignidad.
El legado de Ana Estrada trasciende las fronteras de Perú, inspirando debates sobre el acceso a una muerte digna en toda América Latina. A pesar de los obstáculos y la controversia, su valentía y determinación han abierto el camino para una conversación más amplia sobre este tema en la región.
Ana Estrada y la eutanasia: así informaron los medios del mundo
Los principales medios del mundo hicieron eco de la noticia. La BBC Mundo, CNN, Fox News, El País, entre otros informaron sobre su muerte asistida.
En el año 2015, la polimiositis afectó notoriamente los músculos que intervienen en la respiración y Ana Estrada acabó en cuidados intensivos. Luego de seis meses volvió a casa y tuvo el cuidado de enfermeras durante las 24 horas.
Ana Estrada no solo luchó por su propia libertad y dignidad, sino que también se convirtió en un símbolo de esperanza y empoderamiento para muchas personas que enfrentan enfermedades terminales y decisiones difíciles sobre el final de sus vidas.
La eutanasia y el suicidio asistido son considerados ilegales en el Perú. El Código Penal sanciona con hasta tres años de cárcel la figura del “homicidio piadoso” de un paciente incurable.
“Aunque suene contradictorio, yo estuve y estoy luchando por mi vida, por mi vida digna, por mi vida en libertad. Que yo pueda decidir hasta cuándo tolerar el sufrimiento. Teniendo esa carta de libertad, ya puedo vivir tranquila, aunque suene contradictorio. Yo no estoy luchando por mi muerte, yo no me quiero morir. Mi mensaje siempre fue ese, que si yo había perdido mi vida cuando entré a cuidados intensivos, ahora he reconquistado esa autonomía que perdí”, dijo Ana Estrada tras salir de UCI en 2015.
Su partida deja un vacío en su familia, pero su legado perdurará en la mente y en el corazón de aquellos que buscan mediante los tribunales tener el derecho a una muerte digna.