Generoso, así lo identifican a Alberto Agapito Aburto. Él, además, se reconoce como un docente. “Me gusta enseñar”, dice bajito una mañana friolenta en Trujillo como para no interrumpir a sus alumnas que repujan, cada una, su matriz de grabado. Llegó a la ciudad en una visita casual, digamos, pero no puede con su esencia y está dictando clases. “Ya me jubilé de la universidad, pero no del arte», aclara sobre su trabajo en la Pontificia Universidad Católica del Perú, acaso el mejor centro de estudio superior del Perú.
Está en el taller de Gerardo Salazar Mabalsa, uno de los entusiastas promotores del grabado en Trujillo, quien valora la generosidad del maestro Agapito. “Tiene una larga trayectoria y aunque la visita es casual, estamos haciendo talleres, porque él ha hecho mucha amistad con nosotros”, valora.
Si algo lo molesta al artista limeño de Trujillo es el poco apoyo institucional al fomento del grabado como una especialidad del arte. Si algo lo entusiasma, es el movimiento de personas interesadas en cambiar esta realidad.
Lugar del grabado
“El grabado tiene una gran importancia en el mundo, lamentablemente, en el Perú, no. La pintura siempre ha sobresalido y el grabado ha sido considerado como un arte menor, lo cual no es cierto. El grabado tiene su propia preponderancia dentro de las artes plásticas, es una disciplina más. En las escuelas de arte del Perú, el grabado siempre ha sido considerado como un curso. En la (Pontificia Universidad) Católica, por ejemplo, recién en el año 1969 se convierte en una especialidad y en la escuela de Bellas Artes de Lima, unos años más tarde. Entonces comienza a tomar más auge el grabado como con una especialidad”.
Saberlo todo
“El artista debe conocer todas las disciplinas. En la Católica la carrera para artistas son seis años para cualquiera de las especialidades plásticas, menos para diseño (gráfico y industrial y de modas) que es de cinco. Todos lo que ingresan hacen dos años de formación general, donde se da la oportunidad al alumno que conozca un poco de grabado, un poco de pintura, de escultura y diseño. Luego pasan a tercero y ahí escogen su especialidad. Yo, por ejemplo, soy de la primera promoción de grabadores. Lo importante está en que el alumno conozca de cada especialidad, eso le vale para poder descubrir su propia vocación”.
¿Jubilado, yo?
“Tuve la oportunidad de trabajar en la Pontificia Universidad Católica del Perú, terminé como decano de la facultad. Al jubilarme, al dejar la parte académica —porque uno del arte nunca se jubila—, fundé el taller Matriz con Gabriela de Bernardi y Angela Quispe Pino, para trabajar nuestra obra, para seguir dictando clases y compartir nuestras experiencias. A mí me gusta enseñar, compartir lo que yo sé. Lamentablemente, llegó la pandemia y las cosas se quedaron allí. Recién hemos empezado a salir un poco. Siempre he optado por venir a Trujillo porque conocí a Gerardo (Salazar), un hombre con bastante inquietud por forjar el grabado aquí en provincia”.
Trujillo
“Antes de la pandemia dicté un curso de actualización para los docentes de la escuela de artes (Escuela Superior de Formación Artístas- Bellas Artes). Después, tuvimos la oportunidad de compartir con el encuentro internacional del grabado en el 2019, donde participaron Pablo Delfini, de Argentina; Armando Gómez Martínez, de México; Rossana Arroyo, de Españay; yo representando al Perú. Fue algo muy simpático. Ahora se desarrolla el II Salón del Grabado del Norte y creo que el mérito es de Gerardo (Salazar) porque se ha preocupado mucho por valorar el grabado en Trujillo, lo que no existía antes”.


Destreza de los grabadores trujillanos
“No he tenido la oportunidad de trabajar con, digamos, artistas consagrados, pintores; sino con personas que se interesan en fomentar el grabado. Eso es muy importante: el interés que hay por una disciplina. Lo que pasa con el grabado es que demanda de mucho trabajo técnico. Va de la mano con la imaginación del artista, eso se complementa con el dibujo, con la composición y luego la técnica. El grabado es muy amplio, tiene muchas tecnicas, muchas modalidades, es muy rico. En esa línea, el grabado va bien en Trujillo; pero a mí me gustaría que la escuela (Escuela Superior de Formación Artístas- Bellas Artes) se preocupe por este cultivo. Lamentablemente, no hay ese espíritu para fomentar el grabado, como lo hace con la pintura, la escultura. Es importantísimo el papel de la escuela. Yo hablé por teléfono con el director, le dije que estaría por Trujillo y que tal vez le interesaría un taller para conversar un poco. Parece que (risas) no hay mucho interés”. (Días después de esta entrevista, un grupo de alumnos de la escuela de bellas artes compartieron con el maestro Agapito).
Salas de la ciudad
“Visité las salas de grabado que están abiertas en El Cultural y la Alianza Francesa. En la muestra colectiva (El Cultural) se ve un espíritu y variedad de trabajos, una variedad de técnicas. Se ve una sala muy bonita, muy bien implementada. Eso es importante, que las galerías le den apertura al grabado”.
El II Salón de Grabado del Norte del Perú Trujillo 2022 abre, este sábado, su tercera exposición. Esta vez, será la galería del Colegio de Arquitectos del Perú, en plena Plaza Mayor, acoge a este importante evento que busca dinamizar el cultivo y apreciación del grabado en la ciudad.
Esta vez, se presentará la obra del trujillano Manuel Miranda Parreño como evidencia de que, a pesar de su poco fomento por las instituciones, nuestra ciudad acoge a artistas interesados en el cultivo del grabado. La ceremonia de inauguración es mañana a las siete de la noche.
El II Salón de Grabado del Norte del Perú Trujillo 2022 se desarrolla en tres salas: Alianza Francesa (estuvo abierta hasta el 7 de junio) El Cultural (abierta hasta el 23 de junio) y ahora Colegio de Arquitectos del Perú-Filial La Libertad (hasta el 16 de julio).
