A la fecha, el paso de Paolo Guerrero por la Universidad César Vallejo se resume en los siguientes números: 9 partidos (678 minutos), 10 ausencias por lesión, cuatro amarillas, una asistencia y apenas 3 goles.
Su llegada a Vallejo —para muchos el mejor fichaje de la historia de los poetas— puso sobre la mesa dos grandes objetivos en la directiva trujillana encabezada por Richard Acuña: superar la primera fase de la Copa Sudamericana y ser protagonista de la Liga 1.
Sin embargo, hoy en día, ni lo uno ni lo otro. A pesar de haber contratado a un jugador de jerarquía, con 40 años encima, el equipo del ‘Chicho’ Salas quedó último y eliminado de manera prematura en el torneo internacional y durante todo el Apertura luchó por salir de los últimos lugares.
Guerreno no piensa en Vallejo
Para colmo, en los entrenamientos de la Selección Peruana en Videna, Guerrero desvió la atención del grupo con sus persistentes alusiones a Alianza Lima.
Durante una reciente sesión, Guerrero se dirigió a Jorge Fossati, preguntándole si alguna vez dirigiría al club íntimo. La respuesta del técnico fue poco clara, con un encogimiento de hombros y un murmullo ininteligible.
Guerrero no parece haber superado su vínculo emocional con Alianza Lima, un equipo al que nunca llegó a representar en el campeonato nacional, a pesar de haber iniciado su carrera en sus divisiones menores.
Su comentario de que dirigir a Alianza sería “la mejor historia del fútbol peruano” podría interpretarse como un intento de glorificar sus propias fantasías.
Esta insistencia en temas ajenos a la preparación nacional genera interrogantes sobre su concentración y compromiso con la selección y su actual club, la Universidad César Vallejo.
Guerrero en modo selección
Guerrero ha sido convocado para los próximos amistosos de la selección peruana contra El Salvador y Paraguay. Sin embargo, su reciente lesión y su rendimiento irregular en la UCV dejan en duda su capacidad para ser un aporte significativo.
Esta actitud de Guerrero no solo pone en tela de juicio su profesionalismo, sino que también podría afectar la cohesión del grupo en un momento crucial de preparación. Es imperativo que los jugadores se enfoquen en el aquí y ahora, dejando de lado distracciones y nostalgias que poco contribuyen al objetivo común de la selección.
