En un operativo sorpresa, la Policía Nacional del Perú (PNP), a través de la Dirección de Seguridad del Estado y la División de Investigación de Delitos Contra el Estado, llevó a cabo un allanamiento en una vivienda ubicada en la Av. Bausate y Meza 2160, en el distrito de La Victoria, en Lima.
Durante la intervención, se incautaron alrededor de 3,000 unidades de azúcar refinada industrial que era falsificada y comercializada como estevia, poniendo en riesgo la salud pública.
El operativo, dirigido por el coronel PNP Walter Ramos, jefe de la División de Delitos Contra el Estado, y el comandante PNP Jorge Huerta Coronel, permitió desmantelar una red que distribuía este producto adulterado tanto en los mercados de Lima como en provincias, extendiendo sus operaciones incluso a Bolivia y Ecuador.
Lima: así procesaban la azúcar blanca como estevia
Según las autoridades, los responsables del fraude utilizaban azúcar refinada industrial, que era envasada y etiquetada como estevia procedente de Bolivia, un producto reconocido por sus propiedades edulcorantes naturales.
Para darle una apariencia legítima, los delincuentes utilizaban envases y etiquetas falsificadas que simulaban ser de origen boliviano, lo que les permitía introducir el producto en el mercado con un mayor valor comercial.
La distribuían en mercados de Lima, Trujillo y el extranjero
En el lugar de los hechos, los agentes especializados del Departamento de Salud Pública encontraron alrededor de 500 envases vacíos que estaban listos para ser utilizados en el empaquetado de los productos adulterados.
Estos envases eran distribuidos no solo en Lima, sino también en mercados de ciudades como Trujillo y en el extranjero, lo que expone la magnitud de la red que operaba desde este punto en La Victoria.
Durante el operativo, dos personas fueron detenidas por los delitos contra la salud pública, propiedad industrial y estafa. La gravedad del delito radica en el riesgo sanitario al que se sometía a los consumidores que, confiando en adquirir un producto saludable y libre de azúcares artificiales, estaban comprando una versión adulterada y potencialmente perjudicial para su salud.
Según las autoridades, los responsables del fraude utilizaban azúcar refinada industrial, que era envasada y etiquetada como estevia procedente de Bolivia, un producto reconocido por sus propiedades edulcorantes naturales.
La clausura del establecimiento, que consistía en un conjunto de cuartos donde se almacenaban las cajas de azúcar falsificada, se realizó de inmediato. Las investigaciones iniciales apuntan a que esta operación tenía meses de funcionamiento y un flujo constante de distribución, lo que permitía que el producto ingresara rápidamente al mercado sin ser detectado.
El coronel Walter Ramos resaltó la importancia de este golpe contra una de las principales redes de estafa y adulteración de productos alimenticios en el país.
“Estamos hablando de un producto que se vende como saludable y que ha sido alterado de manera fraudulenta, poniendo en riesgo la salud de miles de personas. Este es un delito grave contra la salud pública y no descansaremos hasta desarticular por completo este tipo de redes”, declaró Ramos.
Por su parte, el comandante Jorge Huerta enfatizó la necesidad de reforzar los controles de calidad y la vigilancia en los mercados nacionales e internacionales. “Este operativo es una muestra de que la coordinación entre nuestras divisiones especializadas puede prevenir que productos peligrosos lleguen a manos de los consumidores”, señaló.
los agentes del Departamento de Salud Pública encontraron 500 envases vacíos que estaban listos para ser utilizados en el empaquetado de los productos adulterados. Estos envases eran distribuidos no solo en Lima, sino también en mercados de ciudades como Trujillo y en el extranjero
El fraude con productos alimenticios es un delito grave, especialmente cuando se falsifican productos que las personas adquieren buscando mejorar su bienestar, como es el caso de la estevia. Este tipo de delitos no solo atentan contra la salud de los consumidores, sino que también afectan a los mercados, generando desconfianza y perjudicando a los comerciantes que ofrecen productos legítimos.