Otra jornada marcada por la intolerancia y violencia. Seguidores del alcalde de Trujillo, Arturo Fernández Bazán, arremetieron contra un grupo de periodistas en los exteriores del Palacio Municipal, donde se desarrollaba una sesión de concejo.
El pedido de vacancia contra un grupo de regidores fue el tema de fondo que sirvió de excusa para que los seguidores del burgomaestre suspendido, quien en las próximas horas deberá dejar el cargo, lanzaran insultos y agredieran físicamente a los hombres de prensa que solo hacían su trabajo.
Así fue la agresión de seguidores de Arturo Fernández
Las hostilidades dirigidas a los comunicadores rápidamente eclipsaron el asunto político en cuestión. La facción de partidarios de Fernández, conocida como Guerreros Mochicas, protagonizó una escalada de agresiones que incluyó lanzamientos de huevos y tomates, insultos y jaloneos a los reporteros presentes.
Entre los periodistas afectados, destaca Rolando Gonzáles, de Radio N60; Carlos Conde, de América Televisión; Eduardo Goycochea, de Panamericana Televisión; Randy Reyes, fotorreportero del Diario La Industria y Jorge Clavijo, reportero de BuenaPepa.
Entre los azuzadores se encuentra Ricardo Apolaya Tafur, trabajador de confianza de Arturo Fernández, quien en anteriores ocasiones también ha incentivado la agresión a periodistas.
Los efectivos policiales intervinieron para prevenir un desenlace más violento. Los periodistas afectados presentaron denuncias en la comisaría local, a fin de sentar un precedente por la grave amenaza que estos incidentes representan para la libertad de expresión.
La Policía detuvo a una mujer de 51 años que lanzó huevos y agredió a un periodista. Fue identificada como María Elena Ávila Cuba.
IPYS rechaza violencia a periodistas en Trujillo
El Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS), organización defensora de la libertad de prensa, se pronunció en contra de estos actos de violencia. El IPYS juzga inadmisible el intento reiterado de estigmatización de la prensa por parte del alcalde Fernández.
Según la institución, la máxima autoridad de Trujillo incentiva el discurso de odio, impulsando a sus seguidores a hostigar y perseguir a periodistas que fiscalizan su gestión.
