En 1980, el fallecido expresidente Fernando Belaúnde Terry, cometió un desliz al llamar abigeos (ladrones de ganado) a los terroristas de Sendero Luminoso. Con esto minimizó el actuar de este grupúsculo de asesinos y subestimó su actuar, no estructurando un sistema propio de defensa y ataque. Tres años después esos mismos “abigeos” prácticamente expulsaron a la Policía de Ayacucho y tuvieron que ingresar las Fuerzas Armadas a recuperar el principio de autoridad en esas zonas.
Durante la década de 1980, principalmente, los ataques con coches bomba a edificios institucionales del sector público y autoridades en general eran el pan de cada día, secuestros, asesinatos, destrucción de infraestructura eran las noticias con las que se empezaba el día.
Terror en Trujillo
Treinta años después volvemos a despertar con la noticia de una bomba explotando en el local del Ministerio Público de nuestra ciudad, con heridos y daños materiales, estupefactos y temerosos, recordando los años de barbarie en la que nos sumió Sendero Luminoso y su ideología destructiva.
La espiral de violencia que azota a nuestro país y a nuestra ciudad es responsabilidad de aquellos que vienen minimizando los hechos sucedidos diariamente y que no tienen la capacidad, el conocimiento ni la voluntad de enfrentar el problema, desde todos los ámbitos: legal, judicial, policial, inteligencia y presupuestario.
Lamentablemente, nuestras autoridades y gobernantes pierden el tiempo en discusiones bizantinas, dejando a la deriva nuestra seguridad e integridad. Están mas preocupados por llenar sus bolsillos o acumular cuotas de poder, de cualquier forma y a cualquier precio, incluso, dinero de la minería ilegal, el narcotráfico o el terrorismo urbano, que preocuparse por combatir a este terrorismo urbano y establecer o estructurar los mecanismos necesarios para ello.
El primer paso para derrotar a estos terroristas es la unión de nuestros gobernantes, dejar de lado sus intereses y cálculos políticos y establecer estrategias desde todos los sectores y poderes del Estado que conlleven a la derrota de estos miserables, además del presupuesto y reestructuración de nuestras fuerzas policiales y militares.
Necesariamente es imperativo crear e implementar áreas especializadas en terrorismo urbano, tanto en la PNP como en las FF. AA., dotadas con personal idóneo, presupuesto y un área inteligencia que alimente el actuar de los efectivos del orden.
Mientras esto no se dé seguiremos contemplando impávidos y con frustración, el reinicio de una nueva era del terror.
Carlos Talledo Manrique
Abogado Constitucionalista
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