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¿Se puede vivir de la música clásica?: una joven ‘random’ de 19 años se forja un futuro en Piura, capital de la cumbia

Delia Pérez Esparza es limeña y vive en el norte del Perú, donde integra la orquesta sinfónica, recibe y da clases. ¿Qué motiva a una muchacha a dejarlo todo para forjarse un futuro en una ciudad embebida en ritmos tropicales?

Hace 15 años, en Lima, Delia Pérez Esparza patinaba entre las cuerdas de la guitarra de su padre. Esas melodías eran un jardín prolífico que procreaba hasta las cinco de la mañana. Su familia es genéticamente musical.

A los 6 años empieza a vivir la música en orquestas de colegios y lugares selectos.

Luego, a los 14 años, sus padres deciden inscribirla en el conservatorio musical de la capital —actualmente, es la Universidad Nacional de Música— para calmar su hiperactividad.

Le sugieren, de manera vivaz, que se incline por el violín. Ella se niega. Contempló a un compañero inimitable: el violonchelo.

Ir en contra del poder es la primera palabra que pronuncia un artista. Buscarse. “Nunca me gustó mandar y nunca supe obedecer”, evocaría el MC Sharif junto al icónico rapero Rafael Lechowski. 

Luego, a los 14 años, sus padres deciden inscribirla en el conservatorio musical de la capital —actualmente, es la Universidad Nacional de Música— para calmar su hiperactividad.

Culminando la secundaria, Delia Pérez opta por prepararse de modo autodidacta para la carrera de ingeniería de software.

Sin embargo, sus papás abrazan otro tipo de futuro. Le señalan que seguirá dedicada a sones clásicos. Deberá aprender algo que aún no siente.

“Dormía y soñé que la vida era belleza; desperté y advertí que es deber”, afirmaría Emmanuel Kant mientras definía su filosofía.

Ahora, con 19 años, insomnio, tratando de ser independiente y con una nueva faceta como maestra de música; se prepara para dar un concierto titulado Noche de cuerdas en la Universidad Privada de Piura.

Para cada evento, tiene como amuleto una liga gris que rodea su brazo derecho cerca del codo. Arriba de esa zona, se vislumbra un tatuaje: XD.

Según cifras del Ministerio de Cultura, en 2022, se estima que menos del 5 % del presupuesto de la Dirección General de Industrias Culturales y Artes se destinó a proyectos relacionados con la música clásica.

Delia Pérez Esparza, Piura,

Así mismo, en el último quinquenio, dicha área ha representado aproximadamente entre el 0.2 % y el 0.4 % del presupuesto general del Estado.

Por ello, elegir ser músico clásico en el Perú es un ejercicio suicida. El amor queda hincado y la dedicación por practicar, enseñar y recibir vítores es el propósito para expandir la mirada de un ciudadano que se encasilla solo por sonidos trillados.

Mañana es mejor

Son las 4:30 a. m. Delia busca conciliar el sueño. Lleva dos años viviendo en Piura con salidas fraternas a Lima.

En unas horas, tiene que ir al Teatro Municipal de la ciudad del eterno calor. Pone música en aleatorio y logra dormir. No se preocupa por el género. Escucha todos.

A las 7:30 a. m. acomoda su sábana con diseños de dinosaurios y toma un desayuno saludable. Tiene lo necesario para sobrellevar una vida independiente en la segunda urbe más poblada del Perú.

Su cuarto amplio de tonalidades neutras se convierte en un espacio donde puede trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Ahí posa su violonchelo, un piano, insumos nutritivos y dos ventiladores que resisten el jodido calor norteño.

8:17 a. m. Ingresa al teatro, saluda a los miembros oficiales de la orquesta sinfónica y va al puesto que le corresponde. Su mirada es recta. Su sonrisa en giacondiana. Está junto a su amigo Arturo, quien también toca el cello.

Elegir ser músico clásico en el Perú es un ejercicio suicida. El amor queda hincado y la dedicación por practicar, enseñar y recibir vítores es el propósito para expandir la mirada de un ciudadano que se encasilla solo por sonidos trillados

Delia sale del teatro y conversa con sus colegas en la plazuela Carlos Augusto Salaverry. Mientras hablan de todo menos de música, prefiere escucharlos y recuerda las armoniosas mañanas distintas que saboreaba en Lima con su familia. Aun así, prefiere vivir sola.

Solo estudiaba y estudiaba. Ansiaba salir, conocer amigos y hacer planes tranquis. Se sintió sola. No obstante, prefiere vivir sola. Le encanta a pesar de que cuando intentó cocinar su propia merienda, todo le sabía raro. Por ello, pide delivery.

“Una familia muy musical que apoyó hasta el hijo que grita en sus canciones, el que canta en un inglés que no se puede traducir XD y la que no cuadra xq toca puro clásico. Gracias a ellos, mis días tienen un soundtrack de fondo”, publicó en una historia destacada de Instagram.

A las 8:30 a. m. inicia el ensayo. La Orquesta Sinfónica de Piura tiene más de 22 años de fundación y todavía no se construye un lugar óptimo para que los músicos se preparen.

En el teatro, no hay ningún sistema de ventilación. Las lluvias torrenciales terminaron por convertir el débil techo en una auténtica coladera.

Ramiro Arista, director de la orquesta y de origen argentino, da indicaciones para la pieza musical: La musica notturna delle strade di Madrid (Luigi Boccherini). Delia hace apuntes a la partitura, espera la indicación y toca su violonchelo.

Lo hace con agilidad, atrevimiento y diligencia. Intercala diálogos a media voz con su compañero y sonríe.

Una mesura sin control para una obra que retrata el bullicio y la serenidad de la España del siglo XVIII.

Delia Pérez Esparza, Piura,

Los instrumentos de viento predominan en algunos momentos. Su cello la resguarda y ella sitúa su mentón sobre la base superior del instrumento. Parece estar aburrida o, simplemente, es una espera ansiosa para hacer lo que sabe hacer.  

Aprovecha esos instantes para acomodarse el cabello y ver la memorizada partitura.

A las 9:45 a. m. anuncian el receso. Sale del teatro a charlar. Algunos músicos se quedan practicando.

Ya no poses, nena
Todo eso es en vano
Como no dormir
Aunque me fuerzen yo nunca voy a decir
Que todo el tiempo por pasado fue mejor
Mañana es mejor, ah.
Canción: Cantata de puentes amarillos
Intérprete: Luis Alberto Spinetta

El instrumento perfecto

10:20 a. m. regresan al ensayo. Tocan una composición de R. Vaughan Williams y finalizan con El triste del legendario José José.

Son las 11:30 a. m. Cada miembro recoge sus cosas y se retira con educación.

Esas sinfonías fueron la muestra de que la voz de Dios también puede desafinar.

Cuando llegó a la orquesta sinfónica de Piura, tuvo un choque generacional. Los músicos eran muy serios y le llevaban 20 años de diferencia.

En contraste con las orquestas en Lima donde acude gente muy joven y que entendía las dinámicas propias de esa etapa. 

Considera que el estereotipo del músico clásico de apariencia culta con saco y corbata es lo que siempre se busca replicar en las presentaciones para conservar una buena imagen.

Sin embargo, en la vida diaria, son personas comunes que se reúnen en un parque o restaurante para pasar el rato, puntualiza. Un músico clásico debe estar preparado para todo tipo de ritmo.

Cuando llegó a la orquesta sinfónica de Piura, tuvo un choque generacional. Los músicos eran muy serios y le llevaban 20 años de diferencia.

Desde su punto de vista, mantener siempre una imagen europea es quedarse en una burbuja que la realidad pinchará por no arriesgarse a otros sonidos ni ser autodidacta.

Por ello, su visión de discernir siempre las cosas se lo debe a la enseñanza de sus padres. “Me han hecho muy grande, tan joven”, expresa. Tiene mente abierta para escuchar, analizar y discutir diversos temas.

Su padre es administrador de empresas, pero lo recuerda tocando y cantando música todo el día. De esta afición, proviene su primer contacto con la música.

Así, desde pequeña la preparaban para tocar violín o batería. No obstante, se decantó por el violonchelo. ¿Por qué? “Porque te permite estar más cómodo. No llega a aturdir como un violín ni es tan grave como un contrabajo. Es un punto medio”, afirma.

Delia se dirige a su cuarto de alquiler, a pocas calles del teatro.

12:10 p. m. inicia su clase de progresiones con el maestro Álvaro Zúñiga, reconocido músico que, a su vez, les enseña a otros docentes. Ella activa su piano, enciende su laptop e inicia la videollamada para atender su clase.  

Delia Pérez Esparza, Piura,

Se respira una concentración olímpica para resolver los ejercicios. Hay total dominio de las partituras. Puede deshacerlas, crearlas y volverlas a hacer. Malabares argénteos.

Respecto a su voz, el profesor le exige tonos de soprano muy complicados para ella. Sin embargo, cuenta que es una buena señal ya que significa que notan potencial para ese rango vocal. La clase termina a las 1:30 p. m.

Ojos rusos

De niña, en el conservatorio, atendió clases con docentes muy rigurosos que aplicaban el método ruso: metodología fría, exigente y que optimiza el tiempo de enseñanza en poquísimos meses a diferencia de otras modalidades.

Actualmente, utiliza esa técnica con sus alumnos. 

A los 15 años, visita a varios docentes, toma apuntes y gracias a su buena memoria, empieza a dar clases. Cuando tenía 17 años, una maestra argentina le dijo que había capacitaciones en Suzuki, una asociación dedicada a la enseñanza musical.

El primer programa Suzuki se desarrolló en 1981, en el Colegio Roosevelt, con Caroline Fraser como directora de violín. Posteriormente, junto a Roberta Centurión, aplicaron la metodología Suzuki al piano.

Se respira una concentración olímpica para resolver los ejercicios. Hay total dominio de las partituras. Puede deshacerlas, crearlas y volverlas a hacer. Malabares argénteos.

Delia mantiene una biblioteca alimentada de un abanico de certificados para pedagogía infantil de música. Ha leído cada uno para su pasada y actual enseñanza.

Se graduó en el 2020 con las piezas Minuet 2 J.S. (Bach), Bourrée (G.F. Handel), La Cinquantaine (G. Marie) y Sonata de Breval Allegro. Su maestra fue Nayat Cárdenas, bachiller de violonchelo por la Universidad Nacional de Música.

Vamos a arriesgarnos, a dispararle a la luna,
En lo alto contigo, podría ser pronto
No te gustaría, levantarme
Y temblar conmigo hasta que el sol sea atacado
Canción: Shoot The Moon
Intérprete: Jamiroquai

Tocás hasta el orto

Luego de recibir su almuerzo por delivery, Delia merienda y está a la espera de su alumno de piano.

Mientras afina los últimos detalles para la clase, rememora una de las experiencias más útiles que ha tenido.

Cuando acaba la secundaria, cerca de cumplir los 17 años, la música clásica terminó por cansarla.

Quería un respiro. “No me está gustando la música. Me están saturando mucho. Necesito hacer otra cosa”, les notificó a sus papás.

Una docente le sugirió a sus padres que postule a un festival. Ellos aceptaron. Delia viajaría al extranjero, se distraería con nuevos lugares, pero que no dejaría de estudiar música.

Delia Pérez Esparza, Piura,

Con apoyo de su docente Nayat Cárdenas consiguió ingresar al Festival Internacional de Música de Santa Catarina (Femusc) en Brasil.

Ir al evento era costoso y tenías que pasar por una serie de filtros rigurosos. Te solicitan varias cartas de recomendación, tocar piezas seleccionadas y enviarlas para evidencia de tu rendimiento. Si estás compitiendo, hay 80 cupos en violonchelo y son, aproximadamente, 300 personas postulando.

El Femusc ha logrado capacitar a más de 4000 estudiantes de música de más de 30 países desde su creación, y se ha consolidado como un centro de formación musical de primer nivel, el cual facilita el intercambio cultural y la ventana de jóvenes talentos.

Por otra parte, Brasil es uno de los países que más valora la música clásica.

Solo pensó en disfrutar del viaje pagado y convivir más con la música en otros aires. Así no sepa portugués.

Apenas pisó el festival, las miradas fueron compasivas. No podían creer que una adolescente estuviera sola y con el carné que, usualmente, llevan los músicos adultos.

Solo trató de aprender más y más. Todos tocaban sus instrumentos sin ninguna presión. Apoyaban a leer piezas musicales y daban ánimos a los más novatos.

Placer por placer. No había una nota que aprobar.

Así, encontró un nuevo mundo. Recuperó la vida social que perdió en la escuela cuando pasó a la educación en casa. Ese momento le afectó mucho porque es una chica sociable.

A las 7 a. m., en una clase maestra, presentó una de sus obras preparadas y un profesor argentino le exclamó: ¡Tocás hasta el orto! Delia explotó de risa. Prefiere tomar las ofensas con humor. Sobre todo, en sesiones donde debes comprender las indicaciones de docentes con un inglés, a veces, masticado.

Delia Pérez Esparza, Piura,

Aunque cree que el profesor no se lo dijo con malicia porque, luego del comentario, le dio buenas orientaciones para mejorar un pasaje. Lo corrigió en tiempo récord. 

También, de 3 p. m. a 7 p. m., iba a los ensayos de ensambles orquestales, cuartetos, ensambles de músico popular y académico. Y de 9 p. m. hasta la 1 a. m. comienzan los conciertos.

El día anterior les dan la partitura y tienen que prever todo para el día siguiente.

Solo tuvo un día de descanso. Aprovechó para irse a la playa y conocer una catarata.

Además, aprendió a tocar instrumentos de otros países. “Experimenté muchas cosas en un solo lugar”, aseveró. Se volvió a enamorar de la música.

Delia saluda a su amigo y alumno de piano. Son las 4 p. m. e inicia con la sesión didáctica. Dicho estudiante, solamente, lleva 3 clases y ha ido progresando. Ese día, el chico seboso le presta total atención a la joven maestra y consigue tocar una secuencia de notas sin confundirse.

Todo progresivo, pero ¿dónde queda el sentimiento?

¿Y la felicidad qué?

“Yo no sabía sentir la música”, reconoce. Hasta los 17 años no sabía manejar las emociones cuando tocaba el violonchelo. Podía ser una canción de júbilo o tristeza; daba igual.

En un festival limeño, una maestra argentina le recomendó que solo le faltaba sentir las melodías. Una pieza no vale sin sentimiento.  

Delia Pérez: equisde (I)

  • Su gato se llama milaneso mostacero chimichurri.  
  • Practicó ballet por iniciativa de su madre. Se dormía en las clases.
  • Se pega locazo con Frédéric Chopin y Antonín Dvorák.
  • Le gusta tocar el cello, pero no muere por él.
  • Consejo de pata: no estar románticamente con pianistas, compositores y violinistas.
  • Sobre el amor de pareja opina que es un bodrio de desilusiones. Puede esperar a los 30 años para reconsiderarlo.
  • Es fanática del romanticismo clásico porque siente que no hay querencia. Hay despecho, dolor y desamor convertido en obras maestras.
  • Adora al Gran Combo de Puerto Rico.
  • Fue a un concierto de Chabelos.

Por iniciativa comunitaria, le vendaron los ojos. Ella seguía tocando por tocar. ¿Qué te imaginas cuando tocas tal fragmento?, le preguntaron. Un gato, respondió. ¿Y cómo está ese gato?, volvieron a preguntar.

Está un poco triste, manifestó. ¿Por qué?, cuestionaron. Porque la melodía tiene un acorde triste y el gato no puede estar feliz con una acorde así.

Esa estrategia se volvió una rutina.

“¿Sabes qué hizo que pueda sentir la música? El deprimirme al saber que no siento la música”.

Por iniciativa comunitaria, le vendaron los ojos. Ella seguía tocando por tocar. ¿Qué te imaginas cuando tocas tal fragmento?, le preguntaron. Un gato, respondió. ¿Y cómo está ese gato?, volvieron a preguntar.

Se frustró porque quería que le corrijan las notas y solo le corregían el peso sentimental. Tenía ataques de ira que, años más adelante, controlaría.

Trabajar sin descansar
Tener sexo y no amar
Criticar
¿Y la felicidad qué?
Canción: ¿Y la felicidad qué?
Intérprete: Canserbero.

Gracias totales

Guarda enorme gratitud a su madre —contadora, fisioterapeuta y podóloga—, ya que su primer contacto con el mundo de la música clásica es por ella. Su mamá fue bailarina de ballet de joven y cuando Delia era muy niña, decidió inscribirla para que aprenda ese arte.

Así mismo, con ella iba al gran teatro nacional a escuchar obras clásicas donde tocaba su tío y gran hermano de su madre de años: Erick Pajares —en aquella época, él fue el concertino de la sinfónica nacional de Perú.

Además, Delia cuenta que una experiencia superdivertida fue cuando escuchaba las audiciones que le dejaban como tarea en su curso de apreciación musical porque su madre se sabía todas las obras ya que las había estudiado o bailado.

«Gracias por el apoyo, estar siempre presente y llevarme a mis conciertos».

Nota personal de Delia Pérez.

Dragon drink, reguetón y aplausos

Delia se dirige a Real Plaza. Le ha provocado ir a Starbucks por un refresco antes del concierto sinfónico. Durante el trayecto, chatea y ve memes.

Cuenta que, en pandemia, aprovechó el encierro y conoció a una de sus bandas favoritas: The Voidz.

«Si los escuchas completos y le prestas atención al estilo, la música empasta. Decía ‘el bajo se mantiene perfecto, pero solamente tiene los graves muy saturados’. Entonces, es un grupo que te permite conocerlos si le prestas atención a las canciones».

También, le vacila un montón el bajo de la agrupación Jamiroquai. Le fascinó la voz del cantante que coincidía con la base musical. Esta cualidad casi no la ve en géneros como el reguetón.

Delia Pérez Esparza, Piura,

Evita escuchar a Arcángel y Anuel AA. Aunque resalta la mejoría que ha tenido Bad Bunny, ya que su voz grave utiliza pistas que empasten con su registro. Así que encaja mejor con su último disco Debí tirar más fotos.

El pasado Halloween tocó reguetón sinfónico en la discoteca Gluck. 

Según su experiencia, la música clásica podría ser popular si se promociona de modo eficiente, se licúa con otros géneros y florece la fusión.

Relata que cuando tocó, en julio de 2023, cumbia sinfónica con Mauricio Mesones notó una gran recepción de la gente, ya que lograron abrazar dos mundos, aparentemente, distintos: el académico y el popular.

Leer más: ¿Piura es la capital de la cumbia peruana?: 4 razones para bailar

Al llegar a la cafetería, pide un dragon drink. Una bebida fría a base de pitahaya, mango, bebida vegetal de coco y cubos de hielo. Siempre busca hacer actividades que se alejen de lo que se dedica.

“Es como hacer ejercicio todo el día”, describe sobre su jornada de músico.

Asegura que lo mejor de su profesión son los aplausos del público porque significa reconocimiento, respeto y admiración por el desempeño de tu trabajo, fruto de un entrenamiento per se. “Es mágico”, define.

digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.
Poema: Curriculum vitae
Poeta: Blanca Varela

Los témpanos de Bach

Cerca de la Universidad de Piura (UDEP) se derrama un poco de su refresco en el taxi. Llega a la universidad y baja del automóvil.

Lleva su violonchelo en un estuche colgado a su espalda. Mantiene perfecto equilibrio para llevarlo. Posee un aura de viuda negra.

7:15 p. m. Su vestimenta lúgubre es una obra de arte tétrico. Parece pintada condescendientemente por Tim Burton. Su mediana sonrisa se asoma para saludar a sus compañeros de cuerdas.

Entran al aula E-203. Afinan los instrumentos, leen partituras y charlan sobre las composiciones que tocarán. De súbito, mientras revisaba las partituras, sus papeles cayeron.

Delia nunca siente nervios antes de un concierto. Pero los nervios traicionan.

El concierto inició 8 p. m. Una organizadora toma la palabra y les da la bienvenida a los asistentes a Noche de cuerdas. El evento es un homenaje al cumpleaños del eximio compositor: Johann Sebastian Bach. En 2025, cumpliría 340 años.

Bach era muy meticuloso, tanto que a menudo volvía a copiar sus propias partituras para eliminar cualquier error, incluso después de que ya hubieran sido interpretadas.

También, desarrolló una faceta poco conocida como catador de cerveza y vino en la corte del Príncipe Leopold de Anhalt-Köthen. Tuvo 20 hijos y su música fue llevada al espacio mediante el Voyager 1 y 2 en 1977.

Delia Pérez: equisde (II)

Delia es una chica random que tiene el don de tocar música clásica. Algunos datos chill de cojones

  • Le vacila mucho Gustavo Dudamel, reconocido músico, compositor y director de orquesta.
  • Cuando estuvo en la orquesta barroca, tenía feeling por Bach y Mozart.
  • Ama cuando los ritmos andinos se fusionan con la música clásica. Su primer acercamiento a lo patriota fue con la melodía Amanecer andino.
  • No le atrae componer por ahora.
  • Su mayor referente es Mischa Maisky, violonchelista letón.
  • Apaga el estrés y la ansiedad practicando actividades externas. Por ejemplo, salir a correr.
  • Ha tocado en discotecas, playas, iglesias, campos, colegios, matrimonios, comedores populares y más.
  • Un enorme paso en su carrera fue tocar en el Gran Teatro Nacional del Perú.

En el concierto, las piezas seleccionadas que tocaron el cielo fueron: Las cuatro estaciones (1.er mov., Primavera) y el Concierto para violín en RE mayor Op. 3, N. ° 9 (1. er movimiento) de Antonio Vivaldi.

En tercer lugar, el Cuarteto de cuerdas, Op. 76, Emperador de Joseph Haydn. Después, el Nocturno Op. 9, N. ° 2 de Frédéric Chopin y un breve fragmento del Concierto de Brandeburgo No. 6 en Si bemol mayor de Bach.

Los aplausos entonaron el alma de aquellas piezas musicales. El orden artístico se invirtió. El barro dejó de ser barro y fue barro pensativo. Las fibras del público fueron las cuerdas de Jaco Pastorius. La gente quiere fotos con los músicos.

Delia Pérez Esparza sueña con ser líder en la industria de la producción musical. La música no morirá mientras tenga un instrumento entre sus manos de témpanos.   

La vida sin música sería un error.
Friedrich Nietzsche.

Johan Fiestas Chunga
Johan Fiestas Chunga
Desde muy chico abrazó su soledad para jugar y crear historias. Dice que el amor es imposible, pero es purito miedo al compromiso. Se enamoró del periodismo cuando le informó a la directora de su colegio sobre el bully del salón. Tiene calle por el barrio de su abuela materna y cultura por embutirse libros en vez de merendar. Se la da de antisocial, pero tonea como cumpleañero. Su fruta selecta es el kiwi de sabor agridulce como su infancia en Paita.