El mural de cumbia en Piura, inaugurado el 26 de agosto de 2024 por el 492.° aniversario en el desvío de la avenida Sánchez Cerro, ha generado diversas reacciones en la comunidad local.
Antes de su creación, brotó cierta controversia en torno a la representación del género musical en un espacio tan maltratado y contaminado, como la vía pública.
Algunos ciudadanos expresaron su preocupación sobre si un mural dedicado a la cumbia, considerado un género popular y muchas veces asociado a la informalidad, era apropiado para una ciudad que busca proyectar una imagen más moderna y culturalmente rica.
La cumbia, aunque profundamente arraigada en la identidad piurana, ha sido objeto de estigmatización, vista por algunos como un símbolo de lo popular, en un sentido despectivo.
Este estigma se reflejaba en las preocupaciones sobre si el mural podría reforzar percepciones negativas en lugar de celebrar la riqueza cultural de la ciudad.
A pesar de las preocupaciones, se decidió seguir adelante con el proyecto, reconociendo la cumbia como un elemento vital de la identidad de Piura.
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Se seleccionó a Eric Cárdenas, un pintor de renombre conocido por su impresionante retrato de Chabuca Granda en Barranco, Lima, para dirigir el proyecto, con el objetivo de crear una obra que rindiera homenaje a figuras icónicas del género y, al mismo tiempo, ayudara a revalorizar el espacio público.
Ejecución y la inauguración del mural
El trabajo comenzó con la preparación del muro en el desvío de la avenida Sánchez Cerro.
Cárdenas y su equipo plasmaron en el mural a grandes exponentes de la cumbia piurana como Makuko Gallardo, Pepe Quiroga, Walter Lozada, Percy Chapoñay, Edita Guerrero y Fernando Ríos, en una obra titulada El bypass de la cumbia peruana.
Algunos ciudadanos expresaron su preocupación sobre si un mural dedicado a la cumbia, considerado un género popular y muchas veces asociado a la informalidad, era apropiado para una ciudad que busca proyectar una imagen más moderna y culturalmente rica.
Durante su inauguración, la celebración fue un evento vibrante y lleno de energía, reunió a artistas locales, familiares de músicos y unos dos mil fanáticos de la cumbia.
En su discurso, el Alcalde Gabriel Madrid destacó:
“Estos ilustres nombres que han dejado en alto al país porque la capital de la cumbia está en Piura. Hay que reconocer de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. Tenemos que reconocer que somos un pueblo cultural que respira arte y cultura. Eso no lo habíamos valorado. Aquí están las mejores orquestas de cumbia del Perú y del mundo. Por ello, debemos sentirnos orgullosos”.
Reacciones y debate en la comunidad
Tras la inauguración, muchos ciudadanos y artistas elogiaron el mural por su papel en la revalorización de la cumbia.
Una de esas voces fue Bianca Belén, hija del fallecido cantante, Walter Lozada. “¡No puedo con tanta felicidad, papá! ¡Tú siempre debiste ser reconocido por tu esfuerzo, por esa mente tan creativa que Dios te dio! Me siento muy feliz”, expresó, a través, de su cuenta de Facebook.
Su publicación refleja el orgullo y la gratitud de los familiares y seguidores de las figuras homenajeadas en el mural, consolidando el proyecto como un tributo significativo a la cultura piurana.
Sin embargo, también surgieron críticas. Estos comentarios sugerían que, aunque la cumbia es parte del sentir popular, su representación en un mural podría ser vista como una forma de banalizar la cultura local, en lugar de un homenaje significativo.
Impacto en la identidad Cultural
Aunque el proyecto ha suscitado un debate sobre la representación cultural y la percepción pública, también ha servido como un catalizador para una discusión más profunda sobre la identidad cultural de la ciudad.
El mural no solo ha celebrado a figuras emblemáticas de la cumbia, sino que también ha resultado la importancia de reconocer y valorar las diversas expresiones culturales que figuraban la identidad piurana.
Mientras algunos ven la obra como una simple adicción decorativa, otros la consideran un símbolo poderoso de orgullo.
El mural no solo ha celebrado a figuras emblemáticas de la cumbia, sino que también ha resultado la importancia de reconocer y valorar las diversas expresiones culturales que figuraban la identidad piurana.
Este proyecto ha puesto de manifiesto la necesidad de equilibrar la modernización con la presentación de la herencia cultural, y ha demostrado que, en el arte, como en la vida, las percepciones y los valores pueden ser tan variados, igual que los individuos que los sostienen.
Al final, el mural se erige como un punto, que continúa evolucionando y buscando su lugar en el panorama contemporáneo.
Escribe Johan Fiestas Chunga
