Escribe Ryan Oliva Carranza
A orillas de la estructura del baipás de Mansiche se vive una constante lucha por la sobrevivencia. Peatones apurados arriesgan sus vidas al cruzar el estrecho desviamiento entre las avenidas Nicolás de Piérola y la avenida Mansiche.
La gran infraestructura del intercambio vial, que se supone facilita el tráfico de vehículos, es un riesgo para los transeúntes. El problema se concentra en la estrecha curva que rodea al colegio Lord Kelvin. Dos semáforos son los que ‘resguardan’ el tránsito vehicular en la zona; sin embargo, ambos —el miércoles 30 de noviembre— se encontraban averiados, por lo que la luz no cambia a roja o verde en ningún momento, manteniéndose permanentemente en naranja.
“El problema son esas plantas, antes había una reja, así sí se podía ver, ahora cómo podemos hacer para saber si viene un carro”, comenta Víctor Muñoz (58), quien frecuenta el cruce varias veces a la semana.
A ello se suma la poca visibilidad que tienen los peatones al momento de cruzar al otro extremo, ocasionada por la pared de arbustos del colegio colindante, lo que lo convierte en un punto de peligro permanente. “El problema son esas plantas, antes había una reja, así sí se podía ver, ahora cómo podemos hacer para saber si viene un carro”, comenta Víctor Muñoz (58), quien frecuenta el cruce varias veces a la semana.
Los primeros días de setiembre del 2022, Buenapepa denunció del peligro que a diario viven los transeúntes. Profesionales del diseño y la construcción, incluso, recordaron las críticas que se presentaron a la obra cuando estaba en ejecución. “Técnicamente, se trata de un puente que aparenta ser una vía expresa. Pero no logra ser tal porque las vías debajo están subordinadas al puente. Entonces, forman espacios residuales, curvas visualmente cerradas, cuellos de botella, vías inutilizadas y puntos de riesgo”, describió el arquitecto Carlos Chiroque Céspedes.
Alta afluencia en el baipás de Mansiche
Lo más preocupante es la gran concurrencia de gente que, en hora punta, circula por las inmediaciones. Al estar rodeado de colegios, institutos y hospitales, lo más común es ver a niños, madres gestantes y profesionales de la salud cruzar arriesgadamente. “Eso está mal, cómo vamos a siquiera poder cruzar tranquilos, los carros no respetan, pasan embalados y ni tocan claxon”, declara Yelsy Barrantes (29), quien lleva a su bebé en coche junto a su esposo.
Constantes accidentes
Según los vendedores ambulantes, los accidentes son recurrentes. El último se registró hace poco más de un mes, cuando un choque quíntuple obstruyó el tránsito por varias horas. “Los accidentes aquí son cosa de todos los días, está todo desordenado, esos semáforos llevan así años y no hay quien lo arregle”, comenta Facundo Amador (55), desde su puesto de periódicos cerca de la curva.
Además del evidente riesgo que representa por la mala disposición del crucero, también representa un punto de alta peligrosidad en horas de la noche. Así lo especificó, Augusto Cabrera (56), doctor de profesión, quien cruza todos los días la zona: “A eso de ocho o nueve de la noche se paran ahí varios extranjeros a robar, ahí se ponen a esperar que la gente pase, no, esa zona es muy peligrosa”.
Ante el inminente riesgo de accidentes, las respuestas de los transeúntes indican que, aparte de urgente, la solución debe realizarse en la inmediatez que presupone. Debido a que es una zona de alto tránsito vehicular y peatonal se arriesga la vida de miles de personas. Con la llegada de una nueva gestión edil se espera que, el peligro que yace bajo el baipás de Mansiche, esté marcado de color rojo en la agenda.