En una noche que conjugó nostalgia y emoción, el Stade de France se convirtió en el escenario de una despedida inolvidable para los Juegos Olímpicos de París 2024, marcando el inicio de la cuenta regresiva hacia Los Ángeles 2028. La ceremonia de clausura, un despliegue de espectáculo de fuegos artificiales, capturó la esencia de estos juegos y dejó claro que las olimpiadas son el evento deportivo más importante del planeta.
La velada comenzó con un toque de elegancia en el Jardín de las Tullerías, donde Léon Marchand, la estrella local de la natación y medallista de cuatro oros, encendió el pebetero con la llama olímpica extraída del icónico globo aerostático que se ha convertido en símbolo de estos juegos. Acompañado por una versión instrumental de La Marsellesa, el evento prometía una noche de celebraciones a todo dar.
Los Juegos Olímpicos París 2024 y una clausura inolvidable
Con el himno nacional en el aire, el Stade de France abrió sus puertas a los atletas de todo el mundo, comenzando con los abanderados, entre ellos María Pérez y Jordan Díaz, que representaron a España. La atmósfera en el estadio se cargó de emoción mientras los atletas desfilaban y la delegación española capturaba un selfi grupal, mostrando la camaradería y la euforia del momento.
La megafonía del estadio no dejó de animar a los deportistas con himnos inolvidables como We Are the Champions, que resonó en todo el recinto. El evento culminó con la entrega final de medallas en la categoría de maratón femenino, donde Sifan Hassan se alzó con la victoria, y el himno de los Países Bajos sonó en su honor.
En un emotivo tributo, los miles de voluntarios que hicieron posibles estos juegos fueron aplaudidos, antes de dar paso a un espectáculo artístico singular. Un viajero intergaláctico dorado descendió del cielo, transportándonos a un futuro donde se contemplaban las ruinas olímpicas, con referencias a la Grecia clásica y una serie de efectos visuales y musicales llamativos. Destacó la interpretación del Himno de Apolo por un pianista suspendido en el aire, una pieza que resumía el espíritu épico de la ceremonia.
El evento también tuvo un momento especial para recordar a los grandes nombres que dejaron huella en esta edición: Teddy Riner, Simone Biles, Stephen Curry, y muchos otros. La megafonía tuvo que intervenir para desalojar el escenario lleno de deportistas en un acto de pura emoción colectiva.
Tom Cruise y una entrada a lo Misión Imposible
La transición a la próxima sede de los Juegos Olímpicos fue una de las más memorables de la historia. El espectáculo se trasladó a un tono más “americano” con el himno de Estados Unidos resonando mientras la bandera olímpica era transferida de la alcaldesa de París, Michel Hidalgo, a la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass.
La estrella de Hollywood Tom Cruise tomó el protagonismo en una escena que será recordada por años: descendió del techo del Stade de France en una tirolina, recogió la bandera olímpica y la transportó en una moto hacia Los Ángeles.
Este emocionante acto, acompañado por la música de los Red Hot Chili Peppers, Billie Eilish, Dr. Dre y Snoop Dogg, simbolizó la transición hacia la próxima edición de los Juegos.
La bandera llegó finalmente al Los Angeles Memorial Coliseum, donde Michael Johnson hizo un recorrido simbólico hasta Venice Beach, donde se llevó a cabo una serie de actuaciones musicales que mantuvieron la energía alta y el ambiente festivo.
De regreso en París, Léon Marchand volvió al Stade de France, portando la llama olímpica para el cierre de una jornada que será recordada como una de las más significativas de la historia de los Juegos Olímpicos.
Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, apagó el fuego olímpico mientras el estadio coreaba el nombre del nadador francés, marcando el final de los Juegos y el inicio de una nueva era olímpica.
Con una emotiva despedida y una invitación a los Juegos Paralímpicos que comenzarán el 28 de agosto, el equipo paralímpico francés se preparó para tomar el relevo. La ceremonia cerró con una interpretación del clásico My Way por Yseult y un espectáculo de fuegos artificiales que iluminó la noche parisina.
El adiós de París a los Juegos Olímpicos ha sido un espectáculo emotivo, que deja a todos con la vista puesta en la próxima edición en Los Ángeles, donde la llama olímpica volverá a encender los corazones de los espectadores en 2028. ‘Au revoir’, París, y hasta pronto, Los Ángeles.