Una ciudad es un misterio, ya sea por sus calles, sus personajes o, en este caso, por sus historias. Trujillo no es ajena a ello y entre sus esquinas se esconden pintorescos relatos revelados, por primera vez, en el proyecto Mapa Literario de Trujillo, una iniciativa sensacional, novedosa y urgente para ponderar la dimensión creadora de la ciudad. Una iniciativa que enorgullece al ambiente cultural de la ciudad y que ya recibió estímulos económicos importantes como el del Ministerio de Cultura en el año 2021.
¿Cómo nace tan destacable propuesta cultural? La historia remite a los rincones de la Biblioteca Nacional, en donde Erika Caballero y Luis Paliza, dos jóvenes amantes de la historia, comenzaron por recopilar la bibliografía sobre la ciudad norteña. Con el paso de los años, esta riquísima información sirvió de inspiración para dar forma al proyecto. Al igual que en Lima, Cuzco y Tacna, era hora que Trujillo cuente con su propio mapa literario.
Todo surgió con una pregunta: ¿es Trujillo una ciudad literaria?. Desde ese entonces, ambos jóvenes han buscado la respuesta mediante un arduo trabajo, que se divide en tres procesos claves: recopilar la mayor cantidad de bibliografía posible, depurar los datos y adaptarlo a un modelo de rápido entendimiento para el público.
Saber que en la esquina de la avenida España con el jirón Bolognesi, durante los tiempos de la muralla, un fantasma colonial asustaba únicamente a las parejas de enamorados incluso las forzaba a separarse o saber que el jirón Orbegoso fue un cementerio republicano testigo del arduo derramamiento de sangre en los tiempos de la revolución cacerista es producto de un recorrido realizado el día sábado 9 por las calles de Trujillo. Es parte de “conocer la ciudad a través de la literatura y la literatura a través de la ciudad”, menciona Luis Paliza al destacar el principal objetivo del mapa literario, plan respaldado por la institución Ex Libris Trujillo.
La historia remite a los rincones de la Biblioteca Nacional, en donde Erika Caballero y Luis Paliza, dos jóvenes amantes de la historia, comenzaron por recopilar la bibliografía sobre la ciudad norteña.
“Me siento como un turista dentro de mi propia ciudad”, declara Carla, una de las “peregrinas literarias” -el nombre que se le da a los caminantes del paseo literario – que acompañó el recorrido. Dos horas bastaron para mirar a la Capital de la Cultura desde otra perspectiva, con los ojos de quien pisa su ciudad por primera vez. “Si la geografía es prosa, los mapas son iconografía”, comparó el escritor estonio Lennart Meri.
Marcas y señas
Haciendo honor al nombre de la iniciativa, cada participante recibe, de manera gratuita, un mapa literario de la urbe, en el cual se marcan las zonas que forman parte del universo literario de autores y autoras locales y nacionales. Entre estos destacan, por ejemplo, el de Julio Ramón Ribeyro, que percibe a la Capital de la Eterna Primavera con un característico “olor amarillo” mientras camina por la avenida Moche; o el de Luis Valle Goicochea, quien en medio del jirón Independencia, observa que “la calle se esfumaba en el mar lejano, azulito, y antes en el arenal estéril y clamante”.
No es para nada casual que cada uno de los puntos indicados en el mapa estén relativamente cerca, lo que permite que los visitantes recorran los lugares a pie, una experiencia enriquecedora de conocer la ciudad, pues como sostuvo Nietzsche: “Todos los pensamientos verdaderamente grandes se conciben mientras caminamos”.
Pero el camino no fue fácil. “En algún momento creímos que no iba a funcionar, pero igual decidimos apostar”, manifiesta Luis en una posterior entrevista con Buenapepa. Frente a cualquier dificultad, los jóvenes han demostrado que no hay obstáculo que les impida cumplir su labor cultural: ni la lluvia repentina y friolenta que acompañó el último recorrido ni la bulla de los vehículos que circulan con imprudencia ni mucho menos la desidia de los aparatos gubernamentales que poco han hecho por revalorar los espacios de la ciudad.
A diferencia de Lima, Arequipa o Cuzco, que sí cuentan con políticas culturales bien encaminadas, Trujillo no ha buscado asociarse con los colectivos artísticos que crecen paulatinamente. Aunque el problema parezca grave y sea causa de una aparente indiferencia de los ciudadanos, son ellos quienes responden cálidamente a proyectos como el del Mapa Literario de Trujillo, pues en tan solo dos meses ya han participado de ocho recorridos, en los cuales el gran protagonista es la ciudad, fundada por orden del conquistador Francisco Pizarro y que en la actualidad soporta los arrumacos de malos vecinos y pésimas autoridades.
“Este es un mapa que combina lo imaginario y lo real. Un motivo para caminar por la ciudad, perderse en ella y recrear sus historias, sus ficciones, sus encuentros. La ciudad protagonista es Trujillo, y se abre ante nosotros con sus imperfectas calles, su bullicio acostumbrado y sus casonas olvidadas. Y es también, una novela de revoluciones y despedidas, un poema de encierros y recuerdos, una crónica de humor y de costumbres. Trujillo es literatura”, dicen los promotores en el mapa que entregan a los participantes del recorrido.
Referencias
Contar con un elemento físico, como el mapa, para señalar los lugares de interés, también sirve como un reclamo al momento de indicar espacios que fueron olvidados. Luis y Erika coinciden en que ya tienen planificado preparar una caminata por puntos que, por una serie de razones externas, fueron destruidos, y que solo dejaron la huella de sus historias.
El mapa, entonces, se convierte en un objeto que devuelve a la memoria una serie de espacios que han perdido su efervescencia inicial, y que desean, de alguna manera, volver a la mente de los ciudadanos. El mapa es, también, un elemento de crítica. “Si la ciudad fuera perfecta, no habría la necesidad de un mapa”, comenta Luis con una sonrisa.
Al final de la tarde, todos los ‘peregrinos literarios’ también nos vamos con la sonrisa que brinda el nuevo aprendizaje. Qué mejor que los versos, las crónicas o los relatos tradicionales despierten la curiosidad y sean la invitación a perderse y reencontrarse en las calles de Trujillo: un recordatorio sincero de que la ciudad sigue siendo nuestra.