Escribe Rodrigo Montañez*
Ya rueda la pelota en la Copa Mundial de Fútbol Masculino de la FIFA en Catar. Este juego, amado por millones de personas, con el tiempo ha sido una efectiva herramienta para mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Sin embargo, el avance ha quedado estancado o en fuera de juego en este torneo: la copa del mundo menos inclusiva.
Durante los últimos meses, se han comentado temas que hace mucho tiempo la comunidad LGBTIQ+ ha tratado de visibilizar de todas las formas y desde varios medios; pero ¿alguna vez ha sido escuchado de la misma manera que ahora? Nos damos cuenta que el fútbol, que, por supuesto es un deporte importante y muy conocido, tiene que ser el detonante de temas más relevantes para las personas.
Catar es uno de los países que ha tenido bandera roja en la visibilización de la comunidad LGBTIQ+; un país que condena los derechos de las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y toda expresión de libertad respecto a identidad de género y orientación sexual. Lamentablemente, países como Catar con su “cultura” ha sido, día a día, el lugar menos seguro para que una persona LGBTIQ+ pueda vivir.
Hace algunos meses, se divulgó una encuesta, en la cual se informó que 3 de los 69 hoteles de la lista oficial de alojamientos que recomendó la FIFA bloquearían totalmente la estadía a parejas de personas del mismo sexo, mientras que otros 20 hoteles adelantaron que podían aceptarlos siempre y cuando no se note su homosexualidad. Entonces, la pregunta es, ¿qué pasa con los residentes LGBTIQ+ en el Mundial?
Si bien es cierto, la FIFA ha declarado que todos son bienvenidos a la copa del mundo. Lógicamente, no puede tener otro discurso después de haber gastado más de 200,000 millones de dólares. Se dice que es el Mundial más caro de toda la historia.
¿Qué pasó en la inauguración? ¿Co cuánto calificarías el nivel de hipocresía y doble moral de Catar en esta representación de “inclusividad”?
El afamado actor estadounidense Morgan Freeman fue uno de los invitados para escenificar, con Ghanim Al Muftah, quien sufre de un trastorno de la columna vertebral, el famoso mensaje de “inclusividad”. “¿Soy bienvenido aquí?”, pregunta el artista. Inmediatamente Al Muftah responde: “A Catar, a pesar de las diferencias, todos son bienvenidos”.
La realidad dista mucho de este discurso y para nada sintoniza con el anfitrión, un país donde condena el amor y la diversidad de forma libre tiene que, de alguna manera, ser consecuente con lo que dice y con lo que hace para sus ciudadanos.
Aprender a respetar los derechos humanos es tarea de todos, todas y todes, aprender a respetar nuestros pronombres, formas de amar, formas de expresarse debería ser una de las principales energías para tener una calidad de vida óptima. ¿Cuántas personas tienen que vivir en el ‘closet’ en Qatar? ¿Cuántas personas han podido ver una esperanza de vida al hablar de la despenalización de relaciones entre personas del mismo sexo?
En definitiva, empresas tan importantes como la FIFA deberían incorporar como principal punto la inclusividad de todas las personas: blancas, negras, con discapacidad, LGBTIQ`, mujeres, niños, niñas, niñxs, ancianos, entre otros. Esta inclusividad debería ser verdadera y no permitir que países como Catar sustente que todos son bienvenidos; pero, en la realidad, sus leyes ofrezcan lo contrario. Es claro que la fiesta no es de todes, es solo de los que Catar permite.
*Estudiante de Ciencias de la Comunicación de UPAO. Actor en formación. Creador y presentador de @rozamiento___ (cuenta de Instagram sobre temas de educación sexual, comunidad LGBT, arte y cultura). Activista social. Me encanta bailar, ir al teatro, reír y viajar. Amo conversar y cuestionar todo lo que pasa a mi alrededor.